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De tal hacha…tal Ludueña

Gabriel Ludueña es nieto de Luis Antonio, el histórico “Hacha”, quien supo deslumbrar con talento en las canchas del fútbol argentino entre los ’70 y ’80. Desde inicios del 2021 el mediocampista ofensivo defiende los colores de Juventud Unida de Río Cuarto, elenco de una tierra donde el abuelo supo dejar su huella. “Hachita JR”, el nuevo desafío, la dinastía y la leyenda de Talleres.

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No hace falta de presentación para Luis Antonio Ludueña, aquel talentoso mediocampista con gran despliegue, capacidad física y una pegada potente que marcó una huella en el Talleres de Córdoba de los ’70. Físico grueso, musculatura fibrosa, cabello negro.

El “Hacha” nació el 21 de febrero de 1954 en el corazón de Barrio Jardín, aunque sus inicios futbolísticos se produjeron en San Lorenzo del Barrio Las Flores. Los “Turcos” fueron y son el primer amor de los Ludueña.

En San Lorenzo ganó el título de la Primera B cordobesa en el ’72, justificativo de sobra para que Talleres pose sus ojos sobre él y lo incorpore a sus filas. ”Hacha” se adjudicó 16 títulos locales con la camiseta “albiazul”, debutó en 1974 en los Nacionales de la mano de Don Ángel Labruna y no falló al devolverle la confianza con un gol en la victoria ante Gimnasia La Plata por 1-0. Ese equipo terminaría cuarto en el Torneo Nacional que ganó San Lorenzo de Almagro.

«Hacha» deja atrás a Agustín Cejas, arquero de Racing, en el Nacional 78, despegando toda su habilidad.

También estuvo presente en el debut oficial de un tal Diego Armando Maradona, en el duelo que disputaron los cordobeses en la Paternal ante Argentinos Juniors un 20 de octubre de 1976. Fiel a su costumbre, Ludueña marcó en el 1-0 en el juego donde el astro hizo su primera presentación en el “Bicho”.

Luis Antonio jugó en Talleres durante 10 años, completando un total de 340 partidos con 113 goles. Es el cuarto máximo artillero en la historia de la “T”. También supo ser parte del seleccionado nacional que conducía César Luis Menotti, quien se mostró siempre asombrado por ese Talleres que bailaba a todos de la mano de Ludueña, Daniel Willington, José Daniel Valencia, Luis Galván, entre otros.

Ludueña – Valencia, glorias eternas de Talleres.

La mala para “Hacha” fue la lesión sufrida en el tendón por un accidente doméstico que lo marginó del Mundial 1978, su gran cuenta pendiente. En el año 1979, se consagró campeón en el Preolímpico de Colombia, pero el boicot posterior de Argentina a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, no le permitió estar en Rusia.

Su carrera iba a seguir en el Málaga de España cuando corría el año 1981, aunque un desacuerdo económico frustró el pase. Lo más conocido para los de tierra adentro es su gran paso por Asociación Atlética Estudiantes, con quien en 1983 consiguió la clasificación al primer Nacional “celeste”. Finalísima contra Belgrano de Córdoba, archienemigo de Ludueña, en el viejo Chateau Carreras. El “león” salió con con Landaburu; Walter Gómez, Sánchez, Carranza y Burky (Acevedo); Ludueña, Silva y Santecchia; Pitarch, Héctor Gómez y Funes (Viano). El técnico, Miguel Ponce.

Fue triunfo de Estudiantes en uno de los hitos más grandes del deporte riocuartense y provincial con tantos de Héctor Gómez, Santecchia y, por supuesto, Ludueña. Los memoriosos dicen que “Hacha” se levantó la camiseta “celeste” en el festejo y tenía una de la “T” por debajo. Ludueña cerró su carrera en Instituto, donde jugó un puñado de partidos.

El festejo de Ludueña en el tercero de Estudiantes ante Belgrano en el ’83.

