Efemérides
Eduardo Enrique Quiroga: “El logro más grande fue el de la amistad”
Este lunes 31 de mayo el “Bocado” cumple 72 años de vida. Para muchos el más grande de los que surgieron en Liga Regional de Río Cuarto. De puntero, de wing, falso enganche y hasta de volante derecho. Un crack de los que ya no quedan.
Chelsea se impone 1 a 0 sobre Manchester City en la final de Champions League 2021 jugada en el estadio Dragao de Porto. El alemán Kai Havertz a los 42’ de la primera parte fue el autor del único gol que tendría la cita máxima.
Eduardo Enrique Quiroga mira desde el sillón de su living los minutos finales del cruce entre ingleses. Se endereza, da indicaciones y muestra cierta disconformidad con lo que sucede. “Guardiola lo empezó a perder desde el arranque, dejó afuera a su mejor volante (Fernandinho) y a un jugador como el Kun (Agüero), que en su último partido la iba a descoser”, es lo primero que indica.
Se acerca una vez más el City, que en el complemento dominó la pelota y arrinconó al Chelsea. Aunque el equipo del alemán Thomas Tuchel siempre tuvo el contrataque como su as bajo la manga. Incluso así abrió el marcador.
“No che, no hay caso”, dice Enrique. “Podés poner un montón de jugadores en ataque, pero si no tenés buenos volantes que rompan no vas a empatar nunca. Para mí ya está. Lo gana el Chelsea. Creo que el City nunca tuvo un Plan B. Encima lo ponen 10 minutos al Kun”, insiste. Pelotazo largo, el arquero francés de los “blues” Édouard Mendy controla con sus manos y Mateu Lahoz, árbitro del partido, señala el final. Los de Londres conquistan su segundo trofeo europeo en la historia, mientras que los de Manchester siguen vírgenes de Champions.
“Que va a hacer, esto es fútbol”, sostiene Enrique, algo disconforme por el resultado. Silencia el televisor y lo deja prendido. En el canal de deportes.
– ¿Quieren un café, un té, algo para tomar?
– No, está bien. Sólo un vaso de agua si puede ser.
– ¿Nada más? Bue.
Eduardo va hasta su cocina, trae un sifón de soda y dos vasos. “Sírvanse tranquilos y pónganse cómodos. Díganme. ¿A qué venían?
– Estamos acá porque el lunes es su cumple Eduardo. Y queríamos hacerle una entrevista en referencia a su carrera como futbolista.
– Ningún problema. Pero les advierto que pasó muchísimo tiempo. Si me largan así crudo no me acuerdo de mucho, aunque si me preguntan y tiran datos se me vienen los recuerdos.
– Quédese tranquilo que trajimos un “ayuda memoria”. Díganos, Eduardo: ¿Dónde empezó a jugar?
– En El Porvenir, un equipo de acá de Río Cuarto que ya desapareció. En realidad soy de Realicó – La Pampa, pero con mi familia nos mudamos cuando yo tenía 4 años. Después pasé a Banda Norte, habré tenido unos 14 años. Y a los 17 debuté en Primera.
– Del ’67 al ’70 en Banda Norte, con una última temporada explosiva. Goleador del torneo, tres tantos a Estudiantes en un 3-3- y ¡5! A Lutgardis en un 11 a 1. ¿Fue su mejor año ese último, Eduardo?
– Sin dudas. El del ’70 fue el año que me llevó a pegar el salto y que me compre Belgrano. Me fogueé y en el ’70 exploté. Estaba muy bien futbolísticamente, pero teníamos un equipazo. No hubiera sido nada sin un gran equipo que acompañaba. En esa época éramos nosotros y Estudiantes. Palo a palo. Y ya venían asomando otros, como los de Cabrera y Deheza, Roncedo…En esa época se jugaba al fútbol, entrenábamos toda la semana con la pelota, no había tanto físico. Esa capaz haya sido una de las ventajas. Oscar Alfonso fue uno de los técnicos de ese Banda Norte, un maestro.
