Fútbol
Las diferencias que establecen una gran distancia entre la Copa América y la Eurocopa femeninas
Mientras en el Viejo Continente los estadios se llenan y hay premios millonarios, en el Nuevo existen vacíos y quejas por la organización. Por Ayelén Pujol para La Nación.

El Mundial de 1999 fue un boom en Estados Unidos. Si el fútbol femenino allí iba en crecimiento, en ese torneo terminó de explotar: las niñas, las mujeres, las familias, el público en general se volcaron a seguir al equipo nacional. Brandi Chastain hizo el gol definitorio aquella vez y se convirtió en un ícono por una celebración en la que se sacó la camiseta y quedó en top: la imagen de la disrupción. En la final, en el Rose Bowl, hubo 90.185 personas, un récord. Cada partido contó con mucho público.
Tiempo después, Chastain, ya retirada, contó el secreto de por qué funcionaron aquella Copa y el fútbol femenino: “La presidente del comité organizador, Marla Messing, vio una oportunidad. Según ella, los aficionados iban a cualquier gran acontecimiento deportivo si era en grandes recintos. Entonces el Mundial tenía que desarrollarse en los lugares donde los estadounidenses consumían el deporte, no en estadios pequeños. Y acertó. Nos convirtió en pioneras. La gente dijo: ‘¿Qué es esto? Vamos a verlo’. Y la multitud se hizo más grande, más fuerte; ya no importaba si Estados Unidos jugaba. Los estadios estaban llenos”.
La Copa América y la Eurocopa femenina se desarrollan casi en simultáneo. En Quito, Ecuador, en tres sedes (una se agrega para la etapa final), y en Suiza, con ocho ciudades como escenario, respectivamente. Las postales son opuestas. Mientras en Sudamérica los estadios están semivacíos, en Europa hay récords de público: 623.088 espectadores asistieron antes de la final. Es la mayor asistencia registrada en la historia de la competencia.
Y las diferencias se amplían: atraviesan también el nivel de juego, la infraestructura, la situación de las futbolistas, el rating de las transmisiones, la difusión, la visibilidad. En Ecuador, las jugadoras de Brasil fueron críticas para con la organización. Antes del duelo contra Bolivia ninguna de las dos selecciones pudo hacer la entrada en calor en la cancha. Las enviaron a una habitación cerrada del estadio Gonzalo Pozo Ripalda.
“Esperamos que Conmebol solucione algunos de los problemas y mejore las cosas. Si exige un alto nivel de nosotras, también tenemos derecho a exigir un alto nivel de organización. Desde hace mucho tiempo no participo en un torneo aquí, en Sudamérica, y me entristecen estas situaciones”, dijo la histórica Marta. Su compañera Ary Borges siguió: “Incluso los partidos amateurs son mejor organizados que los que tenemos aquí. Pregúntenle a Alejandro [Domínguez, presidente de Conmebol] si alguna vez pudo calentar en un espacio de cinco o diez metros que olía a pintura”.
La respuesta de la entidad fue que ningún equipo tenía permitido calentar en el campo de juego porque los estadios acumulaban mucha carga recibiendo dos partidos en un mismo día durante la competencia. Después de que la queja se viralizara, la institución accedió.
Mientras tanto, en Europa las noticias de los medios tienen números históricos. Veintidós de los 24 partidos de la etapa de grupos tuvieron estadios llenos y 461.582 personas asistieron a esos encuentros, cien mil más que las que habían estado en Inglaterra en la Euro 2022. Y eso que en Suiza los estadios no poseen la capacidad de Wembley ni la de Old Trafford. Además, esta disputa de la Eurocopa distribuirá 41.000.000 de euros en premios, 156% más que lo que repartió Inglaterra 2022.
Para Geraldine Carrasquero, analista en ESPN y creadora del sitio Mundo Pelota, el contraste entre un torneo y el otro es la mirada diferente a la disciplina. “En Sudamérica el fútbol femenino todavía es visto como una obligación y no como un patrimonio o una oportunidad, una forma de hacer negocios, de atraer marcas y generar desarrollo. En Europa entendieron eso año a año y cada vez es mejor”, dice. Para la periodista venezolana el hecho de que ambos campeonatos tengan lugar en simultáneo deja en evidencia a los entes que los organizan: “A ellos y a nuestra sociedad, porque es una responsabilidad de todos. Muchos clubes tienen su rama femenina sólo para cumplir con la exigencia de Conmebol y poder acceder a una competición internacional”. Un dato más: la Eurocopa incluyó el VAR desde los primeros partidos, mientras que en la Copa América se agrega para la fase final.

