Estudiantes volvió a ser, revirtió la imagen que mostró en la primera fecha y pisó firme en Caseros. El desgaste físico, la arremetida del rival y una mano en el final le jugaron en contra y no pudo sumar de a tres. Será “todo o nada” frente a Platense el viernes próximo.
Si este mini torneo que ofrece Primera Nacional permite
algún margen de error, es mejor cometerlo en el inicio y sobre el cierre, donde
se definen los objetivos. Ese mensaje parece haberlo entendido Asociación
Atlética Estudiantes, quien se equivocó en el armado inicial frente a Morón y
en consecuencia no obtuvo el resultado esperado desde lo funcional y estadístico.
Este sábado tuvo la segunda oportunidad, de las siete que
entrega la Zona Campeonato A. El “celeste” se midió ante Estudiantes de Caseros
y se hizo dominador del partido en gran parte del mismo.
Marcelo Vázquez volvió a mover fichas, cambió el sistema,
pasó al 4-5-1 y experimentó en algunas posiciones.
La defensa estuvo conformada por casi los mismos
de siempre, con la salvedad de la ausencia de Emanuel Martínez Schmith y la
repetición como primer central de Nicolás Ferreyra.
En el mediocampo es donde se produjeron las
modificaciones de mayor resonancia: para bien y no tan bien. Comba y Arismendi
fueron los extremos que aportaron proyección. Padilla, naturalmente central, se
posicionó de volante de contención e Ibrahim Hesar construyó su propio “cajón” desplegándose
desde el lado de Padilla hasta el borde del área grande: otra faceta del
delantero nacido en Ascasubi. Todo esto se genera porque Bottino aún no se
recupera y Estudiantes lo necesita como el agua.
En la delantero estuvo sólo Javier Ferreira,
obviamente abastecido por los que venían desde atrás.
En el inicio hubo dos planes: uno de los locales con
Mauricio Giganti, y el restante con los “leones” de la mano de Marcelo Vázquez.
El segundo surtió efecto rápidamente, el Estudiantes de Avenida España presionó
en salida, ahogó al “pincha” y no lo dejó ni pestañear.
Esa arremetida “celeste” tuvo sus frutos a los 12’ y a los 15’. Corte de Padilla, apertura para Arismendi, centro de izquierda hacia el medio y gol con la pierna menos hábil de Hesar para la apertura del marcador. Posteriormente, el propio “Turco” hizo todo: presionó, quitó y se escapó con pelota dominada hacia el mano a mano con Saracho. Ibrahim definió, esta vez con su zurda, a un palo y estampó el 2-0. Puño apretado en el banco de suplente en ambas conquistas, como mostrando desahogo.
Estudiantes lo ganaba bien, mostraba ser el de siempre.
Parecía que estábamos viendo un viejo partido desarrollado en 2019. Pero no,
era el primero de los buenos en pos pandemia.
Tres minutos después el rival reaccionó. El Estudiantes bonaerense avisó con un remate de González Metilli y la pelota huyó al córner. De ese tiro de esquina vino el lanzamiento del propio Metilli y Neri Bandieri, tras un descuido de Lucas Suárez, cabeceó a merced para anotar el descuento local.
El gol del “pincha” de Caseros no modificó acciones, ni el
trámite que dibujaban los 22 protagonistas con el correr de los minutos. El “león”
no sintió el golpe y siguió por la senda pensada desde el inicio. Se fueron los
primeros 45 minutos con varios puntos altos en los conducidos por Marcelo
Vázquez: Ortigoza se hizo dueño del mediocampo, Hesar era digno de
reconocimiento, Padilla cumplía y Arismendi-Comba crecían por las bandas. La
defensa no era exigida y cuando lo ameritaba Ferreyra se imponía en el mano a
mano que le propuso Tomás Bolzicco (el 9 local).
Sobre los primeros minutos de la última etapa de partido los
dibujos tácticos fueron los mismos, las intenciones similares y en consecuencia
el marcador no se movía. A los 10’ Giganti realizó el primer doble cambio en el
local y los ingresos de Rodrigo Melo y Martín Garay le dieron más generación de
juego y profundidad. A partir de ese momento Estudiantes de Caseros empezó a
inclinar la balanza, eso lo vio el cuerpo técnico visitante, que también cambió
fichas: Sepúlveda reemplazó a un fatigado Hesar y Dutari entró por el lesionado
Lucas Suárez.
Estudiantes, el “celeste”, ya no era el mismo en los 30’ minutos que quedaban de partido. El desgaste físico realizado en la primera hora y la arremetida del rival lo obligaron, casi por decantación, a retroceder unos metros, cederle la pelota a Ortigoza y apostar al contrataque con las “balas” Arismendi y Comba.
Ortigoza fue de lo mejor en Estudiantes en el empate en Caseros.
La nueva intensión “celeste” duró poco, porque Arismendi y
Comba ya no corrían como antes, el combustible era menos. Hasta el propio
Ortigoza, que la estaba rompiendo toda, se mostraba cansado. Es por eso que
ingresaron Cuello y Parisi, el primero para ser soporte del doble volante
interno y el segundo para mostrarse como alternativa por las bandas. Ninguno de
los dos ingresados cumplió con creces lo pedido.
Marcos Fernández hizo lo propio minutos después, también entró
para cumplimentar en el mediocampo cuando el cronómetro marcaba 39 minutos.
Al “celeste” le quedaban 6’ para aguantar, más los 6’ que
posteriormente adicionó el árbitro Yael Falcón Pérez. El asedio del local era
cada vez mayor, el “pincha” manejaba la pelota, arrinconaba al “león”, aunque
no le generaba demasiadas acciones de peligro.
Parecía que el cerco que proponía el conjunto de Giganti se producía por obligación, más que merecimiento, pero en el epílogo del compromiso se produjo la jugada clave que puso cifras definitivas. Centro largo al área remate del delantero local sobre el cuerpo de Vester y el defensor “celeste” no pudo encoger del todo sus brazos cuando la pelota viajaba hacia su humanidad: Falcón Pérez señaló el punto penal y pitó la pena máxima.
A los 48’ y monedas el “Tanque” Figueroa se hizo cargo del remate desde los doce pasos y cambio el disparo por gol. Empate inmerecido para el local y final del partido.
Estudiantes retorna a la ciudad con un sinsabor, cambió la
imagen y en gran parte del partido demostró ser más. Los detalles, los famosos
detalles, lo privaron de los tres puntos. El planteo “celeste” fue bueno, los
cambios propuestos por Vázquez no salieron como quería el DT y el desgaste
físico le jugó en contra.
Segundo empate en fila en la misma cantidad de fechas disputadas. El próximo viernes 11 recibirá a Platense desde las 21.10 en el “Antonio Candini” y será un “todo o nada” para el local y sus aspiraciones por el primer ascenso a Liga Profesional.