La carrera silenciosa de la kinesiología que cruza de año

Cada 31 de diciembre, cuando Río Cuarto se prepara para largar una carrera que empieza en un año y termina en otro en la Maratón de los Dos Años, hay un movimiento que no se ve desde el arco ni aparece en las clasificaciones. Mientras los corredores ajustan zapatillas y miran el reloj esperando las 23:45, el equipo de kinesiología ya está en acción. “La idea nuestra es abarcar este tipo de eventos para poder bajar una línea clara: donde hay deporte, tiene que estar la salud y la kinesiología”, plantea Rodrigo Márquez, quien desde hace cuatro años está a cargo de esa área.

Su trabajo no empieza con el disparo inicial, sino bastante antes. En la previa, el objetivo es preparar el cuerpo para lo que viene. Márquez lo define como una pre-activación, un paso más profundo que el simple calentamiento. “Es una parte más mecánica, involucrando los músculos que van a estar participando, los que van a hacer mucho más desgaste o esfuerzo”, explica, y aclara que cada intervención se adapta a quien está del otro lado.

En ese primer contacto, el diálogo es clave. “Previo a la largada, o cuando llegan, lo primero es poder contactarlos, hablar con ellos, saber si están preparados, por qué corren, cuáles son las molestias que traen”, detalla. En una prueba que convoca tanto a atletas entrenados como a personas que se animan una vez al año, escuchar se vuelve tan importante como cualquier técnica manual.

Márquez entiende que no todos llegan desde el mismo lugar. Hay quienes entrenaron durante meses, quienes corren como cierre simbólico del calendario y quienes se animan por primera vez, atravesados por la ansiedad, la noche y la carga emocional del cambio de año. “Te encontrás con realidades muy distintas y eso te obliga a adaptarte”, desliza, convencido de que el acompañamiento también es parte del cuidado. El cuerpo no responde igual de noche, con calor y después de un año entero encima, y eso también se tiene en cuenta.

Cuando el cronómetro deja de importar y los corredores cruzan el arco, el trabajo vuelve a empezar. El área de kinesiología organiza un circuito post carrera pensado para la recuperación: vuelta a la calma, ejercicios para regular la respiración, automasaje y liberación miofascial, asistencia directa del kinesiólogo y crioterapia. “Van a contar con máquinas especializadas, rolos para liberación y, por último, piletas de crioterapia para lograr una recuperación más pronta”, enumera Márquez.

En ese tramo, insiste en correrse de la mirada superficial. “No es un masaje porque sí, tiene un propósito. Buscamos potenciar la recuperación, ayudar al cuerpo a bajar después del esfuerzo, regular el patrón respiratorio. No se trata de ‘masajitos’, sino de entender el proceso”, subraya, marcando una idea que atraviesa toda su labor.

El operativo se sostiene también en la infraestructura. Márquez destaca el acompañamiento de Mutual Médica, que aporta el hangar donde se monta el área de atención. “Contar con un espacio enorme, donde podemos trabajar con libertad, poner camillas y recibir a una gran cantidad de participantes, es fundamental. Ese respaldo es muy importante para nosotros”, reconoce.

Mirando hacia atrás, nota un crecimiento concreto. “Arrancamos con una camilla y una colchoneta, y hoy tenemos más recursos, más herramientas y un esquema de trabajo mucho más organizado”, cuenta. Pero más allá de lo material, resalta la intención de dejar un mensaje. “Buscamos que entiendan qué le pasa al cuerpo después del esfuerzo, cómo bajar, cómo recuperarse. Que no sea solo pasar y ya está”.

Mientras algunos celebran haber llegado y otros piensan en el tiempo que marcaron, hay quienes ayudan a que el cuerpo entienda lo que pasó. Que baje, que respire, que se recupere. En esta carrera que une dos calendarios, correr es importante. Llegar bien, también.

Fotos: Gentileza Rodrigo Márquez
Redacción Al Toque