Gastón Medina: “Estoy disfrutando de cruzar el río más ancho del mundo y unir dos países”

Gastón Medina pasó por los micrófonos de El Centro que Necesitás, programa de Al Toque Radio, luego de completar uno de los desafíos más importantes de su vida como nadador: el cruce del río de la plata a nado. Fueron 43 kilómetros en más de 15 horas el pasado jueves, desde Colonia del Sacramento, Uruguay, hasta Punta Lara, provincia de Buenos Aires.

Luego de un cálido recibimiento en Río Cuarto, en el Centro Deportivo Nado y en su pueblo, Corral de Bustos, Medina va entendiendo de a poco lo que sucedió en aquel histórico día para su carrera deportiva: “Voy cayendo de a poco la verdad. Quizásen lo deportivo no termino de caer bien en lo que fue, de a poco voy entendiendo. Pero me ayuda mucho lo que pasó con la gente, el acompañamiento, las buenas energías que se han tirado y todos los mensajes que recibí después. Eso me hace tomar dimensión de lo que fue. Estoy muy feliz. Me ha generado todo lo vivido, el cruce en sí, la vuelta, cruzarme con mis compañeros en la pileta, que me esperen en mi club del pueblo, me genera mucha felicidad”.

– ¿Cómo surgió la posibilidad de realizar este cruce?

– Venía haciendo triatlón. A fines de 2023 corrí mi último Ironman en México. Después estuve un poco desmotivado con el triatlón. Hacer algo extremo en el agua era una asignatura pendiente. Se lo comenté a mi entrenador y estuvo de acuerdo. Empezamos a buscar algo para hacer y encuentro esto. Apenas lo leí me voló un poco la cabeza por todo lo que significa el cruce del río de la plata. Empecé a mirar documentales, contactar gente en las redes que lo había logrado para que me cuenten sus experiencias. A mitad del año pasado empecé a prepararlo. Siempre me costó decir que lo iba a lograr. No depende tanto de uno, depende de las condiciones del clima, el tiempo para hacerlo porque tenés una cantidad determinada de horas. Con los mensajes de mis compañeros y familiares me motivé a hacerlo.

– ¿Cómo fue el inicio de ese día?

– A las 5:10 ya tenía que estar en el río para empezar a embarcar. Nos levantamos a las 4 de la mañana, desayunamos y nos fuimos al río. En la lancha fuimos a 50 metros de la costa y ahí comencé a nadar. Nunca había nadado de noche, por lo que un poco de miedo me daba. Con el tiempo traté de transformar ese miedo en lo lindo que es ver el amanecer desde el río, eso fue muy lindo y agradable. Estuve bastante concentrado en el nado, tenía un guía que era mi entrenador que iba haciendo hincapié en la técnica.

– ¿Cómo tuviste que adaptar la técnica para nadar en río?

– Es distinto a lo que es nadar en pileta, porque no importa tanto el ritmo de nado sino la frecuencia de brazadas por minuto, es lo que te controlan que no baje. La organización lo toma como un parámetro para saber que te encontrás bien en el agua. Como lo planeamos, fue tratar de estar entre 52 y 55 brazadas por minuto con una parada cada 20 minutos que fue planteada por la nutricionista para alimentarnos e hidratarnos. Era 100% nado croll.

– ¿Sufriste en algún momento?

– A las 3 horas y media respiro para la izquierda y ahí es donde me daba el sol. Me agarró un fuerte dolor de cabeza, tenía previsto hacer 13 horas y pensé que se iba a hacer eterno y muy duro. Mi entrenador en ese momento empezó a hacer hincapié en pensar en la técnica de nado más que en el dolor. Me focalicé en eso y a los 20 minutos estaba nadando de nuevo a mi ritmo normal. Como está promocionado el evento son 40 kilómetros, yo esperaba 42. Hace semanas atrás hubo un intento con 42 kilómetros, algunos lo hacen en 38. El río va cambiando mientras uno va nadando y la organización está constantemente estudiando las condiciones. Te va desviando para que evites nadar contra corriente. Al kilómetro 26 el reloj me dejó de contar la distancia, por lo que me liberó no tener noción de cuánto faltaba. Entrada la noche vi las luces de la costa y concluí que quedaba poco.

– Hubo un grupo de Whatsapp en el que la gente fue siguiendo el cruce durante todo el día, ¿cómo viviste eso después? ¿Qué te generó?

– Cuando terminé y agarré el teléfono tenía 1.800 mensajes. Fue una locura. Esa fue una idea de la organización, para ir reportando a mis seres queridos cómo iba la travesía y también con la idea de transmitirme mensajes a mí. En un momento me dijeron que había 200 personas que no estaban trabajando y estaban siguiendo mi cruce. Te empuja, te ayuda, sentís esa energía de tanta gente. Saber que hay tantas personas pendientes de lo que uno está haciendo fue hermoso, hoy en día fue lo que más me gratificó de toda esta experiencia. Amigos de mi pueblo, de acá de la pileta donde entreno, gente que me crucé en alguna competencia. Hasta recibí un mensaje de un chico de España que me dijo que lo había visto compartido tantas veces y se quedó hasta la una de la mañana de allá esperando que termine para irse a dormir. Sirvió porque fue una recarga de combustible impresionante.

– ¿Cómo fue el momento de la llegada?

– Lo imaginé tantas veces en la pileta a ese momento de llegar, en los entrenamientos. Después, todo lo que pasó, no fue nada de lo que imaginé. Me avisaron que me quedaban 1.600 metros, y ese tramo fue recordar todo el sacrificio que uno hace para esto. Se me vino a la cabeza muchas cosas, durante toda esta etapa andar a las corridas, levantarme 4 o 5 de la mañana para ir a la pileta, la gente que desinteresadamente te da una mano. Sabía que en la costa estaba mi viejo, que me fue a despedir en la largada del lado uruguayo, y eso fue algo en lo cual pensaba cuando me costaba, en ese abrazo al llegar, compartir la emoción y alegría.

– ¿Qué se viene ahora como objetivos próximos?

– Por el momento voy a descansar un poco. Tengo amigos jugando en la Liga de Profesionales, así que me anoté para socializar un poco porque la natación y el triatlón son deportes bastantes solitarios. Tengo pensado preparar un medio Ironman para el año que viene en Estados Unidos. Con respecto a aguas abiertas, hay una carrera de 60km Santa Fe-Coronda en río que me gustaría hacerla. Por el momento, disfrutar de esto, porque estoy tomando dimensión de lo que fue esto: cruzar el río más ancho del mundo, unir dos países, completar una travesía que no todos los que quisieron pudieron hacer.

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Fotos: Al Toque / Gentileza Gastón Medina
Redacción Al Toque