Efemérides

Miguel “El Negro” Carrizo y un amor intacto por Estudiantes

Se cumplen 17 años de la primera presentación del férreo defensor con la camiseta “celeste”. Fue en un partido ante Lautaro Roncedo por el Apertura de Primera División de Liga Regional de Río Cuarto. De ese 6 de junio del 2004 supo abrirse una puerta hacia un vínculo inquebrantable entre el “negro” y el hincha del “león”.

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Actores principales de importantes gestas deportivas, han consolidado su trabajo tanto dentro, como fuera de la cancha, situación que les ha permitido ganarse el cariño del pueblo y, por consiguiente, la categoría de ídolos.

El carisma es una propiedad que los otros sitúan en la persona y que lo enaltece en ese mote. Un ídolo surge a partir de la demostración de ciertas cualidades de un sujeto por sobre el resto. En el fútbol “de antes” los ídolos aparecían más seguido, se daban con mayor frecuencia. Y el que no llegaba a esa categoría ocupaba una muy similar: la del tipo querible.

Miguel Ángel Carrizo quizá no se haya catapultado en lo más alto de los nombres que pasaron por Asociación Atlética Estudiantes, ya que la historia de una de las instituciones más grandes de la provincia provocó que la lista sea extensa. Pero el “negro” logró meterse en el corazón de la gente, tras venir “con una mano adelante y la otra atrás” supo ganarse el cariño eterno del hincha que lo vio dar todo durante ocho años en Avenida España.

Carrizo llegó a Río Cuarto en junio de 2004 y el día 6 disputó su primer partido oficial con la camiseta de Estudiantes. El duelo estuvo enmarcado en la sexta fecha del Torneo Apertura de Primera División de Liga de Río Cuarto. El rival fue Lautaro Roncedo. El resultado terminó a favor del “celeste” por 2-1 con goles de Julio Parejo y Rodrigo Siravegna, para el local, y Gustavo Lima, para los gigenenses.

El recorte de diario Puntal señala una buena primera imagen del puntano Carrizo en su debut.

Desde ese partido comenzó a construir un ciclo que duró ocho años, el puntano formó parte de una de las etapas más irregulares de Estudiantes, con varios altibajos, y fue capitán alternando cinta con un histórico como José Omar “Pepe” Bogni. Con perfil bajo, en silencio, marca férrea y sobre la base de buenos rendimientos se fue ganando un lugar en el corazón del hincha “celeste”, que lo vio defender los colores desde el 2004 al 2012.

En Estudiantes logró alzar su primer título apenas llegó: el del Apertura 2004. Aquel equipo conducido por Jorge Bernardes, y que tenía entre sus filas a futbolistas como Julio Parejo, José Mancinelli, Omar Bogni, Diego López, Dante Bernardes, Rodrigo Siravegna, Emanuel Zunino, Víctor Abatedaga, Sergio Orellano, entre otros, alcanzó los 35 puntos en 15 fechas y aventajó por 7 a su inmediato perseguidor, Lautaro Roncedo. Cabe agregar que al final de esa temporada logró conseguir el título Oficial al derrotar en el doble partido al campeón del Clausura, Atlético Adelia María (3-0 de visitante y 1-1 en el Candini).

Aunque sin dudas lo más destacado del paso de Carrizo por Estudiantes fue el ascenso conseguido un 31 de mayo de 2009 desde el Argentino B al A. El “negro” fue testigo del renacimiento deportivo del “león” tras los penales que detuvo José Mancinelli ante Crucero del Norte.

El triunfazo que metió el equipo de Hugo Mattea en Misiones (3-2) con el hat trick de Gastón Bottino no alcanzó para festejar en los 180 minutos reglamentarios de la serie. Los misioneros vinieron a la ciudad y ganaron 2 a 1 para provocar la definición desde los doce pasos. Allí el hoy entrenador de arqueros que tiene Estudiantes en la Primera Nacional contuvo tres disparos misioneros y provocó que su equipo se quede con el premio mayor.

Posiblemente una de las mayores desgracias deportivas de Carrizo sucedió dos temporadas después, cuando le tocó vivir en carne propia el descenso hacia el Argentino B. La Reválida perdida ante el Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, donde brillaba Emiliano Vecchio (hoy en Rosario central) determinó que Estudiantes pierda la categoría en la que supo compartir con Talleres y Racing de Córdoba y Sportivo Belgrano de San Francisco entre los elencos cordobeses.

Hoy con 44 años y radicado en su San Luis natal, el “negro” Carrizo repasa su etapa en Estudiantes, comenta cómo se produjo su arribo a la ciudad y apunta lo más destacado de su trayectoria.

