Fútbol

Juan “Cacho” Andrada, un Virrey en Las Acequias

A los 62 años el ex entrenador repasa la histórica etapa del Talleres que arrasó entre los 90 y 2000. Un capítulo del ayer, que ya tiene 21 años y está más latente que nunca. “Cacho” abre sus archivos, mira, lee y recuerda.

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Dentro de la larga tradición del fútbol de Liga Regional de Río Cuarto, destacar nombres es una labor polémica y titánica por la gran cantidad de jugadores, técnicos y dirigentes que han aportado de manera significativa su trabajo dentro y fuera de la cancha. Pero entre los que siempre surgirán en el listado, estará el nombre de Juan “Cacho” Andrada, una de las míticas figuras que tuvo el Talleres de Las Acequias campeón entre los ’90 y 2000. De recorrido por un sinfín de clubes, como jugador y entrenador, aunque su marca de fuego estuvo en la “T”.

Mayo es un mes de orgullo para el pueblo acequiense, ya que todos los 7 se cumple el aniversario de uno de los títulos más recordados por Talleres. Hace 21 años la “T” derrotó dos a uno a Playosa Sportivo Club en la tercera final jugada en La Carlota y se coronaba campeón del Torneo Interligas organizado por la Federación Cordobesa de Fútbol.

Los conducidos por Juan Andrada sellaron una campaña digna de campeón. La numerología avala la conquista con 8 triunfos, 2 empates y 3 derrotas en 13 presentaciones. La “T” finalizó invicto de local con 5 victorias y 1 igualdad y tuvo en Juan Alberto “Cara” López al máximo goleador del campeonato con 15 goles. El humilde Talleres transitó un arduo camino y se metió en el lote de la perpetuidad.

Los rivales subestimaron a Acequias, nos relajaban desde la cancha hasta los jugadores. Pero cuando se dieron cuenta que éramos cosa seria ya estábamos dando la vuelta olímpica. Teníamos los medios indispensables, pero un corazón grandísimo”, recuerda Andrada.

Alcides Macció, Héctor Mercado, Gastón Battisti, Alejandro Guzmá, Patricio Otero, Juan Alberto López, Eduarco Cáceres, Carlos Criado son algunos de los jugadores que aparecen en la foto en una concentración de Talleres de Las Acequias en el 2000.

Lo último del DT fue en Lautaro Roncedo de Alcira Gigena. Hoy con 62 años, se sienta en la punta de la mesa de su quincho y repasa lo logrado, lo perdido y los secretos que lo llevaron al éxito.

“Hoy en día estoy totalmente alejado del fútbol, quemé una muy buena etapa. Creo que he dejado todo y me dediqué al 100 en todos lados. Como jugador tuve un pequeño inicio en Estudiantes, pasé por Deportivo Chubut, un equipo que en aquel entonces jugaba en la B, y ahí debuté con 16 años. Luego Newbery de Ucacha, Belgrano de Arias, Santa Isabel en la Liga Venadense y después me volví a Río Cuarto. Acá fue Arsenal de Holmberg, Atenas, Acción Juvenil, Deportivo Italiano y me retiro en Municipal en el ‘89”, dice el protagonista.

Y agrega: “Lo más cerca que estoy del fútbol es por una sensación que tengo en estos últimos días. Me compré una pelota después de 56 años, hoy con 62. Tuve mi primera pelota a los 6 años por un regalo de Reyes y tengo el mismo sentimiento”.

“Cacho” Andrada se retira en diciembre del ’89 vistiendo la camiseta de Sportivo Municipal, tan marcado le quedó ese paso que hasta una cena homenaje/reconocimiento le hicieron en barrio Santa Rosa. Parte de ese agasajo fue responsabilidad de José Sebastián “Cacho” Echeverría, quien había sido rival de Andrada y en su primera experiencia como DT le tocó dirigirlo.

“La última etapa en Municipal fue maravillosa, teníamos al ‘Vasco’ (José Sebastián Echeverría) como técnico y a jugadores de la talla de Omar Carranza y Garro. Hicimos grandes campeonatos y estuvimos muy cerca de ser campeones. Los equipos de Municipal siempre se caracterizaron por la garra y el corazón, con muy pocos recursos y con mucho riesgo de descender. En mi paso pasó algo parecido en los primeros tiempos y en la última parte peleamos el torneo”, recuerda el ex delantero.

El reconocimiento de Sportivo Municipal hacia Andrada en su retiro deportivo en 1989.

Inmediatamente después del retiro como futbolista, Andrada comienza su camino como entrenador que lo lleva a una trayectoria de 20 años. La mentalidad de “Cacho” ahora estaba en otro lado, debía volcar lo aprendido desde la línea de cal, aunque con el mismo fuego interno. El fútbol.

“Mi vida como DT arranca junto a (Francisco) Percello. En realidad mis primeras armas fueron como ayudante de él y después empecé solo. Fue todo muy rápido, me retiré y ahí nomás empecé a dirigir. Lo primero fue Talleres de Las Acequias, 91 y 92 en Atenas, y de ahí vuelvo a Talleres. En total fueron tres procesos en Acequias, uno de los clubes que más me marcó, pero debo decir que en todos lados me trataron bien”.

El protagonista de este capítulo liguero vuelve a poner sobre la mesa a Talleres. Abre una carpeta con tapa negra y señala títulos, recortes y fotos que coleccionó a lo largo de los años. No es para menos, en Las Acequias no sólo alzó el Interligas del 2000, sino que completó una magnífica temporada en 1996, otorgándole a la población los títulos Apertura y Anual.

