Fútbol

Iván Delfino: “Me considero un hombre de palabra y soy creyente de la conducción por razonamiento”

El director técnico nacido en Sunchales y actual conductor de Estudiantes tuvo una charla abierta con periodistas de la ciudad y habló de todo. Por una iniciativa del CISPREN, el estratega repasó sus inicios, detalló el manejo de grupo, la situación institucional de su club actual, su relación con la prensa y qué piensa de la salud mental en el fútbol.

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Iván Delfino: “Me considero un hombre de palabra y soy creyente de la conducción por razonamiento”.

La economía de palabras en cada respuesta no va en desmedro de la amabilidad y la atención a la conversación.

“Hablo desde mi experiencia y vivencias, todo lo que pueda a llegar a decir es de acuerdo a mi recorrido como jugador y entrenador”. Son las primeras palabras que lanza Iván Raúl Delfino, actual entrenador de Estudiantes, en una charla abierta que organizó el CISPREN (Círculo Sindical de la Prensa) el pasado martes por la noche y que tuvo dirigida a periodistas de la ciudad.

Simple, conciso y de frente. El experimentado director técnico nacido hace 53 años en Sunchales – Santa Fe le escapó a la efervescencia del resultado y lo urgente y repasó sus inicios, detalló el manejo de grupo, la situación institucional de su club actual, su relación con la prensa y qué piensa de la salud mental en el fútbol.

«No soy de hablar mucho», advierte mientras se acomoda en el escritorio y se prepara para responder consultas de los profesionales en medios de comunicación. También reconoce que tiempo atrás no se hubiera imaginado dando una charla con la prensa, desprovista de adornos dialécticos, pero en la que marca con claridad pautas y objetivos.

Delfino como jugador fue un férreo defensor central. Inició su carrera en Unión de Sunchales, pasó por Banfield, El Porvenir, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Juventud Antoniana de Salta, San Martín de Mendoza y se retiró a los 35 años en Libertad de Sunchales. Inmediatamente después de retirarse, Delfino se convirtió en asistente técnico de su último club, Libertad. El 8 de enero de 2008 fue nombrado entrenador del primer equipo en sustitución de Frank Darío Kudelka.

Desde allí hasta la actualidad pasó por Juventud Antoniana, Crucero del Norte, Patronato de Paraná, Temperley, Instituto de Córdoba, Sarmiento de Junín, San Martín de Tucumán, Colón de Santa Fe y Estudiantes. Convirtiéndose en un técnico caratulado “de ascenso”.

Considero la adaptación al medio como fundamental para poder trabajar, la idiosincrasia de las provincias son totalmente distintas. Yo no me puedo manejar de la misma forma en el Norte (dirigió en Jujuy y Salta), en la zona de Córdoba (dirigió en Instituto y Estudiantes o en Buenos Aireas (estuvo en Temperley y Sarmiento de Junín). Esa adaptación rápida que yo tuve me ayudó a tener un mejor ida y vuelta, sobre todo con la gente que trabaja en las instituciones. Y a su vez también, esas formas de ver la vida, en cada una de las provincias, te hacen ganar experiencia. Sí, debo reconocer que el lado negativo es todo lo desgastante que te deja el fútbol, pero la realidad es lo que elegí”, dice sobre la idiosincrasia y adaptación a los lugares.

“Voy a todos lados con dos valijas, después de que me robaron todo en Tucumán (risas). A una la desarmo completa y de la otra saco y pongo. Porque no sé cuánto voy a durar, no quiero ser pedante pero sí tengo la posibilidad de elegir dónde quiero estar”, agrega.

Iván Delfino: “Estamos tratando de seguir creciendo, queremos ser un equipo durísimo”.
Iván Delfino tuvo una charla abierta con periodistas de la ciudad y habló de todo.

¿Por qué tuvo siempre una relación tensa o alejada con la prensa?

“Mi relación con la prensa nunca fue buena, pero por una cuestión mía, no del resto. Es difícil reconocerlo porque te toca el ego, te mirás para adentro. Ahora que estoy grande lo admito. A mí me molesta que me critiquen, y antes era mucho más cerrado. En estos momentos me abrí un poco más, pero mantengo algo que siempre lo hice: cuando terminan los entrenamientos o los partidos no atiendo a nadie, sea quien sea. Si quieren hablar conmigo me encuentran en el club en horario de trabajo, después no atiendo los teléfonos. Es mi forma de trabajo”.

