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El debate está sobre la mesa: ¿se puede considerar al poker un deporte?
Actualmente, hay una larga lista de prácticas deportivas –para evitar acuñar el término de “deporte” tan pronto– que son, por demás, inusuales. Y los hay de todos los sabores y colores.
El llamado Regball, una disciplina brutal que combina básquet, rugby y lucha en la que prácticamente casi todo se vale, dejando de lado la fineza del drible o la precisión de los tiros libres. Ni qué decir del Cheese Rolling, una carrera celebrada en la locación inglesa de Gloucester con más de 200 años de tradición y que simplemente consiste en “rodar” (más literal de lo que uno podría imaginarse) colina abajo a la par de una rueda de queso gloucester de 4 kilos. Y para los fans de la saga de Harry Potter, esto les va a gustar (o molestar): hay partidas de Quidditch, ese deporte de fantasía que practicaban los personajes tanto en los libros como en las películas a bordo de una escoba mágica en una suerte de balonmano montado; bueno, del que les hablamos se juega igual, pero sin escobas voladoras.
Claro, uno puede decir que ninguno de los anteriores ejemplos, o los que se puedan acumular, pueden ser considerados deportes. Pero si su práctica es extendida, hay una organización para llevarla a cabo y hasta cuentan con fanaticadas, ¿por qué no hacerlo? Y ya iniciados en el debate, ¿entonces el poker puede ser considerado deporte? A diferencia del Quidditch o de rodar cuesta abajo en una colina británica, este juego de cartas lleva mucha delantera para poder ganar el reconocimiento de disciplina deportiva.
Los jugadores profesionales o de élite siguen los mismos pasos de cualquier futbolista o maratonista deportivo: se entrenan, estudian la estrategia, practican constantemente y procuran llevar una vida sana y disciplinada. ¿Qué le falta entonces al póker para ser valorado como un deporte? Lo analizaremos a continuación, pero, en general, nada por el momento. Esto se debe a que el juego ya se considera un deporte mental, ya que no se basa únicamente en la suerte. Algo que si fuera cierto siempre ganarían las mejores manos y eso no pasa y la diferencia está en la habilidad de cada jugador. Esta es también la razón por la que el juego sigue teniendo una demanda cada vez mayor y los operadores invierten mucho en brindar a los jugadores la mejor experiencia posible al jugar al poker.
Póker: el rey de los deportes mentales
Jay Lovinger, reconocido editor de la cadena deportiva ESPN, publicó hace 20 años un texto con la pregunta “¿es el póker un deporte?”, analizando primero la semántica de la palabra “deporte” para después hacer una comparativa de lo que involucra el póker. Su conclusión: “seamos honestos, ¿cuánto ‘ejercicio físico’ se requiere para jugar, digamos, al golf o al billar en comparación con el póker? Y nadie va a cuestionar que los bolos, el golf o el billar son un deporte”.
Y claro, difícilmente un aficionado a las cartas puede decir que Bryn Kenney y Justin Bonomo (dos jugadores profesionales que han amasado fortunas inmensas en el juego) es al póker lo que Maradona al fútbol o Lebron James al básquet. Pero si se cambia la óptima a una enfocada a los deportes mentales, la situación cambia bastante.
Los deportes mentales son, a rasa definición, una práctica que no requiere esfuerzo físico sino mental, que posean reglas y normativa establecidas, y que su práctica necesite de un entreno constante para mejorar las habilidades se pongan a prueba durante su ejercicio. En esta categoría entran el mahjong, el bridge, el ajedrez, las damas, el xiangqui o ajedrez chino y, más recientemente, los eSports. Es la Asociación Internacional de Deportes Mentales (IMSA, por sus siglas en inglés), la que se encarga de marcar la pauta de estos deportes.
La IMSA nació en 2005, fruto de una reunión de las principales organizaciones de los juegos mentales anteriormente mencionados: la Federación Mundial de Damas, la Federación Mundial de Ajedrez, la Liga Internacional de Mahjong, la Federación de Juegos de Cartas y la Federación Internacional de eSports.
De entre todos ellos, tal vez solo los eSports le pueden competir en arrastre, popularidad y recaudación al póker, especialmente al póker en línea.
¿Qué le falta al póker para ser reconocido como deporte?
Técnicamente, el póker es reconocido como deporte desde 2009, cuando la IMSA lo puso dentro de su organigrama y ganó cierta legitimación a nivel internacional. Sin embargo, grandes organismos como el Comité Olímpico Internacional (COI) lo han dejado aún muy lejos de sumarse a su filas.
No obstante, el póker ha ganado terreno en este camino hacia su reconocimiento. Obtuvo su oficialización como deporte en Argentina en 2010 y en Brasil en 2012, mientras que, en México, la Comisión Nacional de la Cultura Física y Deporte lo nombró un “deporte mental que utiliza conocimientos matemáticos, disciplina y psicología”. Y no solo eso: si se analizan las cifras de participación de jugadores, tanto en torneos oficiales como en mesas de juego en línea completamente legales, el volumen de jugadores es enorme.
Aunque aún falta mucho para que este juego de cartas ingrese al olimpo de los deportes junto a otras disciplinas como el atletismo, el tiro con arco o la natación, seguro que seguirá ganando terreno entre la preferencia de la gente. Definitivamente más que el Cheese Rolling o el Regball.
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