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Abel Rosales, un histórico del karate local
El actual entrenador de la karateca Julieta Mancilla y 7mo dan repasó sus años de carrera y sus viajes por el mundo a través de la disciplina. Además, brindó un panorama del karate a nivel local y nacional.
Las disciplinas del polideportivo local tienen referentes importantes surgidos de la cantera riocuartense. En el día de hoy, nos ocuparemos del karate, una de las artes marciales más populares en su práctica.
Buceando en el archivo de Al Toque Deportes nos encontramos con un nombre resonante para el karate local: Abel Rosales. Actualmente, el sensei 7mo dan es el entrenador de Julieta Mancilla, atleta de Al Toque Sports Marketing.
Con una vasta experiencia en su carrera a través de los años, Rosales viajó por el mundo gracias al karate. Fue especialista en tres áreas: kobudo, kumite y kata. El primero se refiere al uso de armas, el segundo al combate y el tercero a los movimientos sin necesidad de un contrincante -especialidad actual de Mancilla-.
En un viaje en el tiempo, Rosales nos cuenta de sus inicios en la disciplina, en el Club San Lorenzo. Luego de pasar por sus logros internacionales, volvemos al presente para hablar sobre la actualidad de Mancilla y de la disciplina a nivel local, nacional e internacional.
– ¿Cómo fueron tus comienzos con el karate?
– En el año 1981 entré en un grupo en el club San Lorenzo. Se estaba formando gente que estaba haciendo karate y ahora son los compañeros que están enseñando actualmente. Fue un aprendizaje muy lindo en una época muy distinta a la de hoy. El karate tiene ramas deportivas y tradicionales, lo deportivo es algo más para nosotros dentro de toda la actividad. Empecé a competir cuando tenía 16 o 17 años, principalmente todo lo que es kumite. En esos años, empezando los 90, la reglamentación era muy diferente a lo que hay hoy en día y siempre se van renovando. Luego del kumite focalicé en kata, sobre todo cuando me puse más grande. Empecé más de grande porque en aquella época recién se armaba la movida deportiva.
– ¿Cómo fue competir a nivel internacional a través del karate?
– A partir de mis 28 años, con más experiencia, empecé a competir en federativos, línea de escuela y campeonatos internacionales. Uno de los primeros torneos que tuve a nivel internacional fue en España. Después competí en Estados Unidos y algún Panamericano en Venezuela. Luego llegó el sueño que más uno quería que fue ir a Okinawa, Japón. También disputé cinco campeonatos mundiales en Brasil, siempre compitiendo en kata, kumite y kobudo. Se dio que siempre estuve entre los tres primeros o ganando algún campeonato. Estuve muy poco en la parte federativa, en el Seleccionado de Córdoba. Crecer en la carrera implica instalarte en Buenos Aires y ya con mi edad no iba a cambiar de vida.
– ¿Qué recordás de aquellos viajes a Okinawa, la cuna del karate en Japón?
– Viajar a Okinawa te da un golpe cultural muy fuerte, porque es totalmente distinto a las costumbres que tenemos acá. Después a nivel competitivo y profesional te da una visión y una orientación muy fuerte de a dónde querés orientarte deportivamente o cómo querés crecer. En mi caso, fue mucho más difícil porque llegué a Okinawa con 38 años, casi terminando mi carrera deportiva. Ahora en los Juegos Olímpicos van solo tres de Sudamérica, dos de Venezuela y uno de Brasil: uno de los venezolanos tiene 40 años. Así me pasó a mí, lo lindo es que eso trae un entusiasmo y orientación que sirve un montón. Julieta (Mancilla), por suerte, pudo ir con 21 años a Okinawa y eso se reflejó después en su desarrollo deportivo.
– ¿Qué diferencia hay entre el karate deportivo y lo tradicional en el karate?
– Por ahí uno etiqueta cosas como karate deportivo o tradicional, pero en realidad es todo lo mismo. He sido un afortunado, pude practicar con japoneses que trajeron el karate en donde se originó más en Sudamérica y haber ido cuatro veces a Okinawa. Eso te da una amplitud de lo que uno conoce y reafirmar lo que sabe, así también con la enseñanza. Empecé a dar clases a los 18 años y a los 22 ya tenía mi propio dojo escuela. Siempre tuve mucha convocatoria, ahora llego a los 100 alumnos y para una escuela local es una linda cantidad en donde van pasando muchas generaciones, pero la gente se mantiene. Tengo alumnos mucho más grandes que Julieta, algunos de los que tenía cuando empecé a dar clases a los 22. Eso hace que las relaciones con los alumnos pasen a ser más de amistad o de familia. Es el mayor regalo que te puede dar la vida.
– ¿Cómo es tu actualidad entrenando a Julieta Mancilla? ¿Cómo la ves como deportista?
– No solamente tengo a Julieta sino a otros chicos que están compitiendo en mi escuela que andan muy bien. Siempre se destacaron las buenas competidoras mujeres acá en Río Cuarto, el varón también, pero se acerca más al kumite y es muy competitivo, difícil de llegar. En el caso de Julieta, no salió así nomás lo que está logrando ahora. Cuando volvimos de Japón, ella quería entrar en alta competencia a nivel federativo. Para entrar a eso tenés que aprender katas, nuevos movimientos, y yo cuando competía a nivel federativo aprendí algunos, pero con el tiempo fui perdiendo esa precisión. Necesitábamos que estuviera con un entrenador que la orientara en esa técnica y elegimos a Leonardo Santucho, un sensei de Unquillo que es de mi categoría y tuvo experiencias a nivel federativo. No tuvo ningún tipo de problema para entrenar a Julieta sin cambiar de escuela. Ahí aprendió otros katas, empezó a ganar y llegó a donde está ahora.
– ¿Cómo ves la actualidad de la disciplina a nivel local y nacional? ¿Qué falta para proyectarse internacionalmente?
– Los mayores competidores a nivel federativo están en Europa, se manejan en Italia, Francia y España. Los mejores kateros son japoneses. Falta mucho todavía, eso no me meto porque los que deben trabajar con conciencia son las federaciones. Ellos van a tener que evaluar en qué medida se puede llegar más alto. Nosotros desde Río Cuarto vamos haciendo lo que podemos, y lo que tenemos a nuestro alcance. Siempre hay chicos que se van destacando, gente que va saliendo. Esto es totalmente amateur y es muy difícil lograr lo que hizo Julieta. Encima con la pandemia, que todo se trabaja a nivel virtual y eso es difícil. Faltan cambios bastante grandes y algún día quizás podamos llegar a una alta competencia como los Juegos Olímpicos.
Fotos: Gentileza Abel Rosales / Al Toque
Redacción Al Toque
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