Femenino
Emma D’Epiro, la joven del “celeste” que escribe su propio camino más allá del apellido Aimar
La mediocampista de 18 años se consagró campeona del Torneo Clausura con Estudiantes y disputa por primera vez el Torneo Provincial. Con crecimiento sostenido, la chance de jugar junto a su hermana y un apellido pesado que no la condiciona, proyecta su futuro con ambición y madurez.
Emma D’Epiro (16/08/2007) tiene 18 años, es mediocampista de Estudiantes y atraviesa uno de los momentos más importantes de su joven carrera. Sobrina de Pablo César y Andrés Aimar, creció rodeada de fútbol y hoy empieza a escribir su propio camino en la Liga Regional.
Recientemente se consagró campeona del Torneo Clausura con el plantel superior “celeste” y, además, vive una experiencia inédita: la posibilidad de compartir cancha oficialmente con su hermana Julia, de 16 años, quien integra Estudiantes Celeste en el Torneo Provincial, certamen organizado por la Federación Cordobesa de Fútbol.
Emma repasó el título obtenido, su evolución como futbolista y los objetivos que asoman en su horizonte.
Un campeonato especial: “Este título lo viví de otra manera”
El Clausura significó mucho más que una vuelta olímpica para la mediocampista:
“Nos fuimos muy contentas por el título del otro día. Desde lo personal también lo viví de otra manera por el hecho de jugarlo, de estar adentro de la cancha y de sumar muchos partidos. Estoy contenta por cumplir el objetivo y muy agradecida por la posibilidad”.
Para Emma, la clave del éxito del equipo radica en la identidad colectiva:
“Estudiantes tiene un equipo muy unido, que siempre tira para el mismo lado, y desde lo futbolístico nos hemos hecho muy fuertes”.
Evolución, confianza y un salto en el rendimiento
Su crecimiento en el último año fue evidente. De ser suplente habitual pasó a convertirse en una pieza importante del plantel.
“De un año a otro noté un cambio muy grande en lo que soy como jugadora. El año pasado fui casi siempre suplente e incluso en las finales no estuve, pero gracias al acompañamiento del cuerpo técnico y la fortaleza del grupo pude ganar en confianza y jugar este año”.
Emma llegó a Estudiantes en 2022, a los 15 años, luego de una prueba: “Empecé con 15 años, en el 2022, por intermedio de una prueba en Estudiantes, jugaba en la escuelita que lleva el nombre de mi tío (Pablo Aimar), pero jugaba con varones, hasta que surgió esa prueba, me sumé y acá sigo”.

El Torneo Provincial y un desafío distinto
La mediocampista disputa por primera vez el Torneo Provincial, una competencia que significa un paso más en su desarrollo.
“Es un torneo totalmente nuevo para mí, nunca jugué este tipo de instancias, pero me siento muy bien desde lo anímico y lo veo como otra oportunidad para ganar experiencia, tener otro roce y mostrarme. También está la posibilidad de jugar con mi hermana Julia, que juega en el Estudiantes Celeste, y que si bien solemos compartir entrenamientos, nunca estuvimos de manera oficial en una cancha”, detalló.
Dominio local: Estudiantes y Atenas, una pulseada permanente
Para Emma, la hegemonía del fútbol femenino está claramente marcada. Tal cual sucedió en 2024, Atenas y Estudiantes se repartieron un título cada uno y vuelven a definir por intermedio de la Final Anual quién es el mejor del 2025.
“Junto a Atenas hemos sido de los mejores del año, lo demostraron los números. El año pasado nos quedó la espina de que nos ganaran la final, así que ahora el objetivo es poder consagrarnos nosotras”.
Ser sobrina de Pablo y Andrés Aimar: un apellido que acompaña, no que condiciona
El vínculo familiar con dos referentes del fútbol cordobés y argentino es inevitable, pero Emma lo vive con naturalidad:
“No siento la presión de ser sobrina de… Lo tomo como si Pablo y Andrés fueran tíos ‘normales’. Sé que hicieron mucho en el fútbol pero en el día a día no me fijo mucho en eso”.
Eso no impide el orgullo familiar:
“La gente se sorprende y pregunta cosas, aunque queda solo en un detalle. Ellos siempre nos han acompañado; Pablo lo hace a la distancia por vivir en Buenos Aires, pero siempre nos pregunta cómo nos va y sigue atento a lo que jugamos”.
Objetivo personal: crecer y soñar
El horizonte de la joven futbolista está claro: “La idea es poder jugar en alguna categoría superior con Estudiantes o en otro club que lo haga en otro nivel. Ese es el objetivo personal, poder afianzarme como jugadora y vivir otra experiencia, de más jerarquía. Obviamente que el sueño grande es una Selección Argentina, aunque lo veo muy lejano”.
A paso firme, Emma D’Epiro sigue construyendo su historia dentro del fútbol regional. Con el respaldo de su familia, el empuje de un plantel que la vio crecer y la ambición de quien entiende que el camino recién comienza, la joven mediocampista se prepara para nuevos desafíos. Entre títulos, aprendizajes y sueños que asoman, Estudiantes encuentra en ella a una futbolista en plena evolución y el fútbol femenino de Río Cuarto, a una protagonista con futuro.
Redacción Al Toque
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