“Almirón me pidió que marque al 9 y terminó haciendo un gol de chilena”

*Por Lisette Lanfranco

“Empecé de muy chiquito en Deportivo Boedo, un club de barrio. Cuando tenía cuatro años mi mamá me llevó a la cancha porque mi hermano jugaba al fútbol y me ofreció empezar a jugar por un premio, una golosina ‘Tita’. Obvio le dije que sí. Después, a medida que iba creciendo, lo tomé más en serio y a los 16 años me fui a Buenos Aires con el objetivo de ser profesional; a los 17 tuve la suerte de firmar mi primer contrato con Nueva Chicago”, cuenta Nicolás Foglia, experimentado defensor central del fútbol argentino, convertido ahora en ayudante de campo de Estudiantes de Río Cuarto.

– ¿Cómo te sentiste al firmar tu primer contrato?

– Sentí que lo había conseguido, pero que a su vez empezaba lo más serio. Había que tener mucho más cuidado, si bien llevaba tiempo en el fútbol, tenía la responsabilidad de representar un club en los primeros niveles.

– ¿La pasión es la misma?

– Si, por supuesto. Aunque ahora tengo familia, tengo hijos y otras prioridades, como profesión le sigo dedicando la misma pasión y disciplina de siempre

– ¿Te imaginabas que tendrías una carrera así?

– Lo soñé de chico, siempre le decía a mi papá que me iba a poner una camiseta de un equipo de primera. Me enfoqué en cumplir eso, le dediqué mucho tiempo y si bien me quedan deudas pendientes como futbolista, estoy muy conforme con lo que he hecho hasta ahora.

– ¿Cuáles son esas deudas pendientes?

– Quizás fue no haberme ido antes al exterior. Tuve la posibilidad de hacerlo y por algunas malas decisiones no me fui.

– ¿Cambiarías algo en tu carrera? ¿Hay algo de lo que estés arrepentido?

– En el camino tenés que tomar muchas decisiones y muchas veces no son las correctas. Había decisiones sobre la elección de clubes, de representantes, que a medida que pasaba el tiempo me demostraron que no habían sido las correctas. Más allá de eso, todo lo que fui eligiendo me condujo a lo que soy hoy y eso es un punto positivo en mi vida. Si pudiera volver el tiempo atrás no sé si cambiaría eso, no sé qué hubiese sido de mí en el camino. También me encontré con mi amor en la parte deportiva, que es Estudiantes. Si bien en otro momento no hubiese regresado, por una mala decisión estoy de nuevo y hoy es mi segunda casa. Como dicen por ahí: no hay mal que por bien no venga.

– ¿Cómo es tu relación actual con Estudiantes?

– Soy un agradecido del club. Fui un privilegiado de poder devolverle a Estudiantes, con los ascensos logrados, todo lo que el club me dio a mí. Hoy por hoy tengo una relación muy en paz con Estudiantes, me dieron mucho y considero que yo le di todo lo que estaba a mi alcance.

– ¿Cuál fue tu mejor momento?

– Los ascensos con Estudiantes fueron una marca, no solo en mi carrera, sino también en mi vida, es algo que tengo bien presente. También está mi primera salida al exterior, donde tuve la suerte de jugar en Venezuela para Deportivo Táchira y jugar la Copa Libertadores, que es un mundo aparte. Era todo cinco estrellas: las concentraciones, los protocolos, la entrada a la cancha, los estadios, cómo nos movíamos, es todo de primer nivel. Recuerdo la cancha en Colombia: la gente te aturdía y la velocidad de juego era sorprendente. Gracias a Dios estuve a la altura. Era algo que quería experimentar y solo podía hacerlo en el exterior. Fueron los momentos más representativos para mí.

– ¿Y el peor momento?

– Fueron dos, los tengo muy en claro: uno fue cuando me lesioné la rodilla, tuve una rotura de ligamentos cruzados que me llevó a estar un año fuera de las canchas. En ese tiempo tuve fuertes cuestiones familiares que se convirtieron en un momento bastante gris en mi vida y en mi carrera. El otro mal momento sucedió entre 2009 y 2010, cuando estaba en Los Andes, en el Nacional B, y empecé a sufrir ataques de pánico que me obligaron a dejar de lado varias posibilidades deportivas. Fue un año bastante complicado.

– ¿Un ídolo en el mundo del fútbol?

– No soy mucho de idolatrar jugadores, sí de admirar; creo que todos en Río Cuarto tenemos un referente al que admiramos, que es Pablo Aimar. En mi caso lo admiro no solo como jugador, sino también por lo que transmite como persona. Después por época está Lionel Messi, pero me voy a quedar con mi primer “ídolo”, que fue el ‘Gringo’ (Ariel) Dolso: cuando yo era chico iba a la cancha y admiraba mucho lo que él hacía.

– ¿Te faltó algún sueño por cumplir?

– Cuando uno arranca a jugar al fútbol lo primero con lo que sueña es ser parte de la Selección Argentina en algún momento, ya sea juvenil o lo que sea, pero sé que nunca estuve cerca de hacerlo. Entonces diría que mi sueño pendiente es poder ayudar desde donde me toque a que Estudiantes llegue a la Súper Liga, no tengo duda de que es algo que tarde o temprano se va a cumplir.

