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A 37 años de un gol inmortal
El 22 de junio de 1986, Diego Armando Maradona convirtió el gol más maravilloso en la historia de los mundiales. Fue el segundo ante Inglaterra tras correr 52 metros y dejar en el camino a cinco jugadores ingleses.
A la entrada del estadio Azteca, en Ciudad de México, se levanta una estatua de bronce a tamaño natural. Representa al joven Diego Maradona. A los pies de la figura se lee una fecha: 22 de junio de 1986. Hoy se cumplen 37 años del partido que enfrentó a Argentina con Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México. Ese día, bajo un calor sofocante, el futbolista más maravilloso de la historia se coronó con un golazo. El gol de la Copa del Mundo.
“El segundo fue, como dije, el gol que uno sueña de pibito. Nosotros, en el potrero, cuando hacíamos algo así o parecido decíamos que lo habíamos mareado al rival, lo habíamos vuelto loco… Fue… no sé, cuando yo vuelvo a verlo, me parece mentira haberlo logrado, en serio. No porque lo haya hecho yo, pero te parece que no se puede hacer un gol así, que lo podrás soñar, pero nunca lo vas a concretar”, contó el propio Maradona en su libro Yo soy el Diego.
Jorge Valdano, compañero de Maradona en ese partido, recuerda que el propio Maradona ya había ensayado el denominado Gol del Siglo en el mismísimo corazón del Imperio, sobre el césped del viejo Wembley, en un amistoso disputado contra Escocia allá por 1981. “La pelota, en esa ocasión, salió levemente desviada. El público aplaudió durante un buen rato, pero Diego aprendió la lección”, dijo Valdano.
Héctor “el Negro” Enrique no quiere quedar afuera de semejante épica y siempre con alegría cuenta: “Con el pase que le di, si no hacía gol era para matarlo”. A la vez que agrega: “Fue importante. ¿Qué hubiera pasado si la llego a entregar mal? Hubiera provocado un contraataque inglés o habría sido lateral para Inglaterra”.
“A los pocos metros de iniciar su patriada —era contra Inglaterra el asunto— la electricidad fue creciendo y, como se aprecia en el espacio un plato volador, el extraterrestre con su emblema convocó al pasmo más profundo que el fútbol hubiera provocado jamás. ¿Cuántas jugadas pueden concebirse en la inmediatez de la acción? ¿Qué veía el artista? El número de errores que se arriesgaba a cometer, desde el inicio hasta el portero inglés, es infinito. Las variantes que el relator imaginaba, entre cientos de colegas apretujados, ofrecían un sumario tan amplio que fue abandonando la narración convencional”, escribió Víctor Hugo Morales en el prólogo del libro México 86. Y agrega: “El coraje, la intuición, un Dios detrás del Dios, afirmaría Borges, la hicieron única, definitiva y eterna. Maradona dejó la pelota en el fondo del arco de los ingleses cuando ya la foto era la de la impotencia y la incredulidad”.
Ernesto Cherquis Bialo es uno de los periodistas que mejor conoció a Diego Maradona. Al recordar un nuevo aniversario de la obra más bella que dio el fútbol, expresa: “Nosotros creemos que el gol de los goles que vimos hace 35 años es el mismo que seguimos viendo; pues no, el que vemos ahora y renueva nuestro asombro es más bello, pues el fluir de la vida revaloriza aquellos momentos en los cuales la felicidad hubo de detenerse en el punto inamovible de nuestra memoria. Y aunque este hecho singular alcanza a todos los públicos del mundo que hoy transitan la vida desde los 42 años, para nosotros los argentinos, adquiere una dimensión especial pues fuimos y somos orgullosos jinetes de la simbiosis Argentina-Maradona…”.
El periodista Diego Torres del diario El país en un gran artículo unió las voces de cuatro protagonistas de esa jornada histórica: Carlos Bilardo (DT de Argentina), Bobby Robson (DT de Inglaterra), Héctor Enrique y Jorge Burruchaga (jugadores de Argentina) y Terry Fenwick y Peter Reid (jugadores de Ingalterra), quienes fueron dando detalles de lo ocurrido. Es un testimonio formidable de uno de los grandes sucesos que ha dado la historia del fútbol:
Bobby Robson: «No mandé que marcaran a Maradona al hombre porque teníamos un gran equipo. Si ponía a uno de mis jugadores a hacerle marca personal iba a afectar a nuestro funcionamiento. Y yo creía firmemente que, si jugábamos todo lo bien que podíamos, podríamos derrotar a Argentina. A pesar de Maradona. Así que salimos a jugar con nuestro sistema y nuestro estilo, sabiendo que, cada vez que Maradona recibiera la pelota, teníamos que ponernos alerta. No tuvimos mucho éxito, pero sabíamos que daba igual ponerle un hombre porque era capaz de irse de todos los defensas que le pusieras. Eso fue exactamente lo que hizo. ¿De qué me habría valido ponerle una marca personal? Argentina jugaba con dos delanteros y Maradona por detrás. Nosotros teníamos cuatro defensas con orden de no subir y dos centrocampistas que trabajaban muy duro».
