Fútbol
“El día que volvamos a una cancha va a ser inolvidable, como debutar en primera”
La frase pertenece a Sebastián Irusta, entrenador encargado de la Escuela Municipal de Chucul, una de las participantes del Encuentro Al Toque. Mientras esperamos que vuelvan esas jornadas donde la pelota y los niños cruzaban sonrisas y alegrías, conocemos la situación de algunas de las escuelas que forman parte de nuestro Encuentro.
El Encuentro Al Toque reunió en los últimos años a las escuelas de fútbol de Río Cuarto y algunas localidades de la zona, en jornadas donde la pelota y los niños cruzaban sonrisas y alegrías, sin la presión de los resultados y en el que todos ganaban de la mano de la diversión.
En éste 2020, debido a la pandemia de Covid 19, nos vimos privados de compartir el Encuentro Al Toque, y con él, esos momentos lúdicos que llenan el alma, la de los niños y también las de los adultos, que por un rato se vuelven pibes y disfrutan del fútbol en su esencia pura: como un juego.
En los diferentes encuentros han tomado participación las siguientes escuelas: Optimus, Fede Funes, Palo Magallanes, Gorriones Rugby Club, Municipal Alpa Corral, Inter Academy, Centro Recreativo Unión de Olaeta, Herlitzka de Las Vertientes, Municipal de Monte de Los Gauchos, Municipal de General Deheza, Argentinos Juniors, Oliver de Holmberg y Municipal de Chucul, seguramente en la próxima ocasión se sumarán más.
En esta oportunidad dialogamos con los responsables de Gorriones, Fede Funes, Oliver y Municipal de Chucul, para conocer cuál es la situación por la que atraviesan, las escuelas como instituciones, los profes en su desarrollo profesional y qué relación mantienen por estas épocas de aislamiento con sus alumnos. Todos coinciden en que extrañan el Encuentro Al Toque, cada jornada sabatina de partidos y los entrenamientos con sus alumnos.
La realidad es diferente según los casos, aunque todos se encuentran con distintos grados de preocupación por la falta de actividad física de los niños. El profesor Sergio Garay, de la Escuelita de Fútbol de Gorriones, comentó que al comienzo de la pandemia enviaron actividades virtuales a los chicos y que comenzaron con una buena respuesta, aunque eso fue decayendo con el paso del tiempo: “Trabajamos conjuntamente con mi hijo, Bruno, y él les armó un circuito con la pelota para que los chicos pudiesen hacer, al principio les gustó, recibíamos muchas respuestas e incluso ellos mismos demandaban material, sin embargo de a poco fueron extrañando el juego en conjunto y eso les hizo perder entusiasmo”.
Garay relató que el principal objetivo de la virtualidad fue el de mantener el vínculo y el contacto con los alumnos y sus familias. Por su parte, Federico Funes, titular de la escuela que lleva su nombre, sostiene que la situación lo obligó a acercarse a los medios tecnológicos y que hoy los ve como una interesante herramienta de cara al futuro.
Totalmente diferente es la situación de los profesores que están a cargo de dos de las escuelitas de la zona, ambos comparten el nombre y apellido, Sebastián Irusta, uno está a cargo de la Escuela Municipal de Chucul y el otro de Oliver de Santa Catalina, ambos coinciden en que no han apelado a la tecnología para mantener el vínculo con las familias.
“Se extraña el contacto con los chicos, con los profes y también la relación interescuelas”, expresa Garay al comienzo de la charla y explica que desde hace 15 días están realizando con los chicos mayores de 9 años actividades atléticas, “ya que el atletismo está habilitado y el fútbol no. La idea es que los chicos recuperen su forma atlética y física para que el día que se pueda volver a trabajar con la pelota sea un poco más fácil”.
El profesor Garay comentó que se han encontrado con chicos que están con sobrepeso y que han perdido mucho de su capacidad motriz. “Están en una condición física atípica, con sobrepeso se nota la falta de actividad dinámica como la que ofrecen el colegio o la deportiva. El sedentarismo ha condicionado la capacidad y la falta de movimientos trae aparejada una serie de consecuencias en detrimento de la coordinación”, subrayó.
“(Los alumnos) están ansiosos de volver y hacer actividades. Tenemos todos los cuidados con un protocolo muy cuidadoso. Nosotros no trabajamos con todas las libertades porque estamos muy condicionados”, detalló Garay quien se mostró preocupado por los menores de 9 años: “Con los chicos de hasta 8 años hemos perdido mucho más la comunicación, lamentablemente no se qué será de ellos, si los padres no están atentos y no cuentan con un patio adecuado, va a ser muy complicado”.
