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José Aríz en Roncedo, una institución dentro de otra

El actual presidente de la institución de Alcira Gigena fue sorprendido en el acto de inauguración de las nuevas luminarias. El estadio del “albiceleste” llevará su nombre.

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José Aríz en Roncedo, una institución dentro de otra.

Un club, para los que vivimos de este lado del mundo, es el segundo eslabón de este “círculo virtuoso”. Se trata de una institución con un fuerte vínculo con la comunidad y con cada persona que pasa por sus instalaciones. No es solo una entidad deportiva, un lugar de ocio y recreación o un ámbito de socialización. Es todo eso y algo más. Genera identidad, pertenencia, incide en la formación integral y permite ser un lugar de convivencia entre personas.

Un club no nace de un día para el otro. Un predio, una construcción, un edificio y sus canchas e instalaciones deportivas y sociales, son el resultado de muchos años de trabajo, pero sobre todo de un proceso que generalmente nacen de un soñador impulsivo.

Quizás muchos clubes en Argentina tienen en su origen todos esos elementos conjugándose al mismo tiempo, pero es el rol de sus integrantes el elemento que los distingue.

Toda esta introducción es para hablar de José Julián Ariz, histórica figura de Lautaro Roncedo de Alcira Gigena. Uno de los dirigentes más longevos de la región, que ya pasó los 60 y lleva más de 50 dentro de su club.

La historia es larga, y se entrelazan varios capítulos en ella. Aunque lo concreto es que Ariz se inició futbolísticamente en Roncedo, llegó a jugar en Primera División y fue parte de las épocas doradas de la institución. Los que lo vieron jugar, aseguran que fue un “2” guapo, férreo y con hombrura.

Campeón en Primera B en 1978, campeón como técnico y jugador en el ’88, dirigente en el ’93 y presidente en el 94’ y 2012, cuando Roncedo consiguió todo lo que tiene en el ámbito regional y provincial.

Pero además, hacedor de las obras más importantes que se hicieron en el club y dueño de un linaje intachable: el roncedista.

José luce unos jeans clásicos, o vaqueros le decimos en estos lares, chomba azul y unos zapatos marrones. Junta sus manos por detrás de su cintura y asiente a todo lo que le dicen. Es tímido. Escucha más de lo que habla, aunque siempre ejecuta.

Con esa prestancia se alista para llevar adelante un acto histórico en la cancha de Roncedo. Un 8 de noviembre, en el aniversario número 11 del título 2012, el “albiceleste” inaugura sus nuevas luminarias led, que cuenta con 32 reflectores esparcidos por seis torres y que tuvieron una inversión de aproximadamente 12 millones de pesos.

Al acto lo inició el periodista local Flavio Barolo, que detalla los pormenores de la obra y realiza el conteo tradicional previo a que se enciendan las luces. Una vez que el estadio alumbra se tiran fuegos artificiales y las casi 500 personas presentes aplauden lo inédito. Hay fuegos artificiales que acompañan.

Posteriormente, otro discurso. José Ariz no sabe de qué se trata. Pero sospecha. La temática es la rebautización del estadio, que tras una colorida introducción queda inaugurado como estadio “José Julián Ariz”.

Ariz se sorprende e inmediatamente se toma la cabeza y da unos pasos hacia atrás. Rodeado de dirigentes de Roncedo, representantes de la Liga Regional y autoridades de Alcira Gigena, va al encuentro con su familia para descubrir la placa en su honor en otro sector de la cancha.

José Ariz, Fredy Doprado y Américo Ferrero, tres históricos dirigentes reconocidos en la noche del 8 de noviembre.
José Ariz y su familia. De fondo la placa con el nuevo nombre del estadio.

Ariz es Roncedo. Roncedo es Ariz. Son uno. La persona y la institución conviven con naturalidad. Y en su camino se van topando con escenas inverosímiles. Es su familia, su casa y su otro empleo, el de dirigente. Está ahí desde hace casi 50 años. Desde el 8 de noviembre del 2023 se quedará para siempre.

Reflexiones de Ariz tras ser homenajeado: “No esperaba esto, uno simplemente ha trabajado por amor al club. Hay mucha gente que se merece esto, me tocó a mí por decisión de la Comisión Directiva y debo aceptarlo. Tuve una leve sospecha, porque se habían reunido a escondidas mías, pero nunca me imaginé este reconocimiento. Es un aporte que hacemos para el club, con un apoyo constante de mi familia, con mi señora, hijos y nietos, mientras pueda voy a seguir con mucho amor”.

Por Iván Ortega
Fotos: Al Toque

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