– Seguimos con el “ayuda memoria”. Nueve goles en el Nacional del 71 con la camiseta de Belgrano y tercer máximo goleador del torneo. Los mismos goles que Carlos Morete de River. ¿Cómo es posible? Si apenas se iba de Liga de Río Cuarto.
– Mi mentalidad fue la de mantener o superar lo que había hecho en Banda Norte. La llegada a Belgrano no fue nada de Reserva o inferiores, directamente arriba. No tuve miedo por jugar en Primera, si los otros también eran humanos. Once contra once. El fútbol. Aparte te vuelvo a decir: tenía un equipazo atrás mío.
– Ese Belgrano fue el de Cos, “Milonguita” Heredia. Y usted: Eduardo Enrique Quiroga…
– La mejor delantera de la historia del club, no tengo dudas. Y que también tenía a Reinaldi, Laciar, Cuellar, Héctor Tocalli, “Pancho” Rivadero. Qué jugadores. Ahora sí me hacés acordar.
– ¿Rápidamente entraron en sintonía con Bernardo Cos y Juan Carlos Heredia?
– Sí. En realidad ellos dos se conocían desde antes, porque son de Córdoba. Yo me sumé desde Banda Norte, y como venía de romperla en la Liga de Río Cuarto entré más rápido en el funcionamiento. Además el grupo fue muy bueno conmigo, hasta el día de hoy seguimos en contacto con algunos, y antes de esto (la pandemia) sabíamos juntarnos a comer asados. Un grupazo.
– Nos sigue llamando la atención el salto de Liga al Nacional, Eduardo…
– Y es que es algo que pasa muy poco. En realidad antes pasaba mucho más. En Río Cuarto había una camada muy buena en esos tiempos. Lo mío se dio por Llamil Simes (DT de Belgrano), le habían dicho que en Río Cuarto había gente que jugaba muy bien y empezó a hacer un seguimiento.
– El viejo scouting…
– Sí. El seguimiento. Palabra rara esa…
– Sólo una temporada en Belgrano y se va. Lo llevan al Huracán de Menotti (1972). ¿Otro gran salto, no?
– El mejor. Nos tiraba la pelota y decía. ¡jueguen!. Así, sin tantas indicaciones. Te tiraba la camisa (pechera) y a la cancha. Después con el correr de los minutos empezaba con lo suyo, porque no le gustaban los pelotazos y que tardemos tanto en dar los pases. Ahí me empezaron a poner de “8”, yo siempre fui wing o enganche, aunque no como los del último tiempo. Menotti fue otro de los que sacó lo mejor de mí. El fútbol más lindo que he jugado.
– Y con jugadores de la talla de Housemann, Brindisi, “Coco” Basile, Omar Larrosa…
– Babigton, Leyes. Y los que te quedaron afuera. Otro plantelazo. Salimos campeones del Metropolitano ’73 bailando a todos. Un equipo muy rebelde desde el carácter, con Basile mandando desde atrás y de mitad de cancha para adelante era imparable. Ahí ya me consagré, con el nivel que tenía pude ganarme un lugar en las juveniles de la Selección.
– En ese ’73 El Gráfico le dedica muchas páginas. ¿Qué sintió?
– Fue una gran producción. Me sacaron fotos por todos lados. En mi casa, en la cancha de Huracán y hasta en una cafetería.
– Llegó el estrellato…
– No. Todo salió bien y tuve partidos buenísimos, pero nunca se me subió eso a la cabeza. Mantuve los pies sobre la tierra como dicen.
– En el ’75 llega el desafío de Racing…
– Un paso bastante rápido. Me vendieron sin saberlo. Un día me llegó un telegrama y supe que pasaba a Racing. Ojo, fue otro gran equipo. Terminó tercero en el campeonato que jugué, pero nunca terminé de adaptarme. Por eso estuve poco.
– ¿Y cómo llega la oportunidad para irse al exterior?