Federico Funes, por su parte, comentó que tuvo una buena respuesta de parte de un grupo de chicos para trabajar de virtualmente, y que también él logró adaptarse a la modalidad, trabaja con un grupo de juveniles de clubes que decidieron no quedarse parados y los alumnos de su escuela entre los que cuenta con niños y niñas, lo hace vía WhatsApp, “en algunos casos con dos teléfonos a la vez para poder comunicarme con los distintos grupos”.
“Es un cambio total. Insistí mucho con la virtualidad y conseguí armar dos turnos de 5 chicos, no son muchos pero lo valoro y me entusiasma, en un momento estuve trabajando con un solo chico pero es algo que tenemos que responsabilizarnos en conjunto los profes, los papás y los chicos”, sostuvo el ex jugador de Estudiantes.
“Somos consientes que lo primordial es el cuidado de la salud y que no podemos exponerlos a un contagio, pero también es la obligación de los adultos la de poder disponer la manera de que se muevan y mantengan la actividad física”, dijo Funes.
Sebastián Irusta, a cargo de la escuela de Chucul comentó que llegaron a realizar dos clases presenciales a comienzos de año y que no usó la tecnología, “noto que los chicos están muy desmotivados, y rara vez patean en su casa. No apelamos a lo virtual para no generar algún inconveniente más a las familias”, dijo.
De todos modos, Irusta, quien además se desempeña en la escuela de básquet de Centro Cultural Alberdi remarcó que los chicos de Chucul están viviendo la cuarentena de una manera muy diferente a los de Río Cuarto, “algunos viven en la zona rural y pueden hacer su vida de manera casi normal, mientras que los que residen en el pueblo, la mayoría tiene patio grande o andan en bicicleta sin problemas, entonces atarlo al celular o la computadora para una rutina es contraproducente, ya que lo estaríamos separando de una actividad física como puede ser la bicicleta”, reflexionó.
Irusta agregó: “Habíamos pensado hace unos 15 días armar un protocolo pero se dieron los casos de General Deheza, de donde estamos muy cerca y además no olvidemos que Chucul está atravesado por una ruta donde hay un gran movimiento de transportes que llegan desde muchos puntos del país e incluso desde Brasil”.
Similar es la situación de su tocayo, Sebastián Irusta, quien es el propietario de la Escuela Oliver de Santa Catalina, en este caso habían llegado a realizar tres clases presenciales cuando se les avisó que no podían continuar “y ahora será desde la municipalidad que nos avisen cuando podamos retomar”, dijo.
En Oliver tampoco apelaron al trabajo virtual, Irusta sostiene que lo esencial al momento en que se pueda retomar con el trabajo será lo anímico. “Imagino una situación de mucho cuidado, sobre todo de parte de los padres y los profes, y creo que los chicos van a demandar lo lúdico, la interrelación y divertirse con la pelota y el juego grupal”.
También es diferente la situación institucional que vive cada escuela, “no todas las escuelitas estamos con la misma realidad, en nuestro caso, el alquiler que pagamos es con un convenio según la cantidad de chicos por lo que estamos mejor que otros casos, la situación es muy dura también para los propietarios de los complejos, como muchas otras, esta es una actividad que está muy complicada”, manifestó Garay.
“Hubo papás que pagaron la cuota mientras se trabajó, pero ahora es complicado, es una situación similar para todas las escuelas, algunos tienen complicaciones con los alquileres otros no tanto. Pero algunos lugares de los que estamos no sabemos si van a seguir estando después de esto”, agregó Funes, quien destacó: “tenemos un grupo de papas que están siempre colaborando, hicimos un par de colectas para ayudar a gente que necesitaba e incluso a uno de los profes que estaba sin trabajo”.
La espera por volver a pisar una cancha, es el denominador común, muchas son las situaciones que uno puede imaginar para el momento del regreso, seguramente se entremezclarán la alegría de poder jugar con el temor y la rigurosidad de los cuidados.
En esa espera por nuestro próximo Encuentro Al Toque, Sebastían Irusta resumió en una frase lo que cree que significará el regreso a una cancha para los chicos de Chucul, pero que seguramente se repetirá para cada uno: “El día que volvamos para los chicos va a ser una jornada inolvidable, como debutar en primera”.
Redacción Al Toque
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