AFA ID: La fiesta de pocos

Hugo Caric

Periodista.

“Los clubes sociales cumplen una función importantísima, pero las sociedades anónimas pueden aportarle mucho al fútbol. Creo que es un debate que en algún momento habrá que dar”. Atado con alambre al Sillón de Don Julio Grondona, Claudio Tapia abrazaba a Mauricio Macri y no sólo para la foto. De paso, le tiraba un centro a su obsesión privatizadora. Buscaba aferrarse a algo, aunque se tratara de un salvavidas de plomo.

Arrancaba el último primer semestre del gobierno macrista (ya habían “pasado cosas”) y el titular de la AFA hacía malabares para resistir los embates de adentro y de afuera del edificio porteño de Viamonte 1.366. Cargaba sobre sus espaldas, además de las sospechas de ‘grondonismo explícito’, el fracaso de Jorge Sampaoli -el DT al que había calificado como “el mejor del mundo”- en la Copa de la FIFA y de Vladimir Putin.

Un par de meses atrás, en otro manotazo de ahogado, el hombre de Barracas le había confiado a Lionel Scaloni el cuidado de un seleccionado devaluado, que deambulaba por el mundo con un mero afán recaudatorio, sin Lionel Messi en cancha y sin poder llenar estadios. De hecho, casi 20 mil lugares quedaron vacíos en el Kempes la noche del 16 de noviembre de 2018, en el amistoso que el conjunto albiceleste le ganó 2-0 a un combinado alternativo de México, algo así como el doble de Luis Miguel.

Acomodado a los nuevos tiempos políticos, atornillado a su trono por el respaldo unánime de los clubes que levantaron sus manos por Zoom y el posterior espaldarazo de la Inspección General de Justicia (IGJ), y empoderado por la ‘Tercera Estrella’, la que lo encandiló en Qatar 2022, “Chiqui” ya no se mostró tan dubitativo a la hora de moverse en la cancha.

Ante un arco desguarnecido, donde sólo el presidente de Talleres Andrés Fassi trataba de emular sus lejanos tiempos de arquero, Tapia hizo gala de su pasado de delantero y le pegó de puntín, tratando de sumar un ‘poroto’ en la tabla de goleadores y ganarse el favor de la tribuna: “Nos ha tocado lidiar con el verso de las instituciones privadas, esa idea de las SA que nos querían meter en la cabeza a los dirigentes. Pero estamos convencidos de que los clubes son de los socios y de que cumplen un rol insustituible”.

“Resulta difícil de entender cómo es posible que aún no valoremos completamente a nuestros clubes e intentemos seguir copiando modelos que no son aplicables a nuestras realidades”. Con esa declaración de principios, el sanjuanino dobló la apuesta en el ‘Informe de Clubes’ que la AFA presentó a fines del año pasado, mientras él se paseaba con la Copa del Mundo por los despachos gubernamentales y los teatros veraniegos.

Meses antes de su aparición triunfal en la entrega de los Martín Fierro, donde compartió el podio de celebrities con Susana Giménez y Mirtha Legrand, Tapia ya se había codeado con la farándula. Hasta tuvo su noche de gloria en la temporada veraniega de Mar del Plata, cuando al final de una función se subió a las tablas y posó sonriente junto a los actores Natalie Pérez, Carla Conte, Luciano Castro y Pablo Rago. Completó la postal el productor cordobés Javier Faroni, un nuevo amigo del campeón.

El Divorcio

El nombre de la obra en la que Tapia se mostró arriba del escenario con su inseparable trofeo resultaría todo un presagio. A los pocos días, la AFA reclamó en Tribunales el final de una relación de años con World Eleven, la empresa del ignoto ex cuidapalos de Argentinos Juniors Guillermo Tofoni, conocido en el mundillo redondo como ‘El Dueño de la Selección’.

Por entonces, los problemas conyugales de la matriz local de la pelota ya eran recurrentes: con Disney, por los derechos de televisación de los torneos; y con ‘Socios.com’ y ByBIT, dos empresas de activos digitales a los que de un día para el otro les tiraron las valijas a la calle. El sitio de apuestas Binance se sumaría a la larga lista de relaciones que no terminaron de la mejor manera. Fue en plena disputa del Torneo de la Liga Profesional, que tenía reservado para su campeón ni más ni menos que la Copa Binance.

