Fútbol
Franco Herrera, el hermano de Guido que también voló de palo a palo
Cambio de roles en un mismo puesto. El ex arquero de Talleres es el que hoy brilla ante los ojos del mundo en el fútbol turco. Años atrás, quien lo hacía era el Herrera mayor, Franco, que asegura que Guido superó expectativas.
Historias sobre “el que no llegó era mejor” hay decenas. Pero los futboleros memoriosos, en este caso los de Liga Regional de Río Cuarto, darán cuenta del que pintaba como antecesor de Guido Herrera también reunía condiciones.
Franco Herrera, “Tata”, como lo conocen sus allegados, es el relato viviente del futbolista que no quiso mentalizarse para llegar. El hermano mayor de Guido prefirió la cercanía de su familia, dejó más de una vez las pensiones para volver a su hogar y pasar el rato con sus amigos, y su recorrido por el fútbol se dio en el ámbito amateur. Consiguió un par de ascensos, otros tantos títulos, pero no tuvo consideración en el primer nivel. No lo buscó.
“Yo veía a mi hermano que llegaba a casa con el bolsito, sacaba sus guantes y me los regalaba, y yo quería ser como él”, contaba Guido Herrera, allá por el 2018 en una nota al diario Perfil de Córdoba.
Franco tiene actualmente 40 años, la pandemia y la ida de su hermano al Malatyaspor de la Superliga de Turquía lo obligaron a retornar a Río Cuarto. Mentalizado en nuevos proyectos personales, y con ganas de volver a calzarse los guantes, atendió su teléfono mientras miraba un partido de la atípica Copa Libertadores en pandemia y desnudó sus virtudes y defectos.
-¿Dónde comenzó todo?
– No hice nunca inferiores, nosotros vivíamos en Los Cisnes, un pueblito que no tenía fútbol, e iba a entrenar a Jorge Ross de La Carlota ya de grandecito. Tampoco jugué en Reserva, directamente debuté con 15 años en Primera, fue muy fuerte porque antes se jugaba con gente grande, hoy en día a esa edad es más normal.
– ¿De Los Cisnes a Río Cuarto?
– Nos vinimos a Río Cuarto, y como mi papá conocía al padre de (Alejandro) Marcial me llevaron al Deportivo. Me acuerdo que íbamos por todos lados a jugar campeonatos, con decirte que fui a Camilo Aldao con dos amigos más y ahí me subieron a un 504, que ni sabía de quién era, y nos llevaron a probar a Independiente.
– Y cómo saltás de Deportivo a los pasos buenos en tu carrera?
– Pasos buenos tuve en varios lados, fui poquito tiempo a Belgrano y me volví, tenía la cabeza de pueblo ja ja. A la semana fui a Instituto y ahí sí me quedé, empecé en mi categoría y al poquito tiempo me subieron al plantel de Primera, entrenaba con los mostros de la época pero era tercer o cuarto arquero. Integré el equipo que ascendió en la cancha de River contra Chacarita (1999), me habían subido junto a cinco chicos más pero no tuvimos oportunidades. Ahí empecé a entender lo que es ser profesional y fui compañero de (Mauricio) Caranta, una coincidencia con mi hermano, lo lindo y loco del fútbol.
– ¿En Instituto te formaste?
– Pasamos cosas lindas, pero en el final fueron malas también. Me tocó lo lindo del ascenso, pero a los dos meses Instituto pasa a tener AFA y yo era grande, quedamos en “bolas” con otros 30 chicos. Después de eso me fui a probar a Guaraní Antonio Franco por un contacto que tenía, quedé y luego se abrió la chance de Nacional de Paraguay. También tuve que viajar, antes no había chances de enviar videos y compilados, te veían en cancha y decidían.