– ¿Qué sentís que te faltó para llegar?

– Lo intenté lo más que pude, quizá me faltó un poco más de condición o de estar en el lugar correcto, en el momento correcto. Muchas veces no se trata de que no hiciste las cosas, sino que no se dan. Y no reniego contra eso. Hubiese estado bueno, sí, pero también está bueno lo que logré.

– ¿Cuál fue tu gol favorito?

– No tengo muchos, pero tengo varios. Soy fanático de la historia de los clubes, haber hecho el primer gol de Estudiantes en el Nacional B es el más importante de mi carrera porque sé qué se va a recordar durante mucho tiempo. Es algo que me da mucha alegría, si bien ya venía haciendo goles y era el encargado de patear penales, cuándo caes que es el primer gol en la historia de un club, te hace mucho ruido. Y cuando van pasando los años le doy mucho más valor. Estudiantes es un equipo totalmente asentado en la B Nacional, con aspiraciones; soñaba con hacer el primer gol en la Súperliga. Estoy un poquito lejos, pero quién dice que no pueda llegar con Estudiantes a la Súperliga como entrenador.

– ¿Una anécdota que te haya marcado?

– En el Nacional B, cuando estaba en Defensa y Justicia, con Jorge Almirón como técnico. Estaba haciendo un torneo de tiros libres para ver quién los pateaba en el partido del día siguiente contra San Martín de Tucumán. A mí no me tenía en cuenta en la lista de pateadores, asique agarré la pelota, fui y le pegué. En tono de broma me dijo que lo tenía que hacer, sino al otro día no me ponía. Entonces pateé, lo hice y me felicitó por la personalidad que tuve en continuar. Al otro día me dijo que tenía que marcar al 9 con la misma personalidad con la que había pateado el tiro libre porque sino no me iba a poner al siguiente partido. Perdimos con un gol de Aldo Visconti, el 9, en el segundo tiempo, ¡de chilena! No fue mucha culpa la que tuve porque fue un centro que cayó afuera del área y él le pegó al lado del palo, fue un golazo. Pero al siguiente partido Jorge no me puso.

– ¿Una enseñanza que te haya dejado el fútbol?

– La disciplina, el compañerismo, el cuidado personal, el tirar todos para el mismo lado y dejar los egos personales para poner por delante lo grupal. Hay muchos valores que te da el fútbol, pero creo que esos son los más fuertes en el deporte y que los he tomado para el resto de mi vida.

– ¿Quién fue tu mejor compañero?

– Éste año cumplo 20 como profesional, he pasado por muchísimos planteles y en esos años uno genera amistades fuertes. El fútbol te lleva para diferentes lugares y te vas perdiendo en el medio, pero nombraría a Alan Vester. Fue un compañero en Estudiantes que, al día de hoy, perdura la amistad. Realmente es un cariño muy grande el que nos tenemos, compartimos mucho dentro y fuera de la cancha. Él y el “Chapa” García son personas muy importantes en mi vida personal y en mi carrera futbolística.

– ¿Qué le dirías a las próximas generaciones del fútbol?

– Qué disfruten, aprendan, que se cuiden y lo tomen en serio, porque es algo que se pasa muy rápido. Tuve un compañero que me dijo “cuando te quieras acordar, ya te vas a estar retirando” y yo le dije “dejá de decir boludeces viejo”. Ahora yo soy el viejo en el fútbol y ya me estoy por retirar. En el medio hay muchos años que, por el ritmo que tiene un futbolista, no los disfruté lo suficiente.

– ¿Vivís del fútbol?

– Si, casi toda mi carrera. En el medio estudié Higiene y Seguridad Laboral en la Universidad, que actualmente lo trabajo junto a otras inversiones en criptomonedas, pero siempre mi ingreso principal fue el fútbol. El jugador del ascenso la tiene que remar un poco, pero jugando en el exterior si podía vivir de eso. Tampoco podía tirar manteca al techo, pero viví bien. Hoy tengo una casa, un auto y he podido viajar.

– Hasta el año pasado jugabas y ahora sos parte del cuerpo técnico en Estudiantes. ¿Es una pausa en tu carrera o llegó el retiro?

– Se debe a que tuve una lesión en el tendón de Aquiles. Pensamos que me iba a recuperar más rápido pero hasta hoy no puedo sacarme ese dolor. En el medio apareció la oportunidad de sumarme al actual cuerpo técnico de Estudiantes como segundo ayudante de campo. Es algo que venía pensando hace tiempo. Tengo cursos terminados de entrenador y es algo que yo sabía que iba a suceder. También es el principio de mi retiro. Aún sostengo mi contacto como jugador y tengo la esperanza de poder usar la camiseta una última vez, aunque sea cinco minutos dentro de la cancha. Pero tengo claro que formar parte del cuerpo técnico habla de que me estoy retirando del fútbol. Siempre estoy dispuesto a colaborar con el club, donde sea que me toque. Me encantaría empezar como entrenador en la parte profesional, ya en primera. El camino que estoy haciendo es muy bueno y si en algún momento me toca estar como entrenador principal, sé que la gente me va a acompañar y espero desde ese lado devolverles tanto afecto.

*Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Río Cuarto