6 de junio de 2004 – Partido vs Roncedo en el Antonio Candini

“Recuerdo que fui a Estudiantes, jugué ese partido y me tuve que pegar la vuelta unos días, porque mi pase correspondía a Deportivo Pringles. Todos los años iba a préstamo a Juventud Unida (San Luis) y en esta oportunidad tuve un pequeño problemita. Tuvo que actuar un interventor y ahí se me destrabó el pase. Volví a Río Cuarto y me quedé ocho años”, comenta Miguel.

– ¿Imaginó quedarse tantos años?

– Nunca lo imaginé, de hecho fue el único club en el que me quedé tanto. Me gustó de entrada el club, el equipo y el trato que siempre tuvieron conmigo. Al principio me costó la adaptación, es por eso que le pedía a Jorge Bernardes poder volverme fin de semana por medio a San Luis a ver a mi familia. Incluso me daban permiso hasta los martes. Lo hice durante todo el primer año hasta que me acostumbré.

– ¿Y cómo hizo para que lo quieran tanto en el club?

– Al principio era uno más, pero siempre lo sentí al apoyo del hincha. Eso me ayudó a quedarme mucho tiempo. Nosotros en San Luis quizá somos un poco más cerrados y en Río Cuarto pude ver el afecto de cerca. Me pasó un montón de veces que me invitaban a dos asados a la vez, entre compañeros e hinchas. Fue una de las cosas que más me sorprendió, que el vínculo continuara afuera de la cancha. Creo que el hecho de que haya muchos chicos salidos de Estudiantes, y que yo esté mucho tiempo, ayudó mucho a eso.

– ¿Y qué rescata como hechos destacados por su paso?

– Lo más presente son el ascenso y el descenso del Argentino A y B. Esos dos momentos no se olvidan, son cosas totalmente distintas, pero siempre me quedaron. Ojo, las ligas locales también las recuerdo, más allá de que fueron de Liga siempre son importantes. Aunque jugar en otra categoría es lo que más me gustó, por lo duro que eran los torneos y los rivales a los que nos tocó enfrentar. En esa época la cancha explotaba, era otra satisfacción.

– ¿Con qué partidos se queda?

– Los partidos contra Talleres fueron los que más disfruté. Ese campeonato Argentino A fue tremendo por los equipos importantes que enfrentábamos. Los clásicos previos con Atenas también, me encantaba cómo se llenaba la cancha, el clima que se generaba. Recuerdo que no se la hicimos fácil a Talleres cuando le tocó venir, y eso que tenía grandes jugadores en el plantel.

– ¿Compañero que lo haya sorprendido en Estudiantes?

– Entre los jugadores que más me sorprendieron está (Franco) Chiaretta, desde que lo vi en las primeras prácticas me quedó en la mente lo crack que era. La técnica de (Omar) ‘Pepe’ Bogni, la calidad de Fede Funes, lo que generaba Julio Parejo, las subidas de Zunino. Tuve la suerte de compartir cancha con grandes futbolistas y personas. El grupo que más me quedó es el del 2009, el del ascenso, también tenía buenos jugadores.

– ¿El técnico?

– Como DT rescato lo que hizo Jorge (Bernardes) en el primer tiempo en el que llegué, como dije anteriormente el trato que tuvo conmigo. Lo de Hugo Mattea también me quedó marcado, vivía el fútbol de una manera diferente y sabía muchísimo, de hecho fue el responsable de aquel ascenso del 2009.

– ¿Y el mejor compañero de zaga?

Creo que mi mejor dupla fue con Juan Palandri, nos conocíamos de memoria. Él era un poco más salidor, encarador, y yo era el que cubría espacios. Después del retiro de (Diego) López, con Juan pudimos conocernos demasiado dentro de la cancha. Además juntos conseguimos los mejores títulos de esa época.

– También hay que preguntar de un rival…

– Nicolás Gatto fue uno de los rivales más difíciles. Lo conocía desde hace mucho porque cuando él tenía 17/18 años era parte de las juveniles de Juventud de San Luis. Y después nos cruzamos en los Estudiantes – Atenas, en la época en la que ellos nos ganaron como cinco clásicos seguidos y Nicolás estaba imparable. Por suerte pudimos cortar con esa racha con mucho carácter y pierna fuerte. Recuerdo que en las previas siempre le decía que se me iba a ir un poquito el pie ja ja, le avisaba antes que lo iba a tener cortito. Pero la verdad es que fue un crack, un gran delantero”. Después tuve la suerte de tenerlo como compañero en Estudiantes de San Luis e hicimos grandes campeonatos.