– Casi lo mismo que el paso de Huracán a Racing. Lo manejaron los clubes, me enteré cuando estaba casi todo cocinado. Fue un año a la (Universidad) Católica de Ecuador, Barcelona, Bonita Banana y después Colombia.
– En Ecuador conoce: la inmensidad de Barcelona de Guayaquil y la “pequeñez” del Bonita Banana…
– Lo de Barcelona lo comparto. Inmenso. Lo de Bonita Banana no tanto. Ese era el club de la empresa que vende bananas a todo el mundo. Creo que nunca en mi vida vi tantas bananas juntas ja ja. En aquella época fue poderoso, todo a base de la plata de sus jefes. Fueron tres años hermosos, me fui con mi esposa y empezamos a formar nuestra familia.
– ¿Y lo del Pereira de Colombia?
– Una temporada. La llegada a Colombia. Éramos varios de afuera, entre argentinos, paraguayos y uruguayos. Al principio no caímos bien el grupo, por ser “argentinos”. Tenían un mal concepto de nosotros porque pensaban que éramos porteños. Hubo una reunión en la cancha una vez y a partir de ahí se unió el grupo. Hasta nos invitaron a comer asado los colombianos, eran trozos de puchero, pero no dije nada porque nos íbamos a dividir de nuevo ja ja. Una gente muy buena, estoy re agradecido también.
– El 2 de febrero de 1980 Pereira enfrenta al Argentinos Juniors de Maradona. ¿Cómo fue esa experiencia?
– Diego vino medio enfermo. Enfermo o lesionado, no recuerdo bien. Pero pidió jugar igual. En el primer tiempo no participó tanto, pero ya sabemos cómo es. En el entretiempo se veía que la gente estaba algo disconforme, porque lo había ido a ver a él. Hasta nuestros hinchas alentaban a Maradona. Se ve que Diego sintió ese clima, agarró la pelota, pasó como a cinco y dejó sentados a un par. Hizo un golazo. Hasta el árbitro lo aplaudió. Y a mí me dieron ganas de festejarlo con él.
– Qué registro ese. Otro gol “maradoneano” y usted estuvo presente. ¿Lo toma como un logro?
– Un bonito recuerdo. Tuve la fortuna de ver al mejor de todos dentro de una cancha. Y encima nos hizo un golazo. Pero no lo tomo como un logro. El mayor logro de todos que conseguí en el fútbol fue el de la amistad. Gracias a Dios tengo a muchos amigos, los hice cuando jugaba y los sigo haciendo ahora con mi trabajo.
– ¿Y de qué trabaja ahora?
– Soy parte de Transmesur. Una empresa médica que va a todos los eventos deportivos. Desde fútbol, automovilismo, carrera de caballos y lo que imagines. Hará unos seis / siete años que estoy.
– ¿Y en los partidos que ve le gusta comentar algo?
– Siempre. Los vivo. Los cargo a los muchachos y les recuerdo quién fui. Obviamente me como cargadas también ja ja. Pero no pasa nada, somos todos amigos. El fútbol nos unió y eso es lo más hermoso.
– ¿Lo conocen por “Cacho”?
– Todo el mundo me dice así. Desde muy chiquito, mi viejo me lo puso. “Bocado” surge también desde chico. Salíamos del colegio, con mis compañeros comprábamos un sándwich cada uno y obviamente yo me lo comía más rápido.
– ¿Y se retira en Colombia?
– No. Me vengo de Colombia hacia Río Cuarto. No quería jugar más. Tenía 35 años. Había pasado mucho tiempo afuera y quería disfrutar de mi familia. Un día vienen a mi casa Horacio Baldessari, la “Pepa”, un gran amigo, y me convence de ir al Bolívar de Bolivia. No fue fácil, tuvieron mucho tiempo insistiendo, yo no quería saber nada. Otro país, nuevo equipo, y yo siendo grande. Me había encontrado con la “Pepa” en Lima, compartimos vacaciones y ya sabía que yo me retiraba. Termino yendo y fueron dos años hermosos. Después me quedé en Argentina y juego en Jorge Newbery de Rufino, de donde salió Bernabé Ferreira, y Sportivo Norte de Laboulaye. Y ya me retiro.