En ese contexto, Andrada dice: “El factor anímico en los grupos fue fundamental, el otro es el de la humildad. Si un equipo se defiende dentro de la cancha, y hay un proyecto abalado por la comisión directiva, se vuelve casi invencible. Acequias, con el ‘Turco’ Salum como presidente, fue de las mejores experiencias. Los jugadores sabían venir de trabajar hombreando bolsas y se ponían a entrenar. Fue un periodo de tres etapas, donde primero nos acomodamos, luego nos afianzamos y por último salimos campeones”

La siguiente página data del año 2001. Andrada muda su trabajo hacia Coronel Moldes y agarra a un equipo acostumbrado a estar en los primeros planos. La siguiente experiencia del DT se produce en Toro Club, donde junto a jugadores de la talla de Jorge Zalazar, Mario Borgognone, Walter Garro, Carlos “Jote” Oyola, entre otros, vuelve a dar la vuelta olímpica tras un mano a mano con Acción Juvenil que lleva a un tercer partido en cancha de Sportivo y Biblioteca Atenas.

Sólo continué un proceso”, dice el título del artículo periodístico que señala Andrada. Inmediatamente luego de la consagración con el “azulgrana” reconoce la labor que había hecho el DT saliente Juan José Irigoyen.

“(Rubén) Crespo fue uno de los grandes dirigentes que he conocido, de los mejores que hay en la Liga. Un visionario y de los que no se encuentran en todos lados. Por suerte pasamos una muy buena temporada en Toro y pudimos devolverle la confianza con un título. Lamentablemente no seguimos porque preferí irme por la puerta grande, salí campeón y busqué otra cosa, lo mismo hice en Acequias después del Provincial”, indica “Cacho”.

Lo que vino después fueron historias distintas a las anteriores. Andrada comienza su recorrido por la región y se catapulta como cabeza de grupo en equipos que pasaban momentos críticos desde lo deportivo, estadístico e institucional. Transforma títulos en emotividad y arenga. Pasa de dar vueltas olímpicas a ser el principal “salvador” de los promedios.

Así es que siguió por la senda de orientador por Independiente Dolores de General Cabrera, Renato Cesarini, Lautaro Roncedo, Juventud Unida de Coronel Baigorria y Sportivo Municipal. Con la salvedad ocurrida en Vicuña Mackenna, donde con San Martín ascendió a la élite liguera.

“Pasé por todas las etapas en los clubes, no sólo me quedo con los títulos conseguidos con Talleres y Toro, sino también con Dolores, Juventud de Baigorria, Roncedo. Esos equipos estaban muy mal anímicamente y fue siempre un desafío muy grande sacarlos del pozo. Eso es tan grande como salir campeón y por suerte lo pude hacer”.

“El factor anímico en los grupos fue fundamental, el otro es el de la humildad».

Juan Andrada es uno de los personajes que tuvo nuestra Liga Regional. El que es capaz de hacer codear a Talleres de Las Acequias con los grandes y aparecer en las primeras planas en los diarios, el que le devuelve la semblanza a Toro Club y el que sacó del pozo a históricos equipos como Lautaro Roncedo. Una década después, las historias brotan desde su memoria. Entre risas y gestos las expresa.

“Una de las historias que más recuerdo es cuando jugábamos con una pelota de rugby en los entrenamientos. Lo hicimos en Talleres. Lo pusimos en práctica para agarrar más dinámica y técnica, con una cancha que no ayudaba mucho, con los chicos que se divertían y con los arqueros que me ‘puteaban’ ja ja. Nos sirvió muchísimo para unir al grupo aún más”, indica el ex DT.

Quien se anima a armar un once ideal con todos los futbolistas que le tocó dirigir: “Walter Garro sería mi arquero, Walter Abbona y Mercado los centrales, de 4 iría Matteoda, que lo tuve en Toro, y de 3 va Fernández, un chico de Reducción que dirigí en Talleres. El 5 es muy difícil elegir uno, porque tuve a Carlos Viano, a ‘Cordero’ Zalazar, David Cerioli, Mario Velázquez y a ‘Colo’ Cabrera. El 10 podría ser ‘Cachito’ Nicolay, el 11 Mario Borgognone y el 7 Gustavo Palma. Me quedan Patricio Otero, ‘Cara’ López, ‘Jote’ Oyola, Salvador López, Pedrito Rojo, todos esenciales e importantísimos. Casi que no puedo elegir a once justos”

“Tuve la suerte de tener delanteros tremendos. Se me vienen a la cabeza ‘Jote’ Oyola, Patricio Otero, ‘Cara’ López y Mario Borgognone. Hoy me río, pero en aquel entonces también lo puse al ‘Cordero’ (Jorge) Zalazar a jugar de delantero junto a Oyola, y hacía goles”.

Juan Andrada hoy sale a correr a orillas del Río Cuarto. Intenta mantenerse en forma y a los 62 años asegura tener resto físico para un “picadito”. Se animó a comprar una pelota de fútbol para volver a la infancia. La patea, la traslada y la vuelve a guardar. A esta gente hay que cuidarla y tenerla cerca. “Cacho” es parte de la historia, cumplió objetivos y por siempre será el Virrey de Las Acequias.

Redacción Al Toque
Fotos: Al Toque

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