Hace 29 años, motivo de un compromiso privado y mientras transitaba la primera suspensión, Diego Armando Maradona llegaba a Alejandro Roca. Ese fin de semana pasó por la cancha de Colonia a saludar a las divisiones inferiores del club local y Defensores de Alberdi. Dejó un recuerdo imborrable para los presentes y el pueblo entero.
Atrás había quedado México 86,
la Mano de Dios y el Barrilete Cósmico. Hacía poco más de un
año, con Caniggia, Goycochea y compañía dejaba en el camino a Brasil y había
sacado a Italia de la final de su Mundial. La Argentina de Bilardo, el Diego y
cía. fue subcampeona de Alemania.
El 12 de octubre de 1991 fue un día memorable para una niña y todo Alejandro Roca. Apenas habían pasado unos meses del doping positivo de Diego Armando Maradona, por consumo de cocaína, en el partido Nápoli – Bari. Situación que lo marginó de las canchas por un largo rato.
A más de 12 mil kilómetros de Nápoli, en Alejandro Roca, una niña se conmovía con la historia del hombre que
había hecho llorar al país de alegría, desde la genialidad del Azteca, y
comenzó a escribirle cartas de apoyo.
Hace casi tres décadas, sin la tecnología de estos días, con
lapicera y papel elaboraba palabras de aliento al más grande, y un día llegó la
respuesta. Cuando la familia Maradona se mudó a Buenos Aires, y tan solo 542
kilómetros lo separaban de Alejandro Roca, proporcionalmente se acortó la
distancia, se agigantó el sueña de esa, por entonces niña, que le pidió que fuese
su padrino de confirmación.
El rumor en la región comenzó a crecer, todo parecía indicar que el
11 de octubre el “Astro” vendría a
Alejandro para ser padrino de alguien. Mientras la mayoría creía que era una de
las tantas historias que se crean alrededor de las grandes figuras y varios
vaticinaban un pedido de disculpas sobre la hora por no poder asistir, Maradona
demostraba una vez más que para él no hay imposibles. Pasada la medianoche del
viernes, un Mercedes Benz negro ingresó a la localidad, Diego y Claudia Villafañe, en persona estaban
en Alejandro.
En la mañana siguiente recorrió el pueblo junto a la familia de Valeria Giache (la joven que sería su
ahijada), se sacó fotos y saludó a todo el que se le acercó.
Finalmente Maradona no pudo ser padrino, algún comentario dice que el párroco local no se lo permitió por no estar confirmado. Sin embargo, ya había sido padrino de la cordobesa María Inés Valencia, la hija de Daniel “Rana”, otros sostienen que la negativa fue porque por entonces los niños debían tener padrinos y las niñas, madrinas; lo cierto es que más allá del enojo del ex jugador, fue Claudia Villafañe quien terminó siendo la madrina de la joven.
Diego en la noche de la confirmación.
Por la tarde del sábado, tras rechazar la posibilidad de jugar un
picado, fue convencido por algunos dirigentes del Club Atlético Colonia para pasar por sus instalaciones, en las que
sus divisiones inferiores recibían la visita de Defensores de Alberdi.
Hito, alegría y revolución
Franco Hernández, hoy entrenador de Juveniles de Banda Norte, era uno de los jugadores de la escuadra local y
recuerda: “fue la visita del jugador más grande de todos los tiempos, no tiene
par ni similar”.
El “Vasco” Hernández sostiene que ese día fue una revolución. “Recuerdo
estar vestido para jugar y nos pasó algo muy fuerte, verlo fue un choque
emocional terrible, 5 años atrás habíamos llorado por salir campeones del mundo
y uno antes lo habíamos hecho junto a él por perder la final, a esa persona que
veíamos tan imposible la teníamos en nuestro pueblo y en una cancha, para
nosotros fue una revolución porque nunca más nos pasó algo igual”.
Además lo define como una alegría popular para todo el pueblo, “los
amantes y los detractores cambiaron la sintonía, esos tres días todos fuimos ´Maradonianos´ y queríamos verlo, no acosarlo,
él se sintió cómodo en nuestro pueblo, fue a lugares tradicionales como el
boliche, a la cancha, a la radio, lo teníamos para nosotros, estábamos todos
contentos desde doña Rosa y doña Pepa hasta Josecito y Juancito”, grafica.