Foto protocolar entre capitanes de Estudiantes – Atenas y árbitros. Carrizo y uno de sus rivales más complicados para marcar, Nicolás Gatto.

– ¿Costó mucho en aquel entonces cortar esa racha adversa con Atenas?

– Es que fue el mejor momento de ellos y nosotros estábamos en un proceso de reconstrucción. Siempre estábamos armándonos temporada tras temporada. Hasta que los más referentes pusieron el pecho y todos salimos adelante. Recuerdo una charla clave previa al partido en el que cortamos la racha, salimos a la guerra literalmente y por suerte esa seguidilla se terminó.

– ¿El descenso que vino después (2011) es lo que más sufrió desde lo deportivo?

– Después del descenso quedé muy golpeado, empecé a analizar la vuelta a San Luis. Me quedé un tiempito en Estudiantes, después jugué nueve partidos en Acción Juvenil de Deheza y lamentablemente no pudimos salvarlo del descenso en la Liga. Fue otro golpe duro. A partir de ahí ya decidí volver a San Luis y me mentalizaba en retirarme. Hasta que apareció la chance de Estudiantes de San Luis, me sumé y metimos dos ascensos seguidos: el del Torneo del Interior y el del Argentino B (2013).

– ¿Y qué goles propios recuerda?

– Hay un gol mío que no me lo cuenta nadie ja ja. Y fue el más importante para mí. Con Talleres de Córdoba, la bajo en una jugada y Mauro Buffali amaga pero no llega a empujarla. Sale gritando diciéndome ‘es tuyo, es tuyo’, pero el árbitro se lo convalida a él. Creo que me ganó de mano por el puesto y porque hacía mucho más goles que yo ja ja. Y me pasó otra vez con Central Córdoba de Santiago, ganamos 3 a 0 con dos de Bottino y uno mío, y se lo dan a Uranga, que estaba en el banco ja ja. Quizá no me avivé en ese entonces y lo grité con todo, fui bastante reservado.

– ¿Sigue en contacto con sus ex compañeros?

– El vínculo quizá se pierde por la distancia, aunque de vez en cuando intercambio mensajes con José Mancinelli, Chiaretta y Bogni. A Juan Palandri lo pude ver cuando visité el predio con las inferiores de Estudiantes (San Luis). Más allá de que no suelo escribir ni hablar mucho con ellos hay una amistad que quedó marcada.

– ¿Y qué hace ahora? ¿Continua dentro del fútbol?

–  Estuve en el comienzo de Estudiantes de San Luis en su participación en AFA, fueron cuatro años hermosos. Después empecé como ayudante de campo en la Liga puntana y desde el año pasado soy parte de las inferiores de Juventud de San Luis. Tengo algunas complicaciones con el trabajo, es por eso que me acomodan algunos horarios y puedo encabezar las categorías 2008 y 2009. Por el momento es lo que más me gusta y me atrae, obviamente más adelante veré si me animo y si se me da la oportunidad de algún plantel de Primera, pero me inclino más hacia el trabajo en juveniles.

– Como formador pudo visitar el predio Aimar. ¿Cómo vio la actualidad de Estudiantes?

– Me pone muy contento lo que ha hecho Dagatti en el club. El predio quedó impecable y las categorías de Estudiantes compiten al máximo. Después desde el fútbol en la B Nacional no hay palabras para describirlo. Nosotros desde San Luis estuvimos prendidos hasta el último partido para ver si ascendía. Y hasta sacábamos cuentas para ir a verlo cuando jugara con algún equipo grande de Primera. Nos hicimos muy hinchas del club, hasta el punto que en la segunda final, mi hijo del medio lloraba cuando perdió con Platense. Yo miraba y realmente me di cuenta lo que hemos vivido en mi paso por Río Cuarto.

– ¿Y qué reflexión le deja ese paso? ¿Siente el reconocimiento?

– Quizá con todo lo que vino después y las nuevas camadas que salen hicieron que la gente se olvide un poco. A lo mejor si ando por la calle los chicos más jóvenes no me conocen ja ja. Pero vuelvo a decir que el cariño siempre lo sentí y desde este lado también intenté transmitirlo. Dentro de la cancha lo demostré siempre, cuando me puse la camiseta dejé la vida en cada partido.

Miguel Ángel “El Negro” Carrizo. Un tipo común que con entrega supo convertirse en uno de los próceres futbolísticos de Estudiantes a comienzos del Siglo XXI. Una estatua “celeste” que camina y habla como uno más de los mortales.

Redacción Al Toque
Fotos: Al Toque

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