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Messi consiguió el título que tanto anhelaba junto a su ídolo Pablo Aimar

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Copa América Brasil

La imagen que tantas veces se frustró finalmente se concretó en el mítico Maracaná. Lionel Messi, el capitán y símbolo del seleccionado argentino, levantó la Copa América en su quinto intento finalista. Y lo festejó con su ídolo de la infancia.

La resiliencia del astro rosarino tuvo su premio. Desde su irrupción con el seleccionado mayor, con el debut errático ante Hungría, hasta la consagración en Brasil pasó por todos los estados y contextos. Por ello, cuando se tomó una selfie con Pablo Aimar, a quien admira desde sus primeros contactos con el fútbol, olvidó todas las penurias por las que atravesó y celebró con euforia con el ex volante de River y el Valencia.

La primera gran decepción la padeció en el Mundial de Alemania 2006. Messi, con 19 años, no fue partícipe de la caída por penales en cuartos de final ante el país organizador y su imagen resignada en el banco de los suplentes dio la vuelta al mundo.

Su primera final ocurrió en la Copa América de Venezuela 2007. El equipo de Alfio Basile perdió por goleada (3-0) ante la Brasil alternativa de Dunga. Los intentos de Messi, acompañado de figuras como Juan Sebastián Verón, Juan Román Riquelme y Hernán Crespo, fueron en vano.

En Sudáfrica 2010, con Diego Maradona como entrenador, Messi estuvo peleado con el gol. El crack rosarino no pudo convertir más allá de las situaciones claras que dispuso. Alemania, en cuartos de final, destrozó otra vez su sueño con un inapelable 4-0.

La Copa América 2011, organizada en nuestro país, se presentó como una buena chance para que Leo, ídolo indiscutido de Barcelona con rendimientos superlativos, se amigara con el público argentino que le reclamaba los mismos resultados obtenidos en suelo europeo.

La relación entre Messi y los hinchas tuvo idas y vueltas. El seleccionado quedó eliminado en cuartos por Uruguay a través de los penales y significó la partida de Sergio Batista como seleccionador, reemplazado por Alejandro Sabella.

El ex DT de Estudiantes La Plata concretó un cónclave con Messi y Javier Mascherano y la cinta de capitán pasó para el número “10”. Messi portó el brazalete que condujo al equipo al Mundial de Brasil 2014, pero la voz cantante en la cancha continuó en Mascherano.

En tierra brasileña, Argentina alcanzó una nueva final del mundo después de Italia 1990. La segunda para Messi en el seleccionado. Las situaciones desperdiciadas por Gonzalo Higuaín y Rodrigo Palacio, una infracción en el área del arquero alemán Manuel Neuer al Pipita no sancionada y el gol de Mario Götze pusieron un freno a las ambiciones de la Pulga y sus compañeros.

Messi acudió a la Copa América de Chile 2015 en busca de revancha. El crack rosarino ya era padre de Thiago y Antonela Rocuzzo, su futura esposa, aguardaba por la llegada de Mateo. Esa circunstancia de la vida lo puso en otro lugar emocional en el fútbol. Argentina alcanzó la final ante Chile y la tercera no fue la vencida. El equipo de Gerardo Martino jugó un flojo partido y perdió en los penales luego del empate sin goles.

La cuarta instancia decisiva para ídolo popular en el seleccionado ocurrió un año después, en la Copa América Centenario que se celebró en Estados Unidos. Chile, una vez más, frustró sus aspiraciones con una nueva victoria por penales.

Aquel día, Messi lloró ante las cámaras por primera vez. Se mostró destrozado. Poco después, renunció. Argentina estaba a la deriva desde lo dirigencial y el delantero, a su estilo, dijo basta. La confusión fue tal que Argentina se quedó sin el mejor jugador del mundo, sin entrenador (Martino renunció meses después) y sin presidente a la espera de elecciones.

Messi volvió y lo hizo más fuerte que nunca. De a poco impuso su voz en la cancha y se mostró más aguerrido desde el carácter. La responsabilidad futbolística recayó mucho más en él con las gestiones de Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli, el entrenador que dependió de la genialidad del rosarino para la clasificación al Mundial de Rusia 2018.

El seleccionado arribó a suelo ruso en su peor momento. Por lo tanto, con internas con el cuerpo técnico, la eliminación en octavos ante Francia, finalmente campeón, no sorprendió a nadie.

A pesar de todo, Messi insistió. Lionel Scaloni se quedó con el puesto de Sampaoli sin antecedentes en clubes y fue acompañado de Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala. Un cuerpo técnico que supo cómo gestionar la renovación con Messi como intocable.

Argentina alcanzó las semifinales en la Copa América 2019 y sufrió una nueva derrota ante el organizador Brasil por 2-0. Desde allí se estructuró la base para el equipo que erminó con la sequía de los 28 años.

El quinto intento en finales con el seleccionado tuvo final feliz. La sonrisa plena, rostro de satisfacción y los brazos en alto en clara señal de objetivo cumplido. Messi, a los 34 años, dejó el corazón y el alma para ganar la Copa América. Un desahogo monumental para quitarse una mochila pesada. Messi campeón con Argentina; el día llegó. Y lo festejó con su ídolo de la infancia: Pablo Aimar.

*Nota publicada en Infobae

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