Fútbol
Carlos Timoteo Griguol: un pedazo de fútbol
El histórico entrenador perdió la vida este jueves a los 86 años. Se encontraba internado y en grave estado a raíz de un cuadro de neumonía agravado por Covid-19. Gloria en Ferro, Gimnasia y Rosario Central visitó en varias oportunidades la región.
Carlos Timoteo Griguol será recordado por su docencia y por su obsesión por haber enriquecido tácticamente al deporte argentino. Mucho más que los títulos que ganó como director técnico con equipos como Rosario Central o Ferrocarril Oeste o con los que estuvo al borde de hacerlo, como Gimnasia y Esgrima La Plata.
El emblema del fútbol nacional murió este jueves a los 86 años. Llevaba varios días internado con un delicado estado de salud producto de un cuadro con múltiples factores, entre los que se le sumó el contagio de coronavirus a mediados de abril que derivó en una complicación pulmonar.
Griguol nació en la ciudad de Las Palmas, provincia de Córdoba, el 4 de setiembre de 1934. Único varón de la familia, con dos hermanas, su padre, Carlos, había sido fundador del club “Córdoba” donde comenzó a practicar fútbol desde muy joven, al mismo tiempo que se dedicó a tareas campestres y eso fue lo que seguramente le generó siempre un afecto especial por el cuidado del césped tanto en las canchas principales como en las de entrenamiento.
Sus inicios fueron en Atlanta, donde debutó en 1957, en 1959 formó parte de la selección argentina que ganó el torneo sudamericano (hoy Copa América) de 1959 en Buenos Aires, y en 1960 consiguió el único título profesional del club, al ganar la Copa Suecia, que había comenzado a disputarse en 1958, jugando como volante central en una recordada línea media junto con Norberto Desanzo y Rodolfo Carlos Betinotti, en un plantel dirigido por Victorio Spinetto, que contaba con Luis Artime y Osvaldo Zubeldía.
Con el “bohemio” de Villa Crespo es que visitó por primera vez Río Cuarto. En uno de los clásicos amistosos que organizaban para que se luzca un seleccionado local ante los equipos metropolitanos, Timoteo vino el 11 de julio del ’64 y con su Atlanta derrotó 3-0 al combinado local en cancha de Estudiantes.
El “bohemio”, dirigido por Luis Ferreyra, saltó a la cancha con Sarmiento (Sánchez); Clariá y Rico; Vasallo, Griguol y Andrade; Cabrera, Cardozo (Salomone), Zárate, Zarich y Domínguez. Mientras que la Selección de Río Cuarto alistó con Cardozo; Riesgo (Galíndez) y López; Gutiérrez (Palandri), Heredia (Rojo) y Muñoz; Domínguez, Rivero (Orlando), García (Amaya), Durán, Carrizo (Pérez).
Los goles de Atlanta fueron anotados por Salomone y Zárate por duplicado.
Como jugador, en 1964, se produjo la primera visita de Griguol a Río Cuarto.
fue en un amistoso entre el seleccionado de río cuarto y atlanta.
En 1966 pasó a Rosario Central, donde jugó hasta su retiro en 1969, con 392 partidos jugados. En 1968, ya en el final de su carrera, era considerado la mano derecha del DT Miguel Ignomiriello y no fue sorpresa que pasara a dirigir las divisiones inferiores hasta que en 1971 dirigió a la Primera en forma interina (ese año, Rosario Central fue campeón del Nacional con Ángel Labruna como DT) y en el Metropolitano de 1973 tomó definitivamente el cargo reemplazando a Angel Tulio Zof y fue campeón en el torneo Nacional
Como DT, Griguol tiene el récord de victorias seguidas consecutivas de Rosario Central en el profesionalismo (10) entre el 28/9/73 y el 10/2/74 hasta que el 22/2/74 se lo quitó Gimnasia cuando empataron 1-1. También tiene el récord de partidos invicto como local de 26 partidos (ganó 22 y empató 4 entre el 24/8/73 y el 30/11/74) con el 93,5% de los puntos en disputa.
En este periplo por Rosario Central es que se produjo la segunda visita del histórico DT a la región. Este vez el epicentro se produjo en Coronel Moldes, en la cancha de Belgrano, cuando un combinado local midió fuerzas con una formación “canalla” que tenía a grandes nombres como Aldo Pedro Poy, Carlos Aimar, Daniel y Mario Killer, Mario Alberto Kempes, entre otros.
Julio Carranza; Rosetti, Imberti, Giordanino y Toya; Magnago, Ayala y Bovio; Rodríguez, Gabasio y Arrieta alistaron para el seleccionado moldense, mientras que Central saltó a la cancha con Biasutto; González, Pascuttini, Daniel Killer y Mario Killer; Aimar, Solari y Poy; Carril, Cabral y Kempes con Griguol como DT. El resultado fue 9 a 1 a favor del visitante.
