Con todo el corazón

Cuando las piernas dicen basta pese al calor del corazón, que aún sigue latente. Esa doble sensación siente Carlos Alberto Rosané cuando rememora el 23 de febrero de 1991. Ése día anunció su retiro de la práctica oficial. “Fue un poco triste porque dejaba la actividad que tanto amo”, recuerda a 32 años de aquella dura decisión.

El “Pampa” revela: “Lo que nunca me voy a olvidar es el día que, con 21 años, partí de Santa Rosa a Córdoba. Me quedó grabado toda la vida mi papá y mamá llorando en la terminal mientras yo salía en el colectivo. Y esa imagen se me vino a la mente cuando decidí dejar el fútbol”.

La trayectoria del lateral derecho nace en su Santa Rosa natal y continúa en la capital provincial. “Fui a Talleres, entrené un mes a prueba y, debido a la muerte del entrenador, pasé a Belgrano en donde finalmente quedé y empezó mi carrera”, describe.

Una anécdota que se desprende de su paso por el fútbol cordobés. Rosané recaló en Lavalle tras su periplo por Belgrano y en su incursión por la Liga Cordobesa rememora: “Fuimos el único equipo que le ganó al Talleres de Valencia, Alderete, Bocanelli, Bravo, Galván y Ludueña. Recuerdo que después de ese partido, Daniel Valencia me bautizó como ‘Bolsa de leña’. Le pregunté por qué me decía así y me respondió: ‘porque nos raspás todo’”.

El camino del pampeano siguió en General Cabrera. “Hice muy buena letra en Independiente Dolores y me quedé mucho tiempo gracias a la Alianza”, manifiesta. Allí formó parte de una campaña histórica con el “naranja” en el Regional ‘82. Luego jugó en Estudiantes, Colegiales de Villa Mercedes y emigró al fútbol boliviano para vestir la camiseta del Destroyes.

“La causa creo que fue en Bolivia en donde sufrí muchas infiltraciones en la rodilla”, explica el “Pampa”. Y agrega: “Sufrí mucho, hasta hoy mismo todavía lo padezco, y por eso debí dejar el fútbol. Porque más allá de la edad siempre me cuidé mucho, siempre entrené y me sacrifiqué para lograr todo lo que logré”.

Más allá del fuerte sismo que genera el adiós a las canchas, hay una sensación fuerte que reflota Rosané: “La carrera fue linda, emotiva y la hice con todo el corazón. Usé mucho la cabeza, usé demasiado el corazón y quizás me faltó un poco de técnica, pero lo que no tenía en los pies lo tenía en el corazón. Y eso hizo que la gente siempre se acuerde del Pampa. Eso es lo más lindo que queda en la vida. A la gente le quedó la entrega que siempre tuve en la cancha y eso fue lo más importante para mí, dejar todo en la cancha y no arrepentirme de nada.”

La figura del «Pampa» se agigantó fuera de la línea de cal gracias a una gran trayectoria como entrenador, aunque -como dice el propio Rosané- «esa es otra etapa y ya habrá tiempo para recordar».

Producción: Radio UNRC y Al Toque Deportes
Fuente: CeDAT (Centro de Documentación Al Toque
Gráficos: Al Toque
Redacción Al Toque