Después de la derrota contra Argentina, la chilena Yanara Aedo explotó por eso. Aldana Cometti cometió una falta en el área que de, haber sido revisada, seguramente habría sido sancionada con penal. “Es una falta de respeto que no haya VAR. Es una vergüenza ver la diferencia con la Eurocopa”. También comparó esta Copa América con la que disputan los varones. “A la organización: que se ponga un poquito las pilas, porque somos jugadoras, igual que los hombres”, declaró.
En la comisión de Deportes y Turismo de la Cámara de Diputados de Argentina, Mónica Santino, entrenadora y militante, marcó lo difícil que es seguir a la selección aquí. La convocaron para hablar sobre la situación del deporte en un marco actual de retrocesos. “Argentina ganó tres de tres, está jugando muy bien, es mucho el esfuerzo que hace para estar ahí y nos cuesta seguirla en los medios. Casi no aparece. En el torneo local, con este gobierno perdimos la transmisión de la TV Pública y de DeporTV y la posibilidad de difundir el deporte. Y eso que vivimos en un país futbolero”.
Del otro lado, en la emisora británica ITV, la victoria de Inglaterra por 6-1 sobre Gales tuvo una audiencia máxima de 4,5 millones de personas. Ese partido y el de Francia contra Países Bajos compitieron directamente con la final del Mundial de Clubes entre Chelsea y Paris Saint-Germain.
En una conferencia de prensa, a la española Alexia Putellas le preguntaron qué le pasaba cuando se enteraba de que en cada partido de la selección había dos millones de personas mirándolas. “Tenemos mucha familia”, bromeó. La ironía hizo reír a todos en la sala. Siguió: “Era lo que buscábamos. Es trabajo de muchísima gente”. El debut de España –5 a 0 sobre Portugal- fue lo más visto en la televisión de su país durante el prime time.

Italia es la contracara: jugó –perdió– su primera semifinal de un gran torneo de selecciones femeninas en el siglo XXI, pero en ese país casi nadie se enteró. Tom Garry, periodista del británico The Guardian, contó que los medios deportivos apenas cubrieron al equipo y que La Gazzetta dello Sport, el medio deportivo italiano más popular, publicó el artículo sobre el partido ante Inglaterra en el 59º lugar de su portal.
La Eurocopa puede ser seguida en Argentina por Disney+. Y la Copa América es transmitida por DSports. La poca difusión contrasta con un estudio realizado por Nielsen Sports y PepsiCo que predice que el fútbol femenino será la quinta rama deportiva entre las más grandes del mundo para 2030, con más de 800 millones de aficionados globales.
En estos días, The Guardian publicó un artículo sobre el crecimiento de la Euro. Además de las métricas destacó el juego: ruido, dramatismo en los penales, gambetas, miradas de reojo, atajadas impulsivas, jugadoras cantando espontáneamente frente a micrófonos al borde del campo. Remarcó que, cuando faltaban tres partidos para la definición, superó a la anterior Euro en cantidad de goles, y juzgó: “Este torneo tiene todo el derecho a ser considerado uno de los más emocionantes de los últimos tiempos”.
En Quito, Florencia Bonsegundo, figura de Argentina, expuso parte de la bronca que existe en esta parte del continente: “Seguimos diciendo que hay gente que todavía no está enterada de que estamos jugando una Copa América”, le dijo a FutFemGol, el único medio argentino que viajó a Ecuador. Se trata de un sitio autogestionado. “Cuando hacemos entrenamientos a puertas abiertas no hay nadie”, siguió.
La última vez que Argentina jugó como local y con público fue en julio de 2023, en vísperas del Mundial Australia-Nueva Zelanda. Goleó por 4 a 0 a Perú en el Estadio Único de San Nicolás, donde cerca de 20.000 personas disfrutaron del triunfo.
Bonsegundo aludió a las críticas por no conseguir trofeos: “Entonces es otra vez intentar ganar, intentar lograr un objetivo para que esto siga”, afirmó. Si ganan, los medios las muestran, cuentan lo que hacen, pero ¿cómo triunfar en estas condiciones? La cordobesa Bettina Soriano, que juega en Belgrano y trabaja como policía, tuvo que pedir licencia para disputar la Copa América. “Me encantaría dedicarme al fútbol”, dice. Y Bonsegundo agrega: “Lastima seguir hablando de esto”.
Fuente: Nota publicada por Ayelén Pujol en La Nación
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