En Nacional pude compartir plantel con jugadores que habían salido campeones con Olimpia en Libertadores, tipos grosos aunque no muy conocidos acá (Argentina). En esa época estábamos en la Segunda de Paraguay, el equipo creció y cuando yo no estaba más llegó a jugar la final de Libertadores. Después de eso pasé por Candelaria en Argentino A, Chaco For Ever, la CAI, Real Arroyo Seco, Formosa, Guaraní de nuevo y así por un montón de equipos.
-Y con tanto recorrido en el interior, cómo es que retornás a Liga de Río Cuarto
– Cuando me empecé a poner grande quise estar más en contacto con la familia, me sumé a Independiente Dolores, primero. Después surgió la posibilidad de hablar con Oscar Cavigliasso y me propone ir a jugar a Ateneo. Cabrera fue un lugar bárbaro, el club que me brindó todo desde lo humano y deportivo, jugamos Liga y Torneo del Interior. De ahí paso a Atenas, me fue mal, paso a Roncedo y luego a (Deportivo Municipal) Reducción, donde ascendimos.
– En el medio de todo eso también hubo viaje loco a México…
– Tal cual. Me fui a México a una tercera división, en 2015, una liga muy amateur. Viajé por varias cosas, terminé una relación, me fui a trabajar y a jugar, además de la experiencia nueva. Trabajaba en un restaurant, jugaba al fútbol y conocía lugares. Todo redondo y soñado. Estuve un año y por temas de papeles me tuve que volver, encima soy malísimo en inglés…clave en esos lugares turísticos.
-¿Y dónde jugaste?
– En México jugué en Jaguares, otra entidad que nada que ver al Jaguares bueno. Era el Jaguar que no mordía ja ja. Más allá del club, un lugar hermoso.
– ¿Siempre arquero?
– Siempre fui arquero, mi viejo igual y también Guido. En mi caso nunca jugué de otra cosa, siempre miré a mi viejo y mi hermano a mí. Nacimos arqueros, no hubo otra, lo sentimos así.
-El que no llegó era mejor. ¿Conocés el dicho?
– Si me hubiera puesto las pilas, llegaba. Todo el mundo te dice ‘vos era el mejor’, pero es lo que pasa siempre, el que no llega siempre es mejor y a veces no es así. Quizá yo tuve la mala suerte de no tener representante, en esa época no se veían mucho, no tenía a un tipo que me aconsejara dentro del fútbol. Como me pasó eso de Camilo Aldao, lo he hecho varias veces por contactos que iba conociendo. Podría haber hecho desastre en Primera, pero me faltó orden.
-Luego del retiro parece ser que hay un acompañamiento cercano a Guido…
– A Guido lo acompañe siempre, me iba a ver los partidos en auto o en colectivo desde que jugaba en las inferiores en Belgrano. El impasse se dio cuando me fui a México. Nuestra familia siempre tuvo los pies en la tierra, somos los más comunes del mundo, lo sigo viendo a Guido como mi hermano menor y él a mí como el mayor. En el caso de Guido también le pasó algo parecido, se curtió solo. Hoy en día está en Turquía con su mujer, pero está constantemente conectado con todos nosotros, hay WhatsApp, grupos familiares, videollamadas, todo. Es como si lo tuviéramos acá, se le debe hacer más llevadero y no creo que la esté pasando mal ja ja.
– La última: ¿Quién es mejor, Omar, Franco o Guido?
– Me comprometés ja ja. Pero Guido es el mejor, es un animal. Son diferentes tiempos y ritmos de juego, pero él sacó lo mejor de todos, es un crack. Encima tuvo las bolas bien grandes para pasar a Talleres cuando tenía un paso por Belgrano, tiene una personalidad terrible, superó todas las expectativas.
Los hermanos Herrera cambiaron de roles. Franco es ahora el que mira a Guido y se enorgullece por la carrera que está haciendo. Tiempo atrás fue el ex Talleres quien se calzaba los guantes del “Tata” y volaba palo a palo.
Fotos: archivo Al Toque
Redacción Al Toque
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