El maestro uruguayo que empieza a disfrutar de su último baile

La Copa América Brasil 2021 será la sexta que afrontará Oscar Washington Tábarez de manera consecutiva. El entrenador de Uruguay sigue cosechando récords y, lo que es más importante, agigantando su legado.

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Copa América Uruguay

“El fútbol no es lo más importante en la vida, pero es el camino más rápido para mejorar las cosas más importantes de la vida”.
Oscar Washington Tábarez (Montevideo, 3 de marzo de 1947)

Cuenta la leyenda que, en el inicio de la década del ochenta, cuando su esposa estaba embarazada de su cuarta hija, escuchó en la radio que Peñarol estaba buscando entrenadores para las inferiores. ¿Los requerimientos? Tener experiencia como jugador y tener estudios completos. Al día siguiente, Oscar Washington Tabárez inicio su carrera como DT. Hasta 1986 dividió sus días siendo maestro de escuela y entrenador de fútbol.

Eso fue así hasta que a su vida llegó el Club Atlético Peñarol. Cuando empezó a dirigir a uno de los grandes de Uruguay, dejó las aulas y empezó a trasladar sus conocimientos solamente en el fútbol.  Su arribo al carbonero iba generar un cambio en su vida y también en el fútbol uruguayo. Tras ganar la Copa Libertadores con Peñarol en 1987 y -un paso fugaz y poco exitoso por Deportivo Cali- el sueño de su vida se cristalizó: llegar a la celeste.

Con la Selección de Uruguay debutó el 25 de septiembre de 1988, en un amistoso ante Ecuador en Paraguay, por la Copa Boquerón. Fue victoria por 2 a 1 y solo el comienzo de la historia. Bajo su mandato, se logró la clasificación al Mundial de Italia 1990, con Pablo Bengoechea y Enzo Francescoli. Uruguay integró el grupo E junto a Bélgica, España y República de Corea. Logró pasar a Octavos de manera milagrosa, desatando la locura del “Maestro” y de todos sus colaboradores, pero el local Italia, lo venció 2-0 y terminó con el sueño de ir por más. Aquel partido marcó el final de su primer ciclo como seleccionador.

En 2006, Óscar Tabárez regresó al comando de la celeste y logró generar una verdadera revolución. La selección uruguaya necesitaba una refundación, volver a ser. No había disputado los mundiales de 1994, 1998 y 2006. Sumado a eso el ambiente interno no era el mejor, sino todo lo contrario. Con su nobleza y humildad encabezó una de las mayores revoluciones del fútbol mundial. Y siempre ocupando el rol de formador y líder. Para Tabárez la clave está en tres letras E: Explicar, Entrenar y Evaluar. Hay pequeños espacios que el DT deja reservados para los futbolistas. A modo de ejemplo: no entra al vestuario a tomar mate, lo considera un lugar de los jugadores. Y otro detalle es que, previo a salir a la cancha, deja solos a los jugadores.

Al poco tiempo de empezar a trabajar los frutos empezaron a llegar. Se encaró una renovación que le dio lugar a los «botijas»: Luis Suárez, Edinson Cavani y Diego Godín, por citar algunos ejemplos. Los resultados, que al fin y al cabo son los que validan los proyectos, empezaron a aparecer. Más allá de la clasificación a Sudáfrica 2010, donde logró el cuarto puesto con Diego Forlán como emblema futbolístico y Diego Lugano como su lugarteniente; en 2011, ratificó el buen rumbo obteniendo la Copa América disputada en la Argentina. “Es el resultado del trabajo de mucha gente, sobre todo de los futbolistas que formaron parte de este proceso en sus diferentes etapas. Grandes personas que captaron lo que quería y lo llevaron adelante”, expresó Tábarez al explicar sobre los logros.

