La semana pasada se presentaron los protocolos correspondientes ante la Dirección de Deportes de la UNRC para que los equipos de handball regresen a los entrenamientos en el campus. El “verde” tuvo, en su rama masculina, un año atravesado de trabajos virtuales. La palabra de Luis González, entrenador del primer equipo.
Muchas de las actividades deportivas están comenzando a
reactivarse en la ciudad. En los clubes e instituciones, la mayoría de las
disciplinas ya entrenan los aspectos físicos con el debido distanciamiento.
Diferente es el panorama para los equipos de handball de
la Universidad Nacional de Río Cuarto. Si bien el hockey regresó a las
prácticas, ellas lo realizan en el Polideportivo Municipal y no en el campus de
la UNRC. Al estar la casa de altos estudios cerrada, los planteles de handball
aún no pudieron regresar a sus tareas en el Gimnasio Mayor.
Dialogamos con Luis González, entrenador del
equipo masculino del “verde”, quien nos contó sobre los protocolos que se
preparan para la vuelta: “Tuvimos una reunión con la Federación el martes de la
semana pasada, donde nos dieron las pautas y protocolos de la Confederación. Presentamos
el protocolo en la Universidad el miércoles con una reunión con la Dirección de
Deportes. Ahora estamos a la espera de lo que se pueda hacer dentro del
campus universitario”.
La luz se abre al final del túnel para el handball
universitario, pero los últimos meses se sucedieron con vaivenes tanto en las
actividades que se podían realizar como en lo que respecta a lo motivacional de
los jugadores. A través de la palabra de su entrenador, conocemos más sobre las
peripecias de un año atípico para el equipo “verde”.
– ¿Cómo los encontró el parate deportivo a inicios de la
cuarentena obligatoria?
– Teníamos todo listo para empezar el torneo en marzo. Arrancamos
la pretemporada a principios de febrero e íbamos a tener el primer partido amistoso
preparatorio en Villa María, pero la Federación lo suspendió. A partir de ahí
tuvimos una semana de entrenamiento y después el 20 de marzo vino la
cuarentena. En principio tuvimos unos 20 días a la expectativa de qué iba a
pasar hasta que asumimos que no iba a empezar el torneo. Se suspendió todo
progresivamente. La Confederación Argentina suspendió los torneos nacionales,
que se pospusieron para 2021.
Los jugadores del handball masculino de la UNRC, en plena pretemporada en febrero de este año.
– ¿Cómo encararon el trabajo desde la virtualidad?
– Al principio pasamos la rutina de gimnasio con los
elementos que cada uno tenía en casa. Después incorporamos la tecnificación, lo
que sería el entrenamiento técnico que hacíamos en cancha, pero con videos. Mandábamos
un video para trabajar lo teórico y lo práctico sobre la técnica individual,
biomecánica, técnica de pase y lanzamiento. Lo hicimos para que los chicos
tengan un fundamento de lo que practicábamos en la cancha, pero nunca podíamos
ver por qué se daba así en la teoría. Fuimos trabajando un poco con eso y también
la tecnificación sobre la preparación física, fundamentos motrices, explicación
de cómo realizábamos la evaluación y cómo se trabaja en virtud de eso. Después,
cuando se flexibilizó un poco todo, algunos ya pudieron salir a trotar y teníamos
una rutina individualizada para que trabajen la resistencia.
– Más allá de lo deportivo, ¿cómo trabajaron lo mental y la
motivación durante estos meses?
– Los estados de ánimo fueron totalmente
ciclotímicos. Empezamos abajo porque se había suspendido todo, pasamos a la
euforia del Zoom porque todos nos enamoramos de la plataforma, hasta que todos
nos desenamoramos del Zoom (risas). Fue subiendo y bajando la motivación, con
los elementos nuevos que pudieron ir manejando. Trabajamos con desafíos, pero en
nuestro deporte es muy difícil hacer técnica en casa. No todos se llevaron su
pelota, entonces era difícil. Intentamos hacer algunos desafíos con elementos
de técnica, como por ejemplo el pase con precisión, poniendo un blanco en el
piso, pero muchos no lo podían hacer. Otro problema es que tenemos muchos
jugadores que no son de Rio Cuarto: algunos son de Jujuy, otros de Mendoza, San
Luis, y eso no ayuda mucho.
Guillermo Oste, preparador físico, y Juan Boni, ayudante de campo, realizando pruebas físicas a los jugadores juveniles.
– El primer equipo de la “Uni” tiene las mismas caras
hace varios años, ¿cómo afecta este parate para lo aceitado que estaba el
equipo?
– Justo nosotros estábamos entrando en una etapa de
recambio. Tenemos más del 30% del equipo con jugadores que les quedan dos o
tres años, pero le estamos dando más participación a los juveniles. A los
que va a perjudicar es a estos jugadores más grandes, que cuando vuelvan
probablemente se les complique más la recuperación por estar muy frenados. A
los juveniles, sin dudas les afectará el aceitado del juego porque se les cortó
la posibilidad de estar más en contacto con los que tienen experiencia. No hay
mejor forma de aprender que estar en la cancha compitiendo, y eso no lo tenemos.
– Para usted, como profesor, ¿qué desafíos implicó este
cambio?
– Dentro de todas las cosas malas que tuvo este parate, lo bueno es que a los docentes nos dio una formación intensa en un montón de elementos que por ahí los manejábamos, porque las clases virtuales las teníamos, pero no tan asiduamente. Ahora fue nuestra única herramienta de contacto. Crecimos en el manejo de herramientas y preparación de elementos. En nuestro caso de la educación física y el deporte es mucho más difícil, porque en las asignaturas más relacionadas con lo teórico, el docente cuenta con la bibliografía y la misma se transfiere a la virtualidad. Nosotros tenemos que llevar la expresión corporal a lo virtual, lo cual es sumamente difícil. Progresamos en eso y ha sido el elemento positivo, enriquecernos en nuestra formación docente. No utilizábamos esta área y ahora la tenemos disponible.