Terry Fenwick: «Creo que hombre por hombre teníamos mejor equipo que Argentina. Pero tenían a la joya, el genio que ganó la Copa del Mundo. Antes del partido yo pensé que debíamos marcar a Maradona al hombre. No era lo normal, pero con ciertos jugadores es necesario. Bobby dijo que no y ahora es difícil decir lo que habría pasado de haberlo hecho. Para mí fue muy frustrante. ¡Joder, Maradona arruinó mi carrera en cuatro segundos!».
Héctor Enrique: «El último que tocó la pelota antes que Diego fui yo. Recuerdo que me giré y el Checho Batista, que se la había robado a Hoddle, actuó con inteligencia porque me dio la pelota a mí. Yo fui más inteligente que el Checho porque se la di a Diego».
Peter Reid: «Cuando Maradona controló, yo era consciente de que podía hacernos mucho daño. No importaba lo lejos de nuestra portería que estuviera. Había que frenarlo. Fui hacia él pero hizo ese giro sobre sí mismo que le permitió ganar un metro. Pisó la pelota y dio media vuelta. El movimiento tuvo un equilibrio y una clase impresionantes. Fue rápido, demasiado para mí, que no era un esprínter y, además, había llegado al partido con problemas en un tobillo”.
Bobby Robson: «El mensaje a los jugadores era sencillo. Cada vez que Maradona recibiera la pelota teníamos que darle al botón de lo que llamábamos alerta roja. En cualquier lugar del campo, nuestro jugador más cercano debía procurar marcarlo con mucha atención. Debíamos procurar buenas coberturas. Lo que pasa es que Maradona fue muy listo. No era muy alto pero era poderoso. Tenía unas piernas maravillosas, sus músculos eran fuertes y era muy rápido. Su velocidad con la pelota era la misma que sin ella. Tenía una gran aceleración y era duro. Encerrarlo era difícil».
Peter Reid: «Maradona buscó el espacio y yo lo perseguí para intentar hacerle falta. Lo empujé con el codo. Fue lo más cerca que pude llegar porque, cuando arrancó por la banda, nos dejó atrás a Beardsley y a mí. Al cruzar la línea del medio era imparable. Iba hacia el gol. Desde esa posición tuve la sensación de que Butcher tendría dificultades».
Carlos Bilardo: «Veo que cuando Diego se va de Reid tiene el gol en la cabeza. Pasa la mitad de la cancha y se va. Para el marcador que le sale se hace difícil porque va abierto y engancha para adentro.
Jorge Burruchaga. «Cuando Diego arranca yo voy a la par suyo. Lo acompaño para que me dé la pelota porque veo que el último hombre, el líbero Fenwick, lo está esperando. Maradona juega con el amague de dármela y Fenwick se equivoca».
Terry Fenwick. «Vi que se fue de Beardsley y Reid. Y vi que Butcher salió a buscarle y se quedó en el camino. Ocurrió tan rápido… En la primera parte me habían mostrado una tarjeta amarilla por hacerle faltas. Lo había acosado mucho y, en ese momento, estando en la última línea de defensa, me jugaba la expulsión. En otras circunstancias lo habría derribado. Pero tuve que tomar una decisión en menos de un segundo. Y, mientras dudaba, él se metió en el área y marcó».
Carlos Bilardo. «Yo creí que se la iba a tirar a Burruchaga, o a Valdano al segundo palo. Pero fue un amague. A mí me pareció bien porque a los definidores no se les puede decir nada».
Bobby Robson. «Fue una carrera predecible y un gol maravilloso. Para ser honestos, sólo puedes admirarlo. No estaba muy bien visto decir esto en Inglaterra en aquella época, por la mano de Dios. Pero sólo se debería valorar la magnificencia del gol».
Jorge Burruchaga. «Hacer lo que hizo en esa cancha es algo increíble. Era malísima. Era muy dura y la pelota rebotaba muchísimo. Era difícil controlarla. Diego hizo de todo. Primero un giro, una bicicleta, después se llevó la pelota pegada al pie y finalizó con guapeza. Tuvo guapeza cuando vio que venía el grandote desde atrás para robarle la pelota, y se tiró al suelo para llegar antes. Tuvo que ser valiente porque se jugó la pierna».
El segundo gol de Diego Armando Maradona a Inglaterra fue un golazo de antología, una verdadera obra maestra ejecutada por un genio, tal como lo inmortalizó el relator uruguayo Víctor Hugo Morales en su famoso relato: “La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 – Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0”.
Redacción Al Toque
Fuente: El País de España
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