Otro matrimonio por conveniencia que quedó trunco fue el de la AFA con Autoentrada, la plataforma que comercializaba los tickets para los partidos de la Selección. Para esa polémica changa, ‘Chiqui’ encontró rápidamente un reemplazante: desde los amistosos de marzo pasado ante Panamá y Curazao, los boletos para ver a Messi y al resto de los campeones del mundo se ofrecen por Deportick. Se trata de una empresa de ventas online que también juega en Tigre, Temperley y Rosario Central, y que además tuvo a su cargo el expendio de localidades para el encuentro que River y Banfield jugaron en Córdoba el pasado 22 de febrero, por la semifinal del Trofeo de Campeones 2020. El Mundial Sub 20 de Argentina y la exhibición oficial ‘Campeones del Mundo’ en la Sociedad Rural fueron otros eventos en los que el nuevo aliado de la gestión Tapia cumplió el rol de boletero virtual. También incursionó en eventos que kickboxing, boxeo y futsal, antes de convertirse en la ticketera oficial de la AFA,

Al igual que en el caso de ProSport Live LLC, la misteriosa empresa con sede en Miami que desplazó a Tofoni en la explotación comercial de la Selección, Deportick hizo pie en el fútbol argentino a partir de sus vínculos con el superministro y candidato presidencial del peronismo Sergio Massa.

Su dueño, Javier Faroni (el mismísimo productor teatral cordobés de la foto con Tapia, la Copa y el cuarteto de actores en ‘La Feliz’), compartió espacio político con el exintendente de Tigre, como diputado del Frente Renovador, y dio el ‘puntapié inicial’ con su plataforma en el club de Victoria, donde el titular de la cartera económica es quien marca la cancha.

Otro vínculo de Faroni con el fútbol, aunque más ocasional, fue cuando siendo director de Aerolíneas Argentinas ayudó a regresar al país a la delegación de Talleres, que en plena pandemia quedó varada en Colombia luego de jugar un partido de la Copa Sudamericana 2021. El elenco de barrio Jardín fue rescatado en Cali tras empatar 1-1 ante Deportes Tolima, club que tuvo como dueño a otro reconocido productor teatral argentino: el fallecido Daniel Comba, alguna vez pretendido gerenciador de Belgrano.

Bronce, Plata y Oro

Envalentonado tras la celebrada conquista en Doha, Tapia aceleró los tiempos del llamado ‘Plan de expansión global de la AFA’. Botones de muestra de este ambicioso y más que redituable proyecto -de cuyos términos y ganancias no se ha dado cuenta a los representantes de los clubes- son la nueva sede y el proyecto de un centro de entrenamiento en Florida y numerosos acuerdos comerciales en Asia y Medio Oriente.

Los convenios de patrocinio con los flamantes aliados estratégicos suman medio centenar. Incluyen una cadena de cafeterías en Corea del Sur e Indonesia, una compañía de snacks y bebidas en China, un banco en Emiratos Árabes Unidos, empresas de lácteos y de tecnología en India, y consorcios de servicios financieros e inversión que operan en Hong Kong, Taiwán, Malasia, Vietnam y Singapur, según detalla en sus redes sociales el activo director Comercial y de Marketing de la AFA, Leandro Petersen.

No conforme con eso, ‘Chiqui’ dio otro paso adelante en su velada lógica capitalista y decidió monetizar la fidelidad al seleccionado nacional, expresada en el multitudinario recibimiento a los campeones del mundo de diciembre pasado y en el millón y medio de usuarios que hicieron la cola virtual para tratar de presenciar los dos últimos ensayos de ‘La Scaloneta’.

Ni lerdo ni perezoso, Tapia habilitó la creación de AFA-ID, un sistema de suscripción que ofrece a los hinchas sumarse como clientes preferenciales, bajo el eufemismo de Socios. “Por primera vez en la historia los seguidores más fieles de la Selección van a poder ser parte de una comunidad con prioridad en la compra de entradas para los partidos de nuestro primer equipo, además de otros beneficios”, se informó en el sitio www.afa.com.ar

“La iniciativa busca dar respuesta y ordenar la creciente demanda de tickets para ver los partidos de Argentina”, añadió la prosa, edulcorada y rebalsada de eufemismos, del texto de la presentación.