La dinastía siguió con sus hijos, Daniel y Gonzalo, mediocampista y delantero. Ambos registran inferiores en River Plate, aunque Daniel tuvo un paso más relevante por el “millonario”. El “Hachita” debutó en 1998 en la Primera, fue campeón en los Clausura 2003 y 2004, y posteriormente hizo casi toda su carrera en México.

Estudiantes de Tecos, Santos Laguna, Pachuca y Pumas U.N.A.M fueron los primeros clubes para Daniel. Fue refuerzo de Talleres para el torneo de B Nacional 2016-2017, aunque su paso se vio frustrado por continuas lesiones. El hijo mayor de “Hacha” cerró su carrera en Tampico Madero F. C., del ascenso mexicano, en 2017 con 35 años.

Daniel «Hachita» Ludueña, el primero en seguir los pasos de Luis Antonio.

Gonzalo Emmanuel Raúl Ludueña realizó su carrera mayoritariamente en el exterior. Luego de River fichó para Emelec de Ecuador, pasó por San Martín de Porres (Perú), O’Higgins y Everton de Chile, Manta F.C. de Ecuador, Santos de Guápiles y acaba de finalizar, con 35 años, su vínculo con Santamarina de Tandil, elenco que milita en la Primera Nacional argentina.

El tercero en el linaje de los Ludueña es Gabriel, hijo de Grisel y nieto de Luis Antonio. “Hachita JR.” es categoría ’96, juega de mediocampista ofensivo e inició su carrera en San Lorenzo de Barrio Las Flores. Como no podía ser de otra manera.

El destino quiso que Gabriel que arme sus valijas en 2014 y viaje a Costa Rica, donde estaba su tío Gonzalo. Luego de la primera prueba, los dirigentes quedaron convencidos y el joven volante estuvo casi un año defendiendo los colores de Santos de Guápiles, un equipo ubicado a una hora de San José, capital costarricense.

Posteriormente el nieto de Luis Antonio pasó por las inferiores de Racing de Nueva Italia y también de Talleres, además de un paso por el fútbol de México en la cantera de Pumas. Lo último del tercer linaje Ludueña fue en Instituto de Córdoba, donde estuvo tres años militando en las canchas de Liga Cordobesa.

Actualmente Gabriel defiende los colores de Juventud Unida de Río Cuarto. Y ya se empieza a hacer notar.

Ludueña (10) fue titular en los tres partidos que disputó Juventud en el Apertura 2021.

El pasado domingo anotó dos golazos en la victoria ante Sportivo Municipal en la victoria por 5-1 en condición de local por la tercera fecha del Apertura de Primera A. Gabriel asegura que no conoce mucho de Liga de Río Cuarto, aunque vio el nivel y quedó encantado. Además, el abuelo Luis Antonio le dejó un previo aviso sobre lo que se aventuraba.

“Estaba en Instituto hasta el año pasado, mi contacto con Juventud se da por Rubén Rodríguez (ex ayudante de campo de Darío Bringas) que es muy amigo de ‘Manzana’. El DT estaba buscando jugadores en varios puestos y entre esos estaba yo, así que así es que estoy acá en Río Cuarto. Vinimos tres, al final uno de los chicos se fue a Sportivo Belgrano de San Francisco y nos quedamos con Alexis Rodríguez (marcador central)”, indicó Gabriel sobre su llegada al “tricolor”.

– ¿Qué le dejó el último partido?

– Nos salieron las cosas mucho mejor que en los anteriores, quizá en el arranque no se nos abrió demasiado el arco y en esa puntada final nos costó. Hoy veo a Juventud como un gran equipo, con jugadores de buen pie y jóvenes, es por eso que creo que estamos para pelear.

– ¿Se siente cómodo en la posición donde viene jugando?

