Paulina Vasquetto, la promesa del polo: de Adelia María a la Selección Argentina

El polo es uno de los deportes donde nuestro país puede “sacar chapa” a nivel mundial. Los mejores caballos y polistas del mundo provienen de Argentina, como el histórico Adolfo Cambiasso, considerado el mejor de la historia.

La cultura de este deporte sigue creciendo en los campos y clubes hípicos de todo el país. Dentro de nuestra región, en Adelia María, hace años que se está gestando una de las grandes promesas del polo femenino nacional.

Paulina Vasquetto, de 17 años, rompió sus propias barreras el año pasado. Pasó de jugar en campeonatos organizados en el sur de Córdoba y la provincia de San Luis a la temporada argentina de polo que se realiza en Buenos Aires.

Sus buenas actuaciones le valieron la convocatoria a la Selección Argentina de Polo femenino, dirigida por Milo Fernández Araujo. En diciembre, nuestro país se alzó con el título en la primera Copa de Naciones Femenina, cuyo equipo fue integrado por Vasquetto, entre otras polistas.

En diálogo con Al Toque Deportes, Paulina contó su historia con el polo, con un arraigue bien familiar. A partir de allí, los nuevos retos que se le presentaron -y presentan-, y los objetivos que tiene a futuro con esta disciplina.

– ¿Cómo te iniciaste en el polo?

– Desde muy chica tuve familiaridad con los caballos, mi papá siempre me llevó al campo. Practiqué muchos deportes con caballo, mi papá jugaba al polo en el campo y tiene la misma pasión e interés que yo. Arranqué de más chica, no podía levantar el taco y tenía poca fuerza. Dejé por cinco años y agarré de nuevo a los 13 años. Arrancó mi hermanito y mi papá de nuevo, practicábamos en la cancha del campo con los caballos que teníamos y comencé a jugar en el interior del sur de Córdoba, en Concarán y Estancia Grande en San Luis también.

– ¿Cómo llega esta convocatoria a la Selección Argentina?

– Jugué en diciembre para la Selección, me avisaron solo 10 días antes y fue todo muy rápido. Al coach Fernández Araujo le llegaron comentarios de cómo jugaba yo y junto a la recomendación de Milagros Sánchez de San Luis, decidió convocarme. Con ella jugamos todos los torneos más importantes de polo femenino juntas. El equipo estaba formado, faltaba yo. Es un equipo que se va convocando por torneo, ya que no todos los certámenes tienen el mismo hándicap.

– ¿Qué podés decir del circuito? ¿Cómo se organiza?

– Todo se maneja por temporadas en el polo. Tenés la temporada inglesa, la de Estados Unidos, la argentina. Me invitaron para ir a Estados Unidos, pero por una lesión de una compañera no pudimos. Me fue bien el año pasado y ya tengo propuestas para ir a competir en el exterior, estoy dispuesta a irme con tal de jugar porque quiero hacer carrera. Mientras esté en el interior, quiero competir en los torneos que se hacen acá y durante la temporada ir a Buenos Aires.

– ¿Te costó la adaptación al polo de Buenos Aires con respecto al del interior?

– Me sentí bastante bien en Buenos Aires, me di cuenta que estaba al nivel de las otras jugadoras. Por ahí tenía un juego distinto por la diferencia de las canchas y del juego que se hace allá. Me pude acostumbrar rápido, no sentí que las otras jugadoras me pasaran por arriba. Jugué con muchas chicas de alto nivel y me sentí bien.

– ¿En qué posición está hoy el polo femenino? ¿Qué lugar ocupa la mujer en la disciplina?

– Hay mucho más mercado femenino en el polo que masculino hoy en día. Por cada hombre nuevo que aparece en un club, aparecen dos mujeres. Hay una movida muy grande para armar equipos femeninos. Siendo de Argentina, somos muy reconocidos en el ámbito del polo. Todo el mundo dice que estos son los años del polo femenino para hacerse buena jugadora. Cada vez se está abriendo más lugar a la mujer y desde la Asociación Argentina de Polo le meten muchas fichas.

– ¿Cuáles son tus objetivos y sueños con el polo?

– Lo principal para mí es dedicarme a esto porque me gusta mucho. Me gustan los caballos y quisiera hacer algo con respecto a eso. A veces uno tiene un tope y estoy abierta a la posibilidad de que no se me dé, pero dedicarme a lo que es cría, adiestramiento, algo relacionado con esto. Tengo que terminar la escuela que me queda el último año, equilibrar esas dos cosas y a partir del año que viene meterle firme. Con mis papás coincidimos en que esto hay que tomarlo como una carrera universitaria cuyos frutos se pueden ver de acá a cinco o seis años. Después de eso hay que decidir, pero queda mucho tiempo todavía.

Fotos: Gentileza Víctor Aguilar / Paulina Vasquetto
Redacción Al Toque