Finalmente lo considera un
hito histórico, más allá que en el pueblo llegaron muchas personalidades del
arte, la música y la política, “en lo deportivo habían venido Independiente,
Boca, algunos de los campeones del 78, pero Maradona levantó la vara a un lugar
inalcanzable y con el paso del tiempo se agiganta aún más”, afirma.
“Para mí es más que un jugador de fútbol, es un héroe, lo respeto
muchísimo por la increíble capacidad de estar ubicado siempre en el lugar que
yo quiero que esté, y pasan los años y sigue estando del mismo lado que yo
quiero. Amo al fútbol como a mi vida y Maradona abrió todas la puertas para
eso, y hoy sigo sintiendo lo mismo por él, como ser humano puede equivocarse
como yo, pero en lo conceptual sigue dando siempre el mensaje de que no hay que
cambiar la forma de pensar”, cierra Hernández.
Otro de los que formaban parte de ese equipo de Colonia, era el
periodista Mariano Morero, “los
muchachos de Río Cuarto no sabían que estaba ´el Diego´ en Alejandro, y cuando lo vieron entrar a la cancha se
volvieron locos, le alcanzamos la pelota para que la domine, la tiró para arriba,
se la puso en la frente, pero le costó tenerla y nos dijo: ´Chicos está pelota esta
ovalada ´, entonces uno de los dirigentes le pidió al utilero la nueva, pero
esa, era la más nueva”, recuerda la particular anécdota Morero.
La sorpresa de Defensores
Entre los integrantes del plantel de Defensores de Alberdi se
encontraba Gastón Batistti, el
nativo de Villa Reducción también recuerda el momento: “Fue justo el fin de
semana que él estaba en Alejandro, así que el sábado a la tarde fue a dar el
puntapié inicial, llegó en una limusina negra,
con un jeans y una remera negra, se bajó nos saludó a todos, uno por uno,
se sacó una foto con cada equipo y empezó a hacer una exhibición con la pelota
con unos borsegos”, relata el ex jugador de Talleres de Las Acequias y Estudiantes
de Río Cuarto.
“Cómo voy a hacer para seguir jugando después de verlo al ‘mostro’ este”,
dice que pensaba mientras lo veía hacer jueguitos, “muy contento de haber
conocido a Maradona, no todos tienen esa posibilidad y fue un día para la
historia”, cierra.
Carlos Elías, dirigente de Defensores, comenta que ese día no viajó con el
plantel a Alejandro, pero si recuerda que cuando llegaron “me dijeron que
habían estado con Maradona, y yo les decía que era imposible que habían ido a Alejandro,
no a Buenos Aires”.
Elias agrega: “Fue una sorpresa, hay una foto en la que está con el plantel, no sé cuántos clubes de acá tendrán una foto con Maradona, el club tan sólo tenía tres años de existencia, fue casi un regalo de cumpleaños (el aniversario de Defensores es el 29 de octubre).”
Más recuerdos
Otra de las personas que aporta datos sobre el acontecimiento es la
profesora de Educación Física Gabriela
Palma, quien recuerda que tuvo la suerte de bailar con el “Astro” en la
fiesta: “Fue algo hermoso, una linda historia para todo Alejandro, se sacó
fotos con todo el mundo y saludó a todos”.
Daniel Amari, actual presidente del club Colonia recuerda que se encontraba por
casualidad en la cancha cuando fue “El
10”, “ingresó por un portón del costado un auto negro y se bajó, entró a la
cancha ante el asombro de los chicos de esa época (hoy rondan entre 40 y 45
años), no sé bien quien lo contactó pero había muy pocos que lo sabían sino la
cancha hubiese estado llena”, relata Amari.
“Después quedó el contacto y la dirigencia lo invitó a la fiesta de los 75 años del club, aunque no pudo venir envió un telegrama que hoy se encuentra en el museo de la institución”, agrega el dirigente.
Si bien es cierto que no son tantos los títulos que exhibe Colonia
en sus vitrinas, se puede dar el lujo de contar que en su cancha estuvo el más
grande. Un día, Diego Armando Maradona le hizo una gambeta a los incrédulos y
marcó uno de esos goles que quedan grabados en la vida de quienes lo
disfrutaron. El 12 de octubre de 1991, “D10S” atendió en la cancha de Colonia.
Redacción Al Toque Fuentes: Archivo Club Colonia, Diario Puntal, LV16, Código CBA