– Siempre he jugado en el medio, me gusta más suelto, pero manejo bien los dos perfiles, eso hace que pueda jugar en cualquier sector. Ahora en Juventud utilizamos dos sistemas, dependiendo el rival, y normalmente soy uno de los internos más adelantados. Estoy bastante cómodo porque me adapté rápido a la idea que hay.

– ¿Tiene algo del resto de los Ludueña?

– Los Ludueña somos distintos en cuanto a características, Gonzalo es mucho más rápido y se destacó de delantero, Daniel tenía mucha más técnica y jugaba en el medio. Mi abuelo, a pesar de que no lo vi jugar en vivo, fue el distinto. En mi caso soy similar a Daniel aunque un poco más rápido, podría decir que tengo cosas de mis dos tíos. Desde la contextura física quizá soy el más flaco de todos.

«Los Ludueña somos distintos en cuanto a características».

– ¿Cómo fue su trayectoria antes de llegar a la ciudad?

 – Me inicié en San Lorenzo, por una cuestión de familia, todos los Ludueña somos de ese club, después me fui a Costa Rica y jugué en Santos de Guápiles, me vine a Racing, fui a México, volví a Talleres y luego Instituto. Mi primera experiencia en Costa Rica fue con 18 años, llegué por un empresario amigo de mi tío (Daniel) y estuve cerca de un año, me costó desde el clima, la adaptación, pero estuve acompañado por mi otro tío que jugaba en la Primera (Gonzalo). En Talleres fue Juveniles de AFA y liga local, Instituto en liga local. Conocí bastante de la Liga Cordobesa con esos dos clubes sobre todo, me gustó mucho aunque hay bastante roce. En los enfrentamientos entre los clubes más grandes se juega un poquito más, son más entretenidos los partidos, más vistosos.

– Casi todos los grandes menos Belgrano…

– Belgrano es mala palabra en los Ludueña ja ja. Desde aquel lado no lo quieren a mi abuelo por todo lo que hizo en Talleres, encima siempre le hacía goles y los festejaba de una manera particular, es muy fanático. Desde la familia ni se habla de eso, somos Talleres. En mi caso sí tuve la oportunidad de ir, desde Belgrano me buscaron cuando estaba en San Lorenzo, pero mi abuelo no quiso saber nada, desde un primer momento dijo que no. Él estaba como entrenador de las escuelitas de San Lorenzo cuando yo me iniciaba, por eso tuvo mucho que ver en la decisión.

– ¿Hablar de fútbol es algo habitual en los Ludueña?

– En las juntadas de familia se habla y se juega al fútbol, vivimos pendientes de eso. Y en esas charlas siempre salen las historias de mi abuelo, los goles que hizo, los rivales que tuvo, los viajes y por supuesto Río Cuarto, mucho más cuando supo que me venía para acá. Lo primero que me dijo de Río Cuarto es que se ponía muy frío a la noche ja ja, pero desde lo futbolístico me dijo que es una liga muy competitiva que tiene buenos jugadores.

– El abuelo está lleno de historias. ¿Alguna que recuerde?

– La de la fruta contra Belgrano es una de mis favoritas, cuenta que le tiraron una mandarina, la dominó y después la peló y se la comió delante de la hinchada. Me contó también que salía al último de todos cuando pisaban la cancha, y en el calentamiento hacía un gol y la gente de Talleres lo gritaba como si fuera válido, una locura, se notaba que lo querían. Cuando en el viaje a África un periodista de allá le dijo que era el Dios del Fútbol también me encantó, genera un orgullo grande en la familia.

“Hacha” entrenó a su nieto. En los potreros de San Lorenzo de Barrio Las Flores. Hoy, con 25 años en la espalda siendo formador, Luis Antonio descansa en su hogar y sólo ve fútbol por TV. En el mientras tanto, Gabriel continúa con la dinastía de los Ludueña.

Fotos: Al Toque / Talleres de Córdoba / prensa Juventud Unida RC  
Redacción Al Toque

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