Desde 1957, cuando terminó de coronar el tricampeonato, River
Plate no podía consagrarse campeón del fútbol argentino. Habían pasado once
años hasta el 11 de agosto de 1968 -y pasarían otros siete años más-, cuando el
“millonario” arribó a nuestra ciudad para enfrentarse a Atenas en un
partido amistoso.
El “albo” llegaba en alza, con un equipo bien formado y
varios representantes en el seleccionado local. Inclusive algunos de ellos, que
tenían compromisos por este motivo, decidieron jugar el amistoso contra River.
En la institución de Avenida Marconi sabían que algo grande podía ocurrir.
Del otro lado, Ángel Labruna volvía al club de sus
amores para darle aquella vitalidad perdida con los años, pero esta vez sentado
en el banco de los suplentes. El goleador mortífero ya no podía romper redes,
pero intentaba trasladar sus conocimientos desde la dirección técnica.
Esa etapa del “millonario” correspondió a una de las más
olvidables de su historia: 18 años sin salir campeón, logro que coronaría en
1975 con el propio Labruna como técnico. Un equipo con muchas figuras y un buen
juego, pero que no podía concretar en los momentos finales de los torneos.
Planteado el panorama, el domingo 11 de agosto de 1968
Atenas y River se enfrentaron. La crónica del día siguiente, publicada en el
diario “La Calle”, hizo alusión al gran desempeño del “albo”: “El
espectáculo lo salvó Atenas, con su accionar y mejor ubicación en la cancha
llenó la ansiedad de los hinchas de ver buen fútbol”.
River entró a la cancha con Amadeo Carrizo en el arco;
Morcillo, López, Guzmán y Matosas; Recio y Rinaldi; Cubilla, Ermindo Onega,
Daniel Onega y Montivero, dirigidos técnicamente por Labruna. En Atenas, los
titulares fueron García; Torres, Sosa, Charras y Oviedo; Peano y Gutiérrez;
Lucero Miranda, Nazor y Durán. El entrenador era Anacleto Peano. Uno de
los más elogiados luego del encuentro fue el preparador físico del local, Santos
Pérez, por la excelente forma de sus jugadores.
A los 10 minutos de iniciado el encuentro, Roberto
Matosas adelantó al “millonario” con un remate desde fuera del área, con
responsabilidad del arquero García que se encontraba adelantado. Durante el
resto del cotejo, el arquero mantuvo una formidable actuación bajo los tres
palos atenienses.
Promediando la primera etapa, Luis Cubilla aumentó
la ventaja para River. Lo que parecía iba a ser una goleada para el “millonario”
fue neutralizada por el ataque ateniense. Cerca del final del primer tiempo, Nazor
descontó para Atenas.
En el segundo tiempo, y a pesar de comenzar en desventaja
contra uno de los mejores equipos del país, Atenas encontró el empate: Durán
igualó a los 10 minutos con un cabezazo que venció a Amadeo Carrizo. El ímpetu y
el poderío del “albo” superó por muchos momentos a un River que no jugaba mal,
pero no encontraba el rumbo.
El público mostró su euforia por la gran actuación de su
equipo ante uno de los más grandes de la Argentina. Cabe destacar que River trajo
a sus figuras, a pesar del carácter amistoso del encuentro. Inclusive, según
retrata la crónica del partido, Ángel Labruna y sus colaboradores no paraban de
dar indicaciones a sus jugadores durante todo el segundo tiempo, para que encontraran
mejor posición dentro de la cancha.
La recaudación rondó los 3 millones de pesos en un 9 de
Julio con un marco imponente de hinchas. Aquel partido quedará marcado en la
historia del “albo” para siempre, jugando de igual a igual ante un grande del
fútbol argentino con sus mejores jugadores. Un empate con mucho sabor a triunfo,
anticipando lo que sucedería el 7 de febrero de 1973, cuando el “albo” se
dio el gusto de ganarle a River por 2 a 1.
La foto de los arqueros
Durante ese partido, el arquero Rubén Greminger de las juveniles atenienses se tomó una foto con el gran Amadeo Carrizo. En 2015, dialogamos con Greminger sobre aquel día y su recuerdo con uno de los mejores arqueros de la historia argentina.
> Foto con historia: Tarzán y yo
Gráfico: Al Toque
Redacción Al Toque