La bella Viena, el Derby y los fantasmas tras la fachada

Especial desde Viena – Austria | Viena es bucólica por naturaleza. Es una gran capital, cosmopolita y rica, situada al medio de sus primas: la poderosa industrial Alemania y la financiera Suiza, Viena camina con la calma imperturbable de su cultura y su historia, el sonido de la ciudad, casi una letanía, parece acunarse en Mozart, su figura más representativa, pero como en muchos lugares, el fútbol logra travestir esa calma en pasión, color y muchas veces furia. Acá juegan el clásico, el Rapid y Austria Viena, el Derby más jugado de Europa,  una de las pocas cosas que hacen que esa semana la ciudad pase a ser un infierno.

Cuando se juega el clásico Viena se transforma. El sentir de una pasión que es antagónica tan disímil como el origen de cada club. Los obreros de la construcción y los cortadores de ladrillos que fundaron al Rapid y el grupo de  “burgueses” del Austria Viena que lo fundaron  cuando se retiraron del exclusivo Club Nacional de Cricket. Una punta y la otra del mosaico social Vienes. Son los únicos que nunca descendieron en Austria, entre  ambos suman más de 65 torneos ganados, literalmente se odian. Straffreiheit fur den Ulstrab, demos impunidad a los ultras dicen los mesurados del Rapid exhortando a la violencia, Geruch nac Schwein se siente el olor a cerdo responde el Viena. Otras consignas más universales nos transportan a lo nuestro: son vagos y mantenidos dicen de allá sos amigo de la policía le responden. Jugaron este domingo con 35 mil personas, en el hermosos estadio del Rapid (se llama Allianz Stadion) empataron 3 a 3  la ciudad quedó en paz por el momento.

El Rapid adopta  con una naturaleza de particular socio ambientación a los refugiados musulmanes y los trabajadores del este de Europa que vienen por una mejor vida. Son partes de sus entrañas y lo viven de esa manera, pero es un club pasional que no logra desprenderse de la violencia. El AV nuclea a los vieneses acomodados, la clase media formal que camina sin sobresaltos, la mayoría descendientes de los judíos que conformaron las primeras comisiones directivas.

La Bundesliga austriaca hoy gemeliza su momento con la situación política de Austria. Históricamente el fútbol se remitía a una binaria discusión de Rapid y Austria Viena, hoy el poder económico y la organización empresarial permitió que a la mesa de sienten otros miembros. El líder deportivo y club fuerte es el Salzburgo, de la empresa Red Bull. Son los campeones actuales tanto de la liga cómo de la Copa de Austria, en este campeonato es cómodo puntero, ahí juega Nico Capaldo. Lo mismo está pasando con la política, durante décadas todo se circunscribía a Socialistas y Conservadores hoy otros actores tallan con fuerza en la arena electoral.

Los conservadores para llegar al poder formaron una coalición de gobierno con el Partido Verde (lo integran un grupo de intelectuales, ecologistas y tienen mucha presencia en las comunidades rurales), los austriacos confían en su gobierno y sin bien la gestión avanza con temas demorados, culpan al Covid y a la guerra en Ucrania por los dislates. Todos  ven con preocupación dos temas: la inflación 9,3 interanual por culpa de los precios altos por la calefacción y el incesante crecimiento de la ultraderecha en las elecciones regionales. Jóvenes con consignas neonazis empiezan a organizarse y crece el temor de tantas heridas perpetuas.

En la cancha estuve con Hans Krankl, una leyenda del fútbol austriaco, literalmente es Dios en el Rapid dónde jugo 449 partidos y convirtió 335 goles, cuando le dije que era cordobés se encendieron sus ojos. En  el viejo Chateau Carreras en el Mundial 78 convirtió dos de los tres goles con que Austria le ganó a Alemania. Ese juego de hace casi 45 años es  el relicario eterno de los austriacos. El partido más importante de su historia. ….me pone muy feliz cuando recuerdo ese día tan lindo pero también me da felicidad que ese estadio hoy se llame Mario Kempes, ese fue bueno con todas las letras… El matador jugó en el Austria Viena en la temporada 86/87 dónde jugo 20 partidos con 7 goles.

Los ecos del partido no se aplacan con facilidad. Austria tiene un Derby que magnífica lo que su liga no es. Un clásico de primer mundo en un mini torneo de 12 equipos dominado por la sagacidad mercantil de la bebida energizante. Aun con el sello de la violencia, el partido es de los fans. 35000 espectadores demandaron 3200 policías en el estadio y sus inmediaciones, la ciudad se blindó una semana antes y el barrio judío dónde está el centro de Simón Wiesenthal fue literalmente zona militarizada.

Viena vibra con su orden y formalidad, la belleza, de tanta es anodina y el paso bucólico sabe a lontananza, pero en Austria aún duermen, o no tanto los siniestros fantasmas de la vieja Europa. El desmedido crecimiento de la ultraderecha nacionalista asusta a todos, los lobos solitarios (o no tan solitarios) del terrorismo islámico, la violencia del Derby de fútbol y el poco espacio a los inmigrantes hacen que detrás de esa fachada en apariencia perfecta no exista la normalidad que aparenta. Acá pasaron cosas, en esta tierra nació un mediocre artista plástico que tras fracasar en Viena los círculos culturales de la ciudad lo eyectaron, se estableció en Alemania se dedicó a la política y se desquitó con la humanidad. Karl Popper  dijo que…en nombre de la intolerancia, tendríamos que reivindicar el derecho a no tolerar a los intolerantes.   Austria merece esa línea para que detrás de la escenografía no sé incube más  sufrimiento Popper nació en Hietzing el barrio del Rapid.

Por Leonardo Gasseuy, desde Viena