Caburé es el primer equipo de hockey inclusivo de nuestra ciudad, fundada hace poco más de un año dentro de Uru Cure. El objetivo de las coordinadoras es incluir a jóvenes con discapacidad intelectual tanto en lo deportivo como en lo humano.
El mundo del deporte avanzó en la inclusión e integración de todas
las personas, sea cual sea su condición. Cualquier persona puede
realizar un deporte, una actividad física o una tarea que mantenga su
salud y mente fuertes.
A fines de junio del año pasado, se formó otro equipo pero esta vez con el palo y la bocha de la mano: Caburé,
el primer grupo de hockey inclusivo de Río Cuarto que fue organizado
por las hermanas Vanina e Ivana Bertorello y se desarrolla dentro de Uru
Cure. Hoy son parte de la coordinación del grupo junto a otros 25
colaboradores aproximadamente.
La iniciativa surgió por la necesidad de generar un espacio que esté
basado en la inclusión. Vanina Bertorello, responsable del puntapié
inicial del proyecto, dialogó con Al Toque Deportes
y se refirió a aquel inicio: “Nosotras fuimos jugadoras de toda la vida
y fuimos criadas en el club. Quisimos construir un equipo mixto de
personas con discapacidad y presentamos el proyecto a la subcomisión de
hockey de Uru”.
– ¿Cuáles fueron los objetivos iniciales del proyecto?
– Nuestro principal foco es la inclusión, no solo dentro del club
sino también desde ahí poder vincularnos con otras instituciones. Fundamentalmente nos centramos en el jugador, tratamos de brindarle un espacio de comodidad y aprendizaje.
A través del deporte podemos trabajar los valores. Queremos que ellos
sientan la comodidad de encontrarse con que la mayoría de los jugadores
tienen una discapacidad. Después surgieron objetivos más secundarios,
como el de vincularse e interactuar con otras instituciones. Caburé
tiene que ser abierto a la comunidad del club y a la sociedad, la idea
no es quedarnos en un equipo chiquito dentro del club que juega al
hockey. La idea es interactuar con las demás divisiones del club, compartir entrenamientos, tercer tiempo, entre otras cosas.
– ¿Cómo fue el comienzo? ¿Tomaron como referencia otros proyectos similares?
– Estuvimos en contacto con la gente del club Athletic de Córdoba.
Ellos tienen una escuela de hockey inclusivo. Nos fueron animando a que
lo hiciésemos. Veníamos con mi hermana hace tiempo hablándolo y solo
faltaba ponerle una fecha para no dilatarlo más. El primer entrenamiento
éramos alrededor de 15, entre jugadores y colaboradores. Se fueron
sumando de a siete por semana, era muchísimo. Ahora tenemos 48 jugadores
de todas las edades.
Los entrenamientos de Caburé, antes de pasar a la virtualidad debido a la pandemia.
“Caburé” es un tipo de ave más pequeña que la lechuza pero muy
similar. De allí viene el nombre del equipo de hockey inclusivo dentro
de Uru Cure. Se dice que estas aves tienen una magia especial que atrae
todo lo bueno para el hombre.
En la actualidad, la pandemia impidió que el grupo continuara
trabajando en Soles del Oeste. De todas maneras, las coordinadoras
desarrollan actividades a través de grupos de Whatsapp y
videoconferencias: “Algunos de los más chicos faltan, ya que necesitan
ayuda de los padres para usar la computadora, pero los adolescentes y
adultos siguen todos”, comentó Bertorello.
– ¿Cómo combinan el aspecto físico con la parte humana?
– Lo más fácil de trabajar con ellos es lo humano y los valores.
Tienen mucha llegada entre ellos y si ocurre algo en seguida se hablan.
Las coordinadoras intervenimos a veces pero tienen relaciones más
directas. En la parte física se complica, más ahora con el espacio que
cada uno tenga en su hogar, que es más chico para algunos y más grande
para otros. Hacemos ejercicios con palo y bocha pero como cono usamos
zapatillas, botellas, recursos domésticos que tengamos a mano. Así
armamos un circuito de trabajo para hacer actividades. Seguimos
reforzando lo que hacíamos en la cancha. Ellos responden muy bien y
surgen cosas que proponen por su cuenta.
– ¿Cómo es trabajar desde la virtualidad?
– La videoconferencia los mantiene muy alertas y pendientes. Estamos
mucho en contacto y mandamos ejercicios para hacer. Todos esperan con
ansias el viernes porque es el día que solíamos entrenar y eso les
quedó. Ahí está el desafío nuestro de poder motivarlos a través de la
cámara, que es muy difícil. Que ellos logren ver bien las imágenes, que
no se dispersen, etc. Intentamos que siga siendo un entrenamiento de una
hora y media con todas sus fases: entrada en calor, ejercicios con palo
y sin palo y un espacio final que le dedicamos a hablar sobre los
valores. Con previa anticipación se lo pasamos a la familia, entonces
ellos están un poco más preparados y con ganas de compartirlo con sus
compañeros. Siempre intentamos buscar algo nuevo, reforzando lo
anterior, para que no pierdan las ganas.
En relación al futuro de Caburé y el hockey adaptado, Bertorello
comentó que mantienen contacto con otros cinco equipos alrededor del
país: “Lo próximo a pensar durante la pandemia es armar un reglamento de
hockey adaptado con nuestra propia impronta y compartirlo con los otros
equipos”.
La coordinadora agregó que la idea es formar competencias o ligas en
el futuro: “Si todos hablamos el mismo idioma con respecto al hockey
adaptado, tendremos la misma base para aprenderlo. La competencia es
sana para ellos y sería lo mejor para todos los equipos”. A corto plazo,
el objetivo de Caburé es hacer videoconferencias con los equipos de
Córdoba, Mendoza y San Juan.
Por último, Bertorello mencionó el objetivo principal de este proyecto: “Deseamos contagiar el espíritu de inclusión, mientras más podamos difundir nuestro trabajo es mejor para la sociedad. Ganamos todos, porque son mensajes que concientizan”.
Fotos: Gentileza Vanina Bertorello Redacción Al Toque