El guardián de la cancha

Sin que nadie lo sepa y cuando todos se van,
él la camina centímetro a centímetro.

Recuerda el paso de grandes jugadores,
los amigos que juntó en el vestuario.

Sueña el retorno de los que la vida consagró.
Recuerda las veces que le puso leña al calefón en las noches de invierno.
O cuando le toco ser masajista aguatero y camillero a la vez.

De cada jugador lleva guardado un recuerdo en el corazón.
Rememora jugadas, festeja goles, imagina vueltas olímpicas.

Quiere achicar al arco cuando el rival ataca.

Riega, con lágrimas, el césped después de cada derrota.

Mas de una vez le tocó preparar comida para varios.

Es que para él los que se ponen la camiseta son uno más de la familia
y debe estar bien alimentado para darnos una alegría.

Por más que algún maldito le robe el compás
y la chancha quede en la mirada nacional.

El la seguirá marcando, para que brille cada domingo.

Aunque el físico no le dé para calzarse la 5,
es de eso tipos que la pisan con pasión
que dejan el alma por hacerla lucir.

No puede alejarse de ella, su gran amor.

La contempla con la Luna, la imagina colmada
y el canto de la hinchada le da las buenas noches.

Custodio por siempre de este sentimiento comunal.

Él es Cola Navarro, nuestro canchero.

* Periodista e hincha de Sportivo Municipal