“Vengo de una formación de pueblo chico, Sunchales. De padres separados cuando yo era muy chico. Entonces para sobrevivir forjé una coraza. Lo que yo no conocía o no confiaba directamente actuaba a la defensiva. Es un motivo quizá de la relación que tuve con el periodismo. No reniego de eso, lo reconozco ahora, son cosas que me hicieron crecer. Ahora de grande empecé a entender las cosas de otra forma, y entendí también que no todos ven las cosas como yo y hay que ser más paciente”.

Las redes sociales. “El cambio fue brutal, a nosotros que tenemos más de 50 nos atropelló. Hay mucha más exposición por las redes y nos han hecho creer que toda opinión es importante. El desafío de nosotros, los protagonistas, es tratar de mejorar la comunicación y adaptarnos a las nuevas formas. En mi caso no consumo, porque tardé 18 años en hacerme un perfil de entrenador y hoy en día una persona con un video de 1 minuto te puede arruinar la carrera”.

“Mi relación con la prensa nunca fue buena, pero por una cuestión mía, no del resto”, reconoce el DT.

¿Cómo experimentó su cambio de jugador a DT?

“El jugador de fútbol se maneja en manada, y yo no fui la excepción. En mis más de 15 años como jugador hice eso. Qué significa: El futbolista siempre está en grupo y resuelve todo en un vestuario, tiene privilegios también, como el hecho de no hacer una cola para cobrar, de tener algún regalito, y demás. Cuando pasás a ser entrenador ya estás solo, o un poco más solo, ya sos tus propias decisiones pero no ejecutás. En mi caso ese cambio fue rápido, ni hice el famoso duelo del retiro, fue un traspaso rápido y no planificado. Si hago un balance debo decir que mi carrera como entrenador fue más vertiginosa, yo a los 41 años ya estaba dirigiendo en Primera División y con el tiempo reconocí que no estaba preparado. A partir de ahí fui cambiando y buscando las formas. Hoy soy una persona totalmente distinta”.

¿Cómo transmite sus ideas a los jugadores?

“Siempre pongo de ejemplo a mis tres hijas. Las tres fueron al mismo colegio y tuvieron a los mismos profesores. Pero las tres no aprendieron por igual. Una quizá aprendió más de matemática que la otra, otra más de otra materia, y así. Yo en un plantel de 30 jugadores tengo que saber reconocer a quién le tengo que mostrar un video, a quién se lo tengo que enseñar en cancha y a quién se lo tengo que dibujar. Si no entiendo eso no soy un buen entrenador. Eso te lo da el tiempo. Respiro el vestuario, en 7 días tengo que saber quién es quién en el plantel, sino me tengo que ir. Ese conocimiento me lo dio la experiencia”.

¿Qué tiene que tener un jugador para que usted lo elija?

“Me gustan los jugadores que entienden del juego. Cuando se empezaron a achicar los tiempos en el fútbol, a nosotros los entrenadores nos complicó la planificación. Vos cuando tenés que armar un plantel, con esos tiempos acelerados, necesitás a jugadores inteligentes y que te conozcan, por eso llevo a muchos que ya dirigí. Con dos o tres conceptos ya saben lo que buscás. En este Estudiantes hay un montón y hablo mucho con ellos, caso Maffini, Ojeda, Vázquez, Olivera, Gudiño, Antonini, Cobos. Trato de inculcarles cosas para que me entiendan, soy de la conducción por comprensión. Quiero que el jugador me entienda por razonamiento y no por autoridad. Si el jugador te obedece por autoridad en algún momento no va a saber qué hacer, por eso hay que ayudarlo a entender”.

“Soy de la conducción por comprensión. Quiero que el jugador me entienda por razonamiento y no por autoridad”.

¿El jugador actual entiende menos de fútbol?

“Creo que hoy hay pocos jugadores inteligentes, sobre todo los jóvenes. Esta nueva camada creció consumiendo el producto terminado, mirando al Barcelona, al Real Madrid, al fútbol de allá (Europa). Pero se salteó todo el esfuerzo que hace un jugador para llegar. En esa comprensión salimos perdiendo, más allá de que hemos ganado en otras cosas, como en preparación física, alimentación, estudios, y demás”.

¿Se maneja con un 11 ideal?

“Me gustan que todos mis jugadores se sientan titulares. En un plantel tenés jugadores de primera línea, segunda y tercera. El objetivo es que los de segunda línea se peguen a los de la primera, y no de segunda a tercera, porque la brecha se hace más grande y se te achica el plantel, las alternativas. La lucha interna, la competencia, es clave, en eso tiene que ver mucho el entrenador y el convencimiento que tenga el jugador”.