Realidad virtual

Las precisiones del caso hablan a las claras. Demuestran que la cuestión no pasa exclusivamente por la fidelidad. Lo único barato que ofrece la plataforma es el registro gratuito como hincha -puede gestionarse en portal.afa.com.ar-, que permite identificarse como usuario único de la comunidad y tener acceso a “contenido exclusivo, prioridad de compra en productos AFA, y derecho a participar en sorteos y experiencias”.

De ahí en más, todo es cuestión de plata. El desembolso de $24.000 (más el correspondiente costo financiero de las tarjetas de débito o crédito) habilita a los hinchas registrados a convertirse en ‘Socios de la Selección’ en la categoría Bronce, que otorga acceso preferencial a la compra de entradas para los partidos de Eliminatorias, aunque por tiempo limitado y sin garantía de cupo. Apenas una chance, casi una boleta de Quini 6.

Para el encuentro ante Ecuador, que inauguró la clasificación continental con miras al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, la oferta para este grupo osciló entre 6 mil y 7 mil ubicaciones (menos del 10% del aforo disponible en la cancha de River), que se agotaron en menos de dos horas. Los más afortunados, o los que tuvieron más constancia en la manipulación de la tecla F5, pudieron celebrar el acceso a la boletería del ciberespacio, que ofrecía tickets que cotizaron entre $19.000 y $89.000.

Un poco más sencillo, aunque también más oneroso, resultó el trámite para los que se inclinaron por las opciones Plata y Oro, ya que esos rangos aseguran un abono para los nueve partidos que la Selección jugará de local en la clasificación mundialista de la Conmebol. Para estos asociados se ofrece como beneficio extra un ‘kit de bienvenida’, acceso diferenciado a los estadios, y la chance de saltear el requisito del retiro presencial de los tickets con DNI y plástico de pago en mano (trámite engorroso si los hay, para los hinchas del interior del país), que para el caso de Argentina-Ecuador arrancó hasta seis días antes del día del partido.    

Pertenecer tiene sus privilegios, como decía una vieja publicidad de tarjeta de crédito, pero también su costo. La ‘tarifa social’, con la exclusiva modalidad de pago al contado, es de $1.900.000 para los que accedan al carnet plateado y de $4.900.000 (equivalentes a 41 sueldos mínimos en Argentina) para los que gestionen el salvoconducto dorado. Para estos últimos, que pagarán $544.000 por partido, el bonus track es la garantía de que tendrán stock y cupo, siempre dentro de un plazo determinado, para adquirir entradas para la Copa América 2024 y el Mundial 2026.

En todos los casos, la ‘promo’, que se ofrece a los mismos precios para el caso de los menores de 16 años, tendrá vigencia hasta el 31 de julio de 2026. Los hinchas registrados sólo podrán acceder a la chance de obtener un ticket en el caso de que la cantidad de Socios sea inferior a la demanda.

El elevado costo para presenciar los partidos de la Selección Argentina fue un tema al que el DT Lionel Scaloni no le esquivó en la conferencia de prensa previa al partido contra Ecuador. “Yo tuve que comprar nueve, así que imagínate. Me gasté 900 mil y algo. Me cuesta mucho, como a todos, pero yo no soy nadie para poner el precio de las entradas. Por mí, que vaya gratis la gente a ver al equipo, ¿pero qué puedo hacer?”.

En las antípodas del pensamiento de Scaloni, los popes de la AFA se relamen haciendo cuentas. El aforo de 80.175 espectadores disponible en el Más Monumental, tomando como referencia las distintas ubicaciones y precios del partido contra Ecuador y sin tener en cuenta la aplicación del sistema AFA-ID, le asegura a Tapia & Company un ingreso de $2.839.459.000 por cada presentación del seleccionado. A la cotización Socio, el equivalente a 579 Oro, 1.494 Plata y 118.310 Bronce. Casi 4,5 millones de dólares, según el valor del dólar oficial y/o dólar solidario.   

La fiesta de pocos, otra mala película después de un título mundial.