– ¿Quedó conforme con la carrera? ¿Le quedó algo pendiente?
– Pendiente no, pero me arrepiento de haberme ido tan jovencito afuera. Tenía muchas chances de Selección por lo que hacía en Huracán. ¿A qué me fui?. Y el otro error de esa época fue decidir tan rápido lo de Ecuador. Miguel Brindisi se va a Las Palmas de España y estaba esa chance para mí también, pero tenía que esperar unos meses, hasta el segundo mercado. Tomé la decisión de irme ahí nomás a Ecuador. El destino podría haber sido otro.
– ¿Y con los jugadores que compartió equipo? ¿Puede elegir a los mejores?
– De entrada te digo que no. Sería injusto elegir a un par, porque fueron un montón de buenos jugadores y grandes personas. Milonga (Heredia), Cos, Laciar, Reinaldi, Babigton, Omar Larrosa, Suñé, Brindisi, Housemann. Te armo casi un equipo. En Colombia también hubo un montón, menos conocidos pero muy buenos. Más allá de lo buenos que fueron, me quedo con la amistad que mantenemos.
– Lo último Enrique. ¿Nos deja sacar unas fotos?
– Saquen tranquilos. ¿De enserio no quieren un café?
Ficha estadística – Eduardo Enrique Quiroga
– Nació el 31 de mayo de 1949 en Realicó (La Pampa).
Trayectoria como jugador:
- 1967-1970 Banda Norte
- 1971 Belgrano de Córdoba.
- 1972-1974 Huracán
- 1975 Racing de Avellaneda
- 1976 Universidad Católica (Ecuador)
- 1977 Barcelona de Guayaquil (Ecuador)
- 1978 Bonita Banana (Ecuador)
- 1979-1980 Deportivo Pereira (Colombia)
- 1981-1982 Independiente Medellín (Colombia)
- 1983 Deportes Quindío (Colombia)
- 1984 Oriente Petrolero (Bolivia)
- 1985-1986 Bolívar (Bolivia)
- 1989 – Oriente Petrolero (Bolivia)
- 1990 – Jorge Newbery (Rufino) – Sportivo Norte (Laboulaye)
Como entrenador: Jorge Newbery de Rufino (Santa Fe), Ferro de Realicó (La Pampa), Villa Fútbol Club de Villa Huidobro, Motokart de Jovita e Independiente Dolores (General Cabrera).
En el fútbol argentino: anotó 24 goles (9 en Belgrano y 15 en Huracán) y jugó 104 cotejos oficiales. Con Belgrano, en la Liga Cordobesa se consagró campeón del torneo Clasificación y del campeonato Oficial en el 71 y fue el tercer máximo goleador del Nacional del mismo año: Alfredo Obberti (Newell’s) 10; José Luñiz (Juventud Antoniana) 10; Eduardo Quiroga (Belgrano) 9; Carlos Morete (River) 9; Héctor Scotta (San Lorenzo) 8.
Con Huracán fue campeón del Torneo Metropolitano 1973. Marcó 15 goles y jugó 84 partidos en torneos locales. Además señaló 1 gol en 8 encuentros en Copa Libertadores. El 09/10/1973 El Gráfico -en su edición 2818- le dedicó tres páginas a Quiroga en un extenso reportaje sobre su actualidad en el globo.
Anécdota: El 2 de febrero de 1980, Pereira enfrentó a Argentinos Juniors en un partido amistoso que finalizó 4-4 y que quedará en recuerdo porque Diego Armando Maradona anotó un gol de antología. El 10 eludió a Farid Perchy, Viáfara, Contreras y Alcídes Sosa, le salió Vasco y no pudo agarrarlo, esperó al ‘Moño’ Muñoz y tocó sutilmente la pelota contra el poste.
Un golazo
Redacción Al Toque
Fotos: Al Toque
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