Cecilia Acevedo, la MVP que guió a Instituto a la gloria provincial

No habían pasado ni minutos del final cuando Cecilia “Chechu” Acevedo todavía respiraba como dentro del último cuarto. La cancha de Gorriones estaba llena de abrazos, voces, teléfonos encendidos y una copa que pasaba de mano en mano. Ella, la máxima anotadora y elegida MVP, resumió la victoria con la simpleza de quien deja todo: “La verdad que muy emocionante, muy contentas todas por habernos llevado el triunfo”.

El partido no fue solo una final. Para Instituto fue un objetivo trabajado durante meses. Acevedo lo deja claro sin rodeos: “Era una espina que teníamos porque el año pasado perdimos el mismo torneo contra el mismo rival acá en casa… fue un proceso que lo trabajamos durante todo el año”. La derrota de 2024 había quedado clavada en la memoria. Esta vez, la revancha fue colectiva: enfoque, madurez y una convicción que atravesó todo el fin de semana.

El camino empezó antes del domingo. El triunfo 65–53 ante Centro Social de Brinkmann en semifinales fue un examen de carácter, y Acevedo reconoce el valor de ese paso previo:
“Ya desde la semifinal estábamos muy concentradas, muy enfocadas. No fue fácil la semifinal tampoco. Brinkmann es un rival muy duro, con chicas muy jóvenes, pero que juegan muy bien al básquet”. Instituto entendió que el título no se ganaba en la foto final: se empezaba a construir en el primer cruce decisivo.

A la hora de hablar de la final, “Chechu” no elige poses épicas: elige verdad. “Fuimos palo a palo todo el partido… fue eterno el último cuarto, la verdad. Nosotras mirábamos el tablero y todavía quedábamos”, dijo en diálogo con Escuchalas Gambetear. Cada posesión fue un pulso que se tensaba entre la presión del público local y la obligación emocional que cargaba el equipo cordobés. Gorriones achicó, empujó y amenazó con la remontada. Instituto respondió a fuerza de concentración y confianza interna: “Era seguir para adelante con ese hambre de llevarnos la Copa”, indicó.

Con la copa ya en mano, Acevedo no se mira a sí misma. Mira a sus compañeras, a las que esperan, a las que se animan desde el banco, a las que necesitan minutos para crecer:
“Esto nos da mucha confianza, más a algunas de las chicas que no tienen tantos minutos en Liga Nacional, pero acá demostraron que pueden tener minutos. Tenemos un equipo súper largo y cualquiera puede estar dentro de la cancha”. La MVP habla de un equipo, no de un rendimiento individual. Lo suyo fue liderazgo y fuego en cada ataque; lo de Instituto, un triunfo trabajado desde la base.

En Río Cuarto, donde el año pasado la herida se abrió, Acevedo fue la voz que cerró el círculo. La gloria provincial llegó con la potencia de sus puntos y la convicción de su mensaje: la copa no era una recompensa; era una cuenta pendiente que había que saldar.

Fotos: Prensa FBPC
Redacción Al Toque