Agustín Destribats, una lucha desde Bialet Massé hasta Tokio

Hace 14 años, el pequeño Agustín Destribats se prestaba para sus clases de boxeo en el Club Latina de la pequeña localidad de Bialet Massé, ubicada al noroeste de la ciudad capital de Córdoba.

Un vecino lo instó a que fuera a probar otros deportes similares. Allí conoció la lucha libre y su vida cambió para siempre. Se enamoró de la disciplina, aunque pasó por todas las modalidades antes de inclinarse por la “libre”, en la que según él “era la que le salía mejor y la más competitiva en Argentina”.

Esta noche, desde las 23:30 -horario argentino-, Destribats debutará en el cuarto turno en sus primeros Juegos Olímpicos, en la categoría hasta 64 kilos. Su rival será el húngaro Iszmail Muszukajev. Según los especialistas, el cordobés tiene chances de pelear fuerte en la categoría y, por qué no, soñar con una medalla.

A sus 16 años, Destribats fue campeón en los Juegos Sudamericanos de la Juventud en las dos categorías: lucha libre y grecorromana. Obtuvo otros tres campeonatos juniors panamericanos para adentrarse en la categoría senior.

“Creo que en la lucha libre hay un poco más de movilidad que en la grecorromana, aunque si me dedicara exclusivamente creo que me iría bien”, contaba el cordobés en una entrevista con el sitio de TyC Sports previo a su debut.

La realidad es que Destribats es un referente de la lucha en Argentina, disciplina en la que no teníamos un representante masculino desde Pablo Ibire en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. El cordobés se convirtió en el primer luchador olímpico argentino del Siglo XXI.

A finales del 2020, obtuvo la medalla de bronce en el Mundial de Lucha disputado en Serbia y selló su clasificación a Tokio con el tercer puesto Preolímpico Panamericano de Lucha llevado a cabo en marzo de 2021 en Ottawa, Canadá.

Durante los primeros meses del año, el cordobés se entrenó de manera especial en la cuna de la lucha libre mundial: la ciudad musulmana de Majachkalá, en Rusia. Según Destribats, existe un centro de entrenamiento de lucha en todas las esquinas y con turnos de una hora, pueden caber hasta 150 personas. Algo así como un potrero de fútbol de este lado del mundo.

En otra entrevista brindada al diario La Nación durante su estadía en Rusia, Destribats se definía como luchador: «Yo soy un desastre luchando (ríe)…no sé ni cómo gano… Debo tener un montón de puntos débiles; estoy trabajando para mejorar la defensa con las piernas. También tengo que aumentar la velocidad de los ataques. Lo bueno que tengo es que siempre voy al frente, siempre trato de ganarle al otro. Y en ese proceso me salen cosas que quizás están mal hechas, pero me salen. Creo que lo principal es tener confianza. Yo no sé si soy bueno, pero sé que con lo poco que sé, te puedo ganar. Voy al frente y te voy a querer ganar de la forma que sea”.

El propio luchador se define como una persona a la que no le gusta entrenar. Sin embargo, logró una clasificación histórica a Tokio con muchos pergaminos encima. Entrenó meses en una ciudad perdida en Rusia, se dedicó desde pequeño y hoy lleva la bandera argentina de las ilusiones en un día que puede ser histórico para nuestra historia olímpica.

En su nuca tiene tatuados los anillos olímpicos, luego de clasificarse a los Juegos de la Juventud de Nianjing 2014 con medalla dorada en cadetes. Esos anillos hoy brillarán bajo las luces de gimnasios japoneses. Desde Bialet Massé, hacia Tokio y el mundo, así fue la lucha de Agustín Destribats.

Fuentes: TyC Sports/La Nación
Redacción Al Toque