Media Distancia

River, las derrotas y un salvataje emocional

Publicado

el

River, las derrotas y un salvataje emocional.

Andrés Burgo

Periodista.

River jugará en La Rioja el miércoles 28. Será contra Patronato, por la Copa Argentina, una competencia organizada por una empresa (Torneos) que, como todas las de su especie, le otorga la sede de los partidos a las geografías que presentan la mejor oferta económica.

Como el fútbol garantiza visibilidad y buen humor social, muchas gobernaciones salen, año tras año, a la caza de las visitas de River y de Boca. La provincia de Ramón Díaz se posicionó muy bien en este 2022 que ya huele a Qatar: así como un estadio riojano fue anfitrión de Boca por primera vez en un partido oficial –en junio, en el cruce ante Ferro-, en 10 días recibirá a River por segunda ocasión en la historia –sin contar los amistosos-. Aquella visita oficial de River a La Rioja fue en marzo de 1983 por el Nacional, un torneo que existió entre 1967 y 1985 y que “invitaba” a los equipos del Interior -que hasta entonces quedaban fuera del organigrama de la AFA- a competir contra los gigantes de Buenos Aires, La Plata, Rosario y Santa Fe. Los Nacionales tuvieron la consistencia de un parche, una solución a medias en un fútbol muy poco federal, pero al menos sirvieron para que los clubes de Córdoba, Mendoza, Tucumán y del resto del país comenzaran a tomar dimensión nacional.

El único representante de La Rioja en aquellos Nacionales fue Andino, un club con camiseta roja y negra que años más tarde, en la década del 90, entraría en la biografía de Emanuel Ginóbili: sería el primer equipo del bahiense en la Liga Nacional de Básquet.

La llegada de Andino al fútbol grande, en 1983, fue todo lo azaroza que permite el fútbol: se definió por sorteo en la AFA. Sólo los memoriosos recuerdan que en primera fase había dejado atrás a equipos como Social Melo, de Laboulaye, pero aún más curioso fue que, después de haber ganado y perdido 2-0 ante Estudiantes de San Luis en los dos partidos de la última llave, su clasificación se definió por el lanzamiento de una moneda. Ya en el Nacional de Primera División, Andino integró el grupo G junto a Nueva Chicago, Loma Negra de Olavarría (el millonario juguete deportivo de una de las principales empresas del país, la de Amalia Lacroze de Fortabat) y, sí, River.

Raúl Juárez, Ramón Díaz, Fernando «Fito» Mercado, Mario Cuello y Juan Domingo Pereyra; Daniel Cortez, Alfredo Mercado y Víctor Palomba, Oscar Vaporaki, Manuel «Toto» Gaitán y Félix Echeverría (reemplazado luego por Reinoso) fueron los once protagonistas de Andino en la proeza ante River.

Yo tenía 9 años. La dictadura se estaba yendo y River, mi equipo por herencia paterna, empezaba a enseñarme. Por ejemplo el gusto por la lectura, en especial las revistas deportivas. Mi mamá, preocupada por mi monotema, le rezongó una tarde a mi maestra de tercer grado: “Sólo lee El Gráfico”. La docente debió tranquilizarla: “Que lea de fútbol, de cualquier cosa, pero que lea”.

El 30 de marzo de 1983 –reconstruyo la fecha en portales de estadísticas- también aprendí geografía: jugábamos muy lejos, de visitante contra Andino en la Rioja, un club de una provincia que nunca había escuchado, y la distancia se me hacía tan inabarcable como ahora a Tombuctú. Me recuerdo en casa escuchando el partido por radio, única forma de seguir el fútbol en directo en aquel momento, con las interferencias habituales de las AM cuando son sintonizadas a bordo de un auto en el centro de Buenos Aires. En medio del ruido, alcancé a escuchar cómo el relator era capaz de unir dramatismo y poesía en una frase. “Palomba es una bomba”, dijo en referencia a Víctor Hugo Palomba, ex jugador de Independiente y Atlético Tucumán, la figura de un Andino que complicaba a River más de lo que yo esperaba. Le comenté la frase a a mi mamá y me explicó: “Eso se llama rima”.

Víctor Hugo Palomba, ex jugador de Independiente y Atlético Tucumán, la figura de un Andino que complicaba a River.