La segunda visita de Griguol a la región fue como DT en un amistoso en cancha de Belgrano de Coronel Moldes
Jugaron su Rosario central contra un seleccionado moldense.
Tras su brillante ciclo como DT de Rosario Central, digirió a los Tecos de Guadalajara (1975-77), volvió a Rosario pero la campaña fue irregular en 1977/78 y en el primer semestre de 1979 dirigió a Kimberley de Mar del Plata hasta que en ese mismo año, a mediados, asumió en Ferrocarril Oeste, uno de sus lugares en el mundo.
En el “verdolaga” estuvo ocho años, en lo que significó el ciclo más exitoso en la historia futbolística del club de Caballito. Allí fue moldeando de a poco un equipo basado en los jugadores de la entidad, con muy escasos refuerzos, pero con una notable personalidad y un juego basado en la construcción colectiva.
En 1981 fue subcampeón de Boca en el Torneo Nacional, peleando cabeza a cabeza el certamen junto al “xeneiza” y River, que tenían como principales extrellas a Maradona y Kempes.
Ya en 1982, con un equipo más consolidado, y con Boca y River perdiendo a sus principales figuras, Ferro alcanzaba la gloria al vencer a Quilmes en el Nacional de ese año, y repetiría en el ’84 al imponerse sobre River.
En Ferro se vio lo mejor de Timoteo en cuanto ideales, un adelantado dentro del fútbol con tácticas inéditas y movimientos colectivos coordinados. Con “El Tifón Verde de Caballito”, que dominaba ampliamente los partidos, jugando por los costados y con movimientos que en muchos casos eran tomados del basquetbol, al punto que sus jugadores levantaban las manos y con sus dedos indicaban el número de las jugadas para que sus compañeros supieran cómo resolver cada situación.
En el 87 llegó a River Plate para suplantar al “Bambino” Veira. Ese equipo venía de ganar absolutamente todo a nivel mundial, continental y local. Griguol pudo ganar la Copa Interamericana ante la Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica, aunque su paso por el “millonario” no fue de lo más destacado.
Luego de un corto periodo en «La Banda», anduvo de vuelta por Ferro en el 88, donde se produjo la última visita a la región, más precisamente en General Deheza.
El elenco de Caballito jugó un amistoso con Acción Juvenil y se impuso por 5 a 0 con goles de Gustavo Acosta, José Fantaguzzi, por dos, Víctor Marchesini, de penal, y Carrasco.
El «aurinegro» de General Deheza alistó con Raúl Ceballos, Ricardo Cáceres, Gustavo Salazar, Juan Rivarola y Nelson Godoy, Ariel Mana, Rudy Ranco, y Jorge Quintana, Fabián Rimunda, Elbio González y Guillermo Guiñazú. El DT era Rafael Eloy Pavón.
Por su parte, el Ferro de Timoteo salió con Germán Adrián Ramón «Mono» Burgos, Oscar Agonil, Fabián Vázquez, Gabriel Perrone y Víctor Marchesini, Guillermo Rodríguez, José Fantaguzzi y Gustavo Acosta, Claudio Cristofanelli, Oscar Acosta y Daniel Fernández.
Posterior al segundo ciclo en el «verde», Griguol fue tentado por Gimnasia La Plata para un proceso a largo plazo que fue desde el 94 al 99 e incluyó los subcampeonatos en los torneos Clausura 1995, Clausura 1996 y Apertura 1998. En Gimnasia, donde aún se lo recuerda hasta el mínimo detalle, como el del golpe en el pecho que le daba a cada jugador al salir a la cancha desde el túnel, organizaba él mismo la Fiesta del Salame en Estancia Chica para recaudar fondos para las divisiones inferiores y condujo el show con sorteos de camisetas y pelotas firmadas por jugadores y ex jugadores.
En 1999 se marchó del club al recibir una oferta del Betis en España, pero no le fue bien y regresó otra vez a Gimnasia para la temporada 2000/2001, recaló en Unión de Santa Fe en 2002 y su último trabajo fue nuevamente en Gimnasia en 2003/2004 hasta que se retiró.
Griguol dejó su marca por donde pasó y pisó. Un sabio que daba enseñanzas de todo tipo a sus dirigidos y que impulsó nuevas y revolucionarias ideas en el fútbol.
“Prefiero a un optimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele el perfume de las nuevas flores, y no a un pesimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele a cementerio”, una de sus frases de cabecera. ¡Hasta siempre, maestro!
Redacción Al Toque
Fuentes: Infobae / CEDAT (Centro de Documentación Al Toque)
Gráfico: Al Toque
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