Diego Lugano, capitán y líder de Uruguay, al describirlo dice: “Es un ‘Maestro’, eso, un maestro. Un mojón de la historia del fútbol uruguayo. Una persona que llevó el futbol a otras áreas de la sociedad. Enfrentó con coherencia los diferentes momentos, de las críticas acérrimas a los elogios exagerados. Va a quedar para siempre como una referencia. Yo digo que hoy. En Uruguay estamos a años luz de Brasil y la Argentina, ya no te digo de Inglaterra o España, pero nuestra generación compitió solamente por la coherencia de trabajo de ese hombre. Él logró que la selección fuese una burbuja”.

Oscar Tabárez apostó por un proyecto que se consolide a largo plazo. No quiere que la Selección de Uruguay sea atravesada por los éxitos efímeros. Una anécdota que involucra al entrenador y Lugano marca claramente la filosofía del “Maestro”. Luego del Mundial Brasil 2014 la incertidumbre gobernó el proceso. Forlán ya no era el Forlán de 2010. El Cebolla Rodríguez se apagaba. El paso del tiempo le cobraba factura al capitán Diego Lugano que peleaba con una rebelde lesión. Y, para colmo de males, Luis Suárez se había convertido en un villano (tras el mordisco a Chiellini en el partido ante Italia).

Se avizoraban cambios. Después de unos días para pensar y replantearse cosas, Lugano pensó que era tiempo de dejar la Selección. Llamó al maestro Tabárez y lo fue a ver a su casa. Sentados en el living el capitán fue directo: “Mire maestro, voy a dejar la Selección…”. Tabárez escuchó, esperó y luego de la pausa tomó la palabra. “Te voy a contar una cosa Diego. Luego del partido contra Italia, después de renunciar a la FIFA por lo que pasó con Luis (Suárez), mi hija estaba en el Palacio Legislativo y todo el mundo la felicitaba. Cuando volví del Mundial me lo contó. ¿Y sabés lo que me dijo? ‘Papá, por favor no sigas. Ya está’. ¿Y sabés lo que le dije? Yo no quiero palmas ni gloria. Si las quisiera me retiraba al otro día de ganar la Copa América. Pero tengo un trabajo por hacer y ahora se viene la etapa más difícil que es mantener esto”. Lugano no hablaba. Y su técnico lo sorprendió preguntando: “¿Vos qué querés? ¿Querés palmas? ¿Qué te ovacione la gente? ¿Reconocimiento? Entonces salí mañana, llamá a una conferencia, y hacé público que no venís más a la selección. Ahora, si te recuperás rápido, tal vez tengas chance de aportar algo. Si a mí me da la salud, voy a seguir, porque tengo el desafío más difícil por delante…”. Lugano quedó sin palabras. Le dio la mano al maestro y se retiró. “Me mató. La convicción que tiene este hombre es increíble”. La historia fue contada por el propio Diego Lugano en el libro Maestro, el legado de Tabárez.

Cuando comience la Copa América de Brasil 2021, Oscar Tabárez seguirá engrosando su registro al frente de la Selección de Uruguay al dirigir su sexto torneo continental de manera consecutiva. Los números del ‘Maestro’ al frente de la celeste son extraordinarios. En total lleva 208 partidos dirigidos, tiene un 57% de puntos ganados, con 100 triunfos, 54 empates y 54 derrotas. Ostenta el récord al tener la mayor cantidad de partidos de fútbol dirigidos por un entrenador con la misma selección y contar con más participaciones en la Copa Mundial de la FIFA con la misma selección, luego de haber dirigido en Rusia, el cuarto con la celeste.

Pero más allá de los números, la presencia de Oscar Washington Tabárez en la Selección de Uruguay se valora por las enseñanzas, el sentido de pertenencia y la consolidación de varias estrellas. El “Maestro” es el artífice del cambio y del crecimiento del fútbol de su país. “¿Qué es lo que quiero? El último baile”, dice utilizando como metáfora a los Chicago Bulls de Phil Jackson. Y mientras él comienza a decorar el final de su obra maestra, el fútbol uruguayo empieza a disfrutar de su maravilloso legado.

Redacción Al Toque

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