¿Es importante también quienes lo acompañan en el cuerpo técnico?

“Fui cambiando de cuerpo técnico, por ir mejorando y avanzando. Con el profe (Tulio Pianessi) que tengo ahora me tuvo de jugador, mejoré un montón con él, le tengo muchísima confianza. Sumé a Pablo Semeniuk y en un momento lo tuve a ‘La Bruja’ (Federico) Vismara, que son los que me dan la llegada a los más jóvenes. Con el tiempo aprendí a delegar y también a sentarme con mi equipo y compartir ideas, preguntarles qué sienten y opinan, y a partir de ahí buscar formas”.

¿Qué lugar le da a la salud mental y al trabajo de especialistas en la materia?

“Mucho no me apoyo en couching o psicólogos, tuve muchas discusiones en ese sentido. Sobre todo por las formas en que abordan el tema. Yo siempre sostengo que el jugador de fútbol no te cuenta toda la historia, no le larga todo a un profesional, algo se saltea. Además soy un creyente de que el fútbol es un estado de ánimo, si vos no estás en equilibrio no vas a rendir, y después tenés el riesgo de enfermarte. Hago un análisis rápido, cuántos entrenadores sufren o se han muerto de cáncer, eso es causa de un estrés muy grande, una explosión de estrés que no sale. El jugador quizá se descarga pateando una pelota, a la adrenalina que el DT siente casi no la expresa. A mí me pasó a los 41 años, tuve un ACV y casi perdí un ojo, me salvó un doctor cuando dirigía en Salta. Mi consejo es que el protagonista tiene que hacer otras cosas además de entrenar dos horas por día, descontracturarse y mentalizarse en otras cosas, obviamente siempre dentro de los cuidados necesarios”

“No fueron buenas mis experiencias con psicólogos, o con gente que se dedica a la salud mental. Para mí no generan mucho. Pero sí soy abierto, si el jugador lo desea que vaya tranquilo, en mi cuerpo técnico no tengo esos especialistas, me inclino por la experiencia”.

Delfino: “Mucho no me apoyo en couching o psicólogos, soy un creyente de que el fútbol es un estado de ánimo”.

¿Cómo se lleva con las urgencias en el fútbol y cómo administra esa lucha resultadista?

“Las tomo tranquilo, porque la única forma de defenderse es trabajando. Nosotros lamentablemente estamos desamparados, no puede haber tanta sangría de entrenadores. Es porque el gremio que tenemos no es fuerte, en cierto punto. Creo que el principal problema es el camino que tienen los dirigentes y las convicciones que persiguen, durante el primer tropiezo ya cambian, se frustran y cambian rápido de pensamiento. Hoy no existe el trabajo a largo plazo. Entonces hay que estar preparado”.

La situación institucional de Estudiantes

Desde diciembre pasado el presidente Alicio Dagatti se encuentra preso en la cárcel de Bouwer acusado de asociación ilícita y principal sospechoso de una organización delictiva que, a través del transporte de carne, ingresaba productos prohibidos a la cárcel.

En ese sentido, Delfino dijo: “Es compleja, una vez que pasó eso (la detención de Dagatti) todos los cañones miraron hacia el cuerpo técnico. Dijeron que yo me iba, cuando en realidad nunca lo pensé y ni siquiera se lo comenté a alguien. Yo sigo en Estudiantes porque soy un hombre de palabra, le dí mi palabra al presidente y sería ingrato de mi parte abandonar cuando esa persona no está. Es mi forma de ser. Hoy en día los resultados nos están acompañando y el jugador se sintió fortalecido, no digo que todos los días son brillantes y soleados, hay días malos. Pero buscamos cierto equilibrio”.

Como gestor de grupo, cómo hizo para que el plantel no se apegue a esa situación…

“Soy conductor del grupo y me mentalicé en que nos hagamos cargo de lo que nos corresponde. Desde ese compromiso trabajamos. Vine a Estudiantes porque hubo un llamado del presidente luego de la salida de Colón. En ese momento le dije que en Nacional B dirigía en Río Cuarto, salvo que venga otra oferta era así. Me puse de acuerdo en noviembre y acá estoy. Me siento cómodo, me gusta la ciudad y repito, soy un hombre de palabra”.

Acaso Iván Delfino se afilie a los entrenadores que todavía confían en que toda su verdad está en el trabajo de cada día, en los entrenamientos de la semana y la ejecución de un plan en los partidos más que en lo que pueda decir ante un micrófono. Desde Al Toque Deportes celebramos la iniciativa del CISPREN y aplaudimos la apertura del director técnico.

Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque

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