Fútbol

Retrato y recuerdos de una gloria

Ayer se cumplieron 39 años del histórico ascenso de Estudiantes al Nacional y esta noche el “celeste” recibe a la “gloria” en el debut de la Primera Nacional. Ricardo Acevedo es un emblema del club de Avenida España, con singular paso por Instituto, y motivos sobran para recordar fragmentos de una nota publicada en Al Toque Deportes.

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Ricardo Acevedo es “El Indio” Acevedo. Así conocido por el mundo fútbol, un mote que quedó para la posteridad, incluso cuando pisando los 50 pirulos tomó el oficio de repartidor de diarios para sostener la economía familiar y “mantener lo poco que uno tiene”. “Muchos momentos pasé como repartidor de diarios. En mi puesto en calle Sobremonte, cerca de San Juan nos pasábamos horas hablando de fútbol”, recuerda.

Recordado marcador central, recio, de físico imponente. No le sobraba ductilidad pero era infranqueable en la marca. Nació en Justiniano Posse y su crecimiento estuvo íntimamente ligado al colegio y al trabajo. Su diario de viaje en el fútbol no contempló escalas por divisiones inferiores: “Esa falta de técnica que uno tuvo a lo largo de la carrera era disimulada con el enorme corazón que poníamos en cada pelota y algunas mañas también”. “Yo veía en Instituto como los centrales nuestros disfrutaban del fútbol, tiraban caños, sombreros, salían jugando…y yo no tenía técnica yo la revoleaba y metía el corazón no me quedaba otra para ser parte”.

El hallazgo de su peculiar talento se concretó en los torneos comerciales del pueblo. De allí hizo escala en el “club pobre” de Justiniano Posse: Juventud Unida, afiliado a la Liga Belvillense. “Jugábamos los negros del barrio en Juventud. Empecé jugando de 4 hasta que se fue el 2 y me corrieron de central, me adaptaba a ser líbero o marcar al hombre, como stopper. Al no tener escuela y no estar dotado técnicamente yo me tenía que hacer sentir, no malintencionadamente, pero con rigor, tenía que jugarme la vida en cada partido, con corazón”.

El gran Jorge Pirro, jugador que con sus cuatro goles en la final ante Córdoba fue clave para que la Selección de la Liga Regional de Río Cuarto se consagre en el Campeonato Provincial del ’68, advirtió su potencial y pretendió llevarlo a Alejo Ledesma, donde estaba jugando. Pero su club interpuso algunas trabas que confluyeron en un entredicho entre “El Indio” y el presidente. Se dirimió “a las trompadas, pero yo después pedí perdón y jugué un par de partidos más en Juventud”.

La lógica del fútbol como dinámica de lo impensado explicó lo que luego le sucedería. De improviso, y a la salida de su paso por el Servicio Militar obligatorio, surgió una prueba en Instituto de Córdoba: “Le pedí a un compañero del pueblo que me acompañe yo sólo no tenía ni idea, si nunca había salido de mi pueblo. Recuerdo que allá el papá de (Mario Alberto) Kempes solía llevar a jugadores de mi zona a probar a Córdoba porque ellos eran de Bell Ville”.

Ricardo Acevedo (el segundo parado, de izquierda a derecha) en el once titular de Instituto de Córdoba.

La “Gloria”, en 1972, ya había obtenido el pasaporte para jugar el Torneo Nacional del ‘73 tras ganar de punta a punta la Liga Cordobesa y triunfar en la final ante Belgrano (una final que no fue registrada por ningún medio ya que hubo una huelga de trabajadores de prensa, pero que quedó grabada en el boca a boca de los hinchas).

Acevedo no sólo que superó la prueba sino que se sumó al plantel superior casi de inmediato. Todo fue vertiginoso. De permanecer contrariado en su Juventud Unida con la cúpula dirigencial a formar parte de un plantel rebasado de talentos del fútbol: Mario Kempes, Daniel Willington, José Saldaño, Alberto Beltrán, Miguel Oviedo, José Ceballos, Antonio Roca, Miguel Olmedo, Osvaldo Ardiles, José Ceballos…

“No lo podía creer, de estar en mi pueblo a jugar en cancha de San Lorenzo, de River, de Newell´s. Encima aquél Nacional dividía al país en dos zonas era largo”, rememora. Instituto compartió grupo con San Lorenzo de Almagro, River Plate, Vélez, Estudiantes, Newell´s, San Lorenzo de Mar del Plata, Racing, Colón y Chacarita Juniors.

El debut en la cita nacional fue muy digna pese a la derrota ante Newell’s: “Ése día no entré, estuve de suplente y en la cancha me encontré con uno de mi pueblo que jugaba en Rosario: Daniel Marangoni –compartió plantel con Jorge Valdano-”.

Debut en el Nacional (6 de octubre de 1973)

  • Síntesis:
  • Instituto (Córdoba): Jorge Perriot; Eduardo Anelli, Miguel Olmedo, Juan José Moyano (ST: 30m Miguel Oviedo) y Mario Carballo; Osvaldo Ardiles, Juan Domingo Montoya y Alberto Beltrán; José Luis Saldaño (PT: 26m José Luis Ceballos), Mario Kempes y Daniel Willington. Suplentes: René Arregui, Ricardo Acevedo y Mario Pellascini. DT: Enrique García.
  • Newell’s (Rosario): Alberto Carrasco; Andrés Rebottaro, José Luis Pavoni, Pastor Barreiro y Armando Capurro; Manuel Magán, Arsenio Ribeca y Mario Zanabria (ST: 36m José O. Berta); Osvaldo Cerqueiro, Daniel Marangoni y Santiago Santamaría (ST: 40m Angel Silva). DT: Juan Eulogio Urriolabeitía.
  • Gol: a los 37’ PT Daniel Marangoni (N).
  • Cancha: Instituto.
  • Árbitro: Angel Coerezza.
  • Recaudación: $ 163.440.