Un rato después, Andino terminó ganando 2-1. En su breve participación de seis partidos en el Nacional 83, sumó cinco derrotas y ese único triunfo en Primera, por consiguiente también el primero y último de un equipo de La Rioja, provincia que tampoco consiguió tener un representante en los actuales Nacionales, los torneos de segunda categoría. Aquella derrota inesperada, además de enseñarme geografía, también le sumó otro ladrillo a la construcción del complejo edificio en el que los hinchas aprendemos a perder.

Un doctorado en el tablón y el hormigón no está completo sin un resultado que condicione el ánimo y a mi desconcierto inicial, el de “¿perdimos con Andino?”, le siguió, minutos después, la aceptación de lo irreversible.

El fútbol duele. En una época en que empezaba a perder la inconsciencia de la niñez y a descubrir los límites y miedos, metabolicé el fracaso del equipo como uno personal, esa libre frontera en la que lo que les ocurre a nuestros jugadores también nos ocurre a nosotros, el leitmotiv del hincha.

Casi cuarenta años después, en diez días, River volverá a La Rioja. No puede compararse con aquel raquítico 1983 (pocas semanas después de la derrota ante Andino, rival al que al menos le ganamos 2-0 en el Monumental, el plantel profesional entraría en huelga y River terminaría anteúltimo el Metropolitano), pero las últimas semanas se han convertido en una carrera de tropiezos para el equipo de Marcelo Gallardo. En verdad, lo fue buena parte del 2022. Las dos derrotas con Boca, las eliminaciones en el Monumental ante Tigre –Copa de la Liga- y Vélez –Copa Libertadores- y ese racimo de jugadores visitante festejando en el círculo central de nuestra cancha al final de los partidos –Sarmiento, Godoy Cruz, Banfield- se han convertido en una postal repetida del año.

Aunque hoy debe visitar a San Lorenzo y el próximo fin de semana recibirá a Talleres, el partido contra Patronato, en La Rioja, será más importante que un partido contra Patronato.

River viene de caer 2-1 con Banfield por Liga Profesional.

En estas situaciones, el hincha se activa y suele convertir a las coincidencias en salvatajes emocionales. El 10 de marzo de 2018, River visitó al mismo Patronato en una clima de tensión interna. El equipo de Marcelo Gallardo reptaba en el puesto 21 del torneo, a 23 puntos de líder Boca, con seis derrotas seguidas como visitante y siete partidos sin ganar. River volvió a jugar mal pero ganó de milagro, en tiempo de descuento, con un gol en contra, uno de los más feos que convirtió el equipo de los goles lindos. Las aguas del mar Rojo y Blanco se abrieron. Cuatro días después, River viajó a Mendoza y venció 2-0 a Boca por la Supercopa Argentina y abrió el camino a un año que terminaría, contra el mismo rival, en Madrid. Fue la noche en que Gallardo dijo, en referencia a la mala racha anterior, “jugar mal estos dos meses fue parte de la estrategia”.

El actual Patronato es un buen equipo y, como no pocos equipos de Primera División, también puede ganarle a este desaliñado presente de River –de hecho, tras 19 fechas, sólo cosechó dos puntos menos en la tabla de posiciones-. Pero a la vez aparece, para el equipo de Marcelo Gallardo, la oportunidad de redimir un año que, al menos por ahora, va directo a la papelera de reciclaje: otro partido ante Patronato como posible capítulo previo a un eventual cruce con Boca, en este caso por las semifinales de la Copa Argentina.

River lo intentará en La Rioja, allá donde comencé a aprender, a mis 9 años y tras una derrota ante Andino, que somos más felices cuando River gana pero nos hacemos más de River cuando el equipo pierde.

Mala racha, derrotas y Patronato en la previa de un posible choque con Boca. Si el fútbol es la recuperación semanal de la infancia, como dijo el escritor español recientemente fallecido Javier Marías, por qué no volver a un optimismo inocente, primario, pero definitivamente futbolero. Y que jugar mal este año –o jugar mal los partidos importantes de este año- fue parte de la estrategia.

Este artículo fue posible a la autogestión de periodistas. Hoy necesitamos de vos. Te invitamos a que seas parte de la comunidad de Al Toque Deportes asociándote con un mínimo aporte mensual

Publicidad
Publicidad

Tendencias

Propietario: Cooperativa de Trabajo Al Toque Ltda. Director: Diego Alejandro Borghi. Sebastián Vera 940, Río Cuarto, Córdoba.
Fecha. Edición N° Edicion . Registro de la Propiedad Intelectual en trámite.