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Pese a la derrota ante Colombia, la selección argentina cumplió su objetivo primordial y aún pueden mejorarlo

Ahora jugará por el el tercer puesto: si gana, obtendrá el último boleto directo disponible a la Copa del Mundo; si pierde, tendrá una chance más en un torneo clasificatorio. Por Ayelén Pujol para La Nación.

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La corrida número mil de Yamila Rodríguez por la banda derecha, con Argentina ya con diez jugadoras en el campo, el 1 a 0 ante Colombia en contra, y 15 mil personas gritando por las locales fue uno de los símbolos de la derrota en la semifinal de la Copa América. El encare y la arremetida número mil uno de la jugadora de Boca, contagiosa cuando el cuerpo ya no podía más, y las piernas agotadas de Estefanía Banini que seguían buscando, y el empuje de Daiana Falfan, y el corazón agitado de Bonsegundo, y la certeza de que cuando la mente tiene un estímulo superior, el cuerpo acompaña mucho más allá de lo que uno cree posible.

Si la Selección es un colectivo que va construyendo su identidad partido a partido, en la noche colombiana de Bucaramanga demostró que es un equipo con alma, ese capital difícil de encontrar en el mapa del fútbol y que quedó en un encuentro en el que, además, pierde pero no tanto: ahora va por el tercer puesto y la otra posibilidad de conseguir el boleto directo a la Copa del Mundo Australia-Nueva Zelanda 2023.

En la previa a este campeonato y consultado sobre la personalidad a edificar, Germán Portanova había sido claro: “No podemos elegir ganar siempre, pero sí cómo perder. Y si me preguntás cómo prefiero perder, te digo que tratando de ir a buscar el partido”. Premisa cumplida. Argentina sabe a la perfección qué quiere ser, aunque todavía encuentre escollos para imponerse ante algunos rivales del continente.

Ayer arrancó con una noticia pésima: en los hisopados previos, la central Aldana Cometti, subcapitana y columna vertebral del equipo, dio positivo de Covid y no pudo jugar. Apareció Sophie Braun, la estadounidense nacionalizada argentina, para reemplazarla, después de no haber actuado aquí en esa posición.

El plantel estaba molesto: haber llegado aquí el sábado, pudiendo contar con sólo un entrenamiento en Bucaramanga, más el vuelo cansador desde Armenia con escala en Bogotá, generó caras largas. Lo de Cometti sumó malestar.

Sin embargo, en la cancha y en los primeros 30 minutos pudo desplegar su fútbol. Banini, como siempre, se recostó sobre el sector izquierdo y buscó asociarse desde allí con sus compañeras de ataque. De hecho, después de una sociedad con Rodríguez, tuvo la más clara: un remate cruzado que la arquera Catalina Pérez alejó con sus manos.

Colombia mejoró cuando Linda Caicedo tuvo la pelota. La crack de 17 años, llamada a ser la figura del fútbol femenino del continente, confundió siempre a la defensa argentina. Gabriela Chávez la sufrió en el una contra una: cada quiebre de cintura con y sin pelota generó sufrimientos. Como en cada partido, la arquera Vanina Correa apareció para aportar seguridad, esta vez cuando las locales apretaban, con el poderío ofensivo de las cuatro fantásticas: Caicedo, Leicy Santos, Mayra Ramírez -hizo un enganche en el área para dejar pagando a dos argentinas para guardar en un cuadrito- y Catalina Usme.

Así y todo, con esas ases, Colombia no fue dominador. Braun tuvo un partido positivo: quizá ayer se recibió de argentina para siempre. En efecto, las locales, que hasta aquí eran, junto con Brasil, el equipo que más goles había marcado en los primeros tiempos (9 en los 45 minutos iniciales), culminó la primera parte sin marcar. En el segundo tiempo, Argentina iba a aprobar la famosa prueba de carácter. Cuando el fútbol pareció desaparecer del mapa de posibilidades por el lastre del cansancio en el cuerpo, sacó corazón. Caicedo pudo incluso frente a eso, una llave que sus compañeras habilidosas no lograron hallar. Recibió desde la izquierda un centro cruzado desde el otro sector que Barroso no llegó a despejar por poco y definió al palo izquierdo de Correa.

Presente pero sobre todo futuro puro: Colombia puede presumir de haberse clasificado al Mundial Sub 17 de India 2022 y podrá estar también en los Juegos Olímpicos, los Panamericanos y hasta el Mundial femenino Sub 20 de su país. También, claro, en la Copa del Mundo de mayores, a la que ingresó con la victoria sobre Argentina. En los duelos una contra una tiene un 90 por ciento de efectividad. En la Selección, el balde de agua helada cayó a los 28 minutos, cuando Chávez, ya amonestada, recibió la segunda tarjeta y el equipo quedó con 10. Aparecieron entonces los interrogantes sobre las variantes. En la conferencia post partido, Sebastián Gómez -el ayudante que ocupó el lugar de Portanova en el banco de suplentes porque el DT tuvo que cumplir la suspensión tras dos amarillas- dijo que las modificaciones que hicieron -que iban a hacer después de la roja a Chávez fueron por cansancio-.

Pareció que el desarrollo del juego pedía modificaciones antes de la expulsión. Así y todo, Argentina incluso con 10 tuvo la posesión y siguió buscando. Los ingresos de Cruz y Mayorga para ordenar la defensa y de Jaimes y Lonigro en ataque demostraron que el DT apostó a insistir en desbordar por los laterales ante una defensa cerrada y no a intentar por el centro, con la posibilidad de meter en cancha a la desequilibrante Dalila Ippolito, que esta vez no sumó minutos. “No nos reprochamos nada. Yo ya jugué cuatro Copas América y si bien cada una es distinta, creo que esta Selección muestra que tiene una identidad de juego. Seguimos con el objetivo claro que es clasificar al Mundial”, dijo Correa en la conferencia de prensa.

Párrafo aparte para Yamila Rodríguez. Además de aportar coraje, con gambetas, arremetidas y perseverancia, fue de lo mejor de Argentina. Una Copa América en la que le muestra su calidad -mejorada con un trabajo físico que la muestra todavía mejor- al continente.

Si el fútbol es un juego emocional, ayer este equipo consolidó el vínculo afectivo con quienes empiezan a mirarlo. El mensaje, adentro y afuera, fue que acá no se rinde nadie. Ahora la Selección volverá a Armenia para disputar el partido por el tercer puesto contra el perdedor del choque que este martes sostendrán Brasil y Paraguay. Sigue en juego un premio grande: si gana obtendrá el último boleto directo disponible a la Copa del Mundo. Y si pierde tendrá otra chance en un torneo clasificatorio que resolverá los últimos tres cupos para el Mundial. Se realizará en Nueva Zelanda del 17 al 23 de febrero de 2023 y diez selecciones se disputarán las tres plazas. No cualquiera se lleva premios cualquiera sea el resultado.

Por Ayelén Pujol para La Nación

Fotos: Prensa AFA

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