En este certamen la “Gloria” jugó 15 partidos: cosechó 6 victorias, 2 empates y 7 derrotas (23 goles a favor y 20 en contra con una efectividad del 46,67 %). El equipo de Miguel Ponce (inició el proceso Enrique García en 1972) desarrolló una aceptable campaña por ser la primera vez en la elite del fútbol nacional: “Pecamos de inexpertos. Era un equipo que jugaba bien pero tenía errores que nos costaban caros”.  Su incursión sirvió para mostrarle al país proyectos de cracks, una delantera maravillosa y a un goleador implacable: Mario Kempes marcó 11 goles en tres encuentros.

Catalogado como un equipo “luminoso”, los componentes de aquél plantel se instalaron en el paladar del futbolero, algunos de ellos –luego- trascendieron: Oviedo, Ardiles y Kempes fueron campeones mundiales; Ceballos fue campeón en Chile con Everton –marcó un gol decisivo-; Beltrán y Saldaño pasaron a grandes equipos; Carballo fue parte del Boca de Lorenzo…Y Ricardo Acevedo fue solicitado expresamente por Talleres de Córdoba para afrontar dos partidos amistosos frente a River Plate en 1975.

El primero fue en el “Monumental” y el River de Ángel Amadeo Labruna se floreó con un 5 a 0. Fue un 4 de febrero. En ese encuentro, Acevedo no tuvo minutos en cancha. Dos del Beto Alonso, dos del J.J. López y uno de Morete le pusieron cifras a la goleada ante el Talleres dirigido por Adolfo Pedernera, que poco pudo hacer y terminó el partido con ocho jugadores por la lesión de Binello y dos expulsados.

El gran rugido del “león”

La resolana de la democracia asomaba en el horizonte. La sombría época dictatorial caducaba ante la fuerza centrífuga de un pueblo que logró doblegar la tiranía organizada.

El 12 de febrero el grito del interior explotó en lo más profundo del poder capitalino. El Estudiantes de Miguel Ponce enmudecía las almas piratas en el viejo “Chateau Carreras” de Córdoba, escenario del encuentro decisivo tras sendos empates en cero (en Estadio Ciudad de Río Cuarto y el Gigante de Alberdi).

Clasificación al Nacional 1983 (12 de febrero de 1983)

Final Provincial Unidad Deportiva 1982/83: Estudiantes 3 – Belgrano (Córdoba) 1

  • Síntesis:
  • Belgrano (Córdoba): Martino; Piozzi, Rondi, Cortez, Chiera; Mattea (Ramonda), Aramayo, Antúnez, Villagra; Martelotto y Leyva (Parmigiani). DT: Jesús Gallego.
  • Estudiantes: Landaburu, W. Gómez, Sánchez, O. Carranza, Burki (Acevedo), Ludueña, Silva, Santecchia, H. Gómez, Pitarch, Funes (Viano). DT: Miguel Ponce.
  • Goles: a los 12’ PT H. Gómez (E), 14’ PT Santecchia (E), 35’ ST Ludueña (E) y 45’ ST Antúnez (E).
  • Estadio: Chateau Carreras (Córdoba).
  • Partido de ida: Estudiantes 0 – Belgrano 0.
  • Partido de vuelta: Belgrano 0 – Estudiantes 0.

Ricardo Acevedo ingresó a los 18 minutos del complemento en lugar de Burki. Había que contener de alguna manera a Ramonda, Parmigiani, Aramayo, Antúnez, Villagra y compañía: “A mí me expulsaron en el partido de ida de la semifinal con (Independiente) Dolores y me perdí la revancha de esa semifinal y las dos primeras finales con Belgrano. Me acuerdo que el ´Gringo´ (Candini, presidente del club) me dijo: ´Negro´ estamos muertos, te dieron tres fechas de suspensión, estamos muertos”.

Ricardo Acevedo y estampa clásica en Estudiantes. El defensor logró tres ascensos a los Torneos Nacionales.

La multitud cordobesa, azorada, contemplaba el festejo provocador del “Hacha Ludueña” (Tallarín de pura cepa) y de varios millares de riocuartenses exaltados. Era el 3-0, diferencia que luego se achicaría por el tanto Antúnez de penal en el cierre del juego. Era la última alegría en la vertiginosa carrera del crack que disputó 340 partidos y convirtió con 113 goles con la casaca “albiazul”. Fue una felicidad difícil de cuantificar para un equipo del interior provincial que luego reincidió en la gloria en los dos años sucesivos, aunque sin la estridencia de aquella final (en el ´84 venció a Sportivo Pedal de San Rafael y en el ´85 a Alumni de Villa María para lograr los pasaportes a los nacionales de esos años).

“Sin dudas fue de lo más lindo que uno vivió en el fútbol. A mi tocó ascender las tres veces con Estudiantes, pero la final con Belgrano será la más recordada por lo que es Belgrano, por cómo se dio y todo lo que pasó (el recordado cruce de hinchadas en Río Cuarto, la solicitud de garantías para jugar en Alberdi y la notificación de la suspensión de dos futbolistas del ‘celeste’ riocuatense –que jugó bajo protesta- a sólo quince minutos de iniciar el decisivo duelo)”, pondera “El Indio”.

Por Franco Evaristi
Fuentes Consultadas: Revista El Gráfico, Diario La Voz del Interior, Archivo Histórico Municipal, www.aaestudiantes.com.arwww.mundod.com.arwww.paginaceleste.blogspot.comwww.lavozdelagloria.wordpress.com y CEDAT (Centro de Documentación Al Toque).
Redacción Al Toque

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