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Salvador Mosso viajará a sitio del Milagro de los Andes: “Son guías que me inspiran por lo que hicieron en la montaña”

El coordinador de Caburé Rugby y dirigente de Uru Cure emprenderá la travesía en marzo con destino al Valle de las Lágrimas, el lugar donde un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que trasladaba a jugadores, familiares y amigos del club Old Christians cayó en octubre de 1972. La sensación de estar donde se alternaron tragedia y milagro contada en primera persona.

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El 13 de octubre de 1972 no fue un día cualquiera. Desde Mendoza, con destino a Santiago de Chile, partió un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que trasladaba a miembros del equipo de rugby Old Christians del barrio de Carrasco, en Montevideo.

Junto con el plantel, que viajaba a tierras trasandinas para disputar un amistoso, emprendieron vuelo familiares y amigos cercanos de algunos de los jugadores. En total, 40 pasajeros y 5 miembros de la tripulación partieron desde la capital uruguaya hacia Mendoza, en Argentina. Esto fue el día 12. Debido a un frente de tormenta, debieron aterrizar en cuyo para salir al otro día nuevamente.

Aquel viernes, las condiciones no habían mejorado tanto, pero se permitió el viaje. Por un error de pilotaje combinado con fallas en los radares, el avión impactó contra los picos de la Cordillera de los Andes, cerca de la frontera entre Argentina y Chile.

Fotografía de algunos de los sobrevivientes del accidente aéreo, en plena Cordillera de los Andes nevada.

El accidente dejó varios fallecidos, heridos de gravedad y sobrevivientes que llevaron adelante una de las historias de vida más impactantes del Siglo XX. La peripecia duró 72 días e incluyó un alud de nieve que asfixió a varios de los sobrevivientes, noches con 30 grados bajo cero y muy poco alimento. Gracias a una caminata final de Roberto Canessa y Fernando “Nando” Parrado, encontraron la salvación del arriero chileno Sergio Catalán que respondió al pedido de ayuda.

Desde aquel 1972, donde se perdieron 29 vidas en este accidente, infinidad de personas han vuelto en los años posteriores para conocer el profundo silencio del Valle de las Lágrimas. Así se lo apodó tras lo sucedido en el Milagro de los Andes.

El cine ayudó al conocimiento mundial de lo hecho por los 16 sobrevivientes en los Andes. En 1993, se estrenó la película “¡Viven!” protagonizada por Ethan Hawke y Josh Hamilton. El director Frank Marshall se basó en el libro homónimo del escritor Piers Paul Read, en donde se entrevistó a todos los sobrevivientes.

La película “¡Viven!” de 1993 fue la primera representación del Milagro de los Andes en la pantalla grande.

Un joven Salvador Mosso vio la película y quedó flechado con la apasionante historia de supervivencia. Casi desde ese momento, se prometió así mismo que lograría llegar algún día al Valle de las Lágrimas. Años después, el objetivo era cumplido.

El próximo 14 de marzo, Mosso volverá por tercera vez al lugar donde ocurrió el accidente de los Andes. Con el furor de “La Sociedad de la Nieve”, película que fue nominada en los próximos Premios Oscars en las categorías de mejor película de habla no inglesa y mejor maquillaje y peinado, y en la previa a su tercer viaje, hablamos con alguien que conoce la historia de principio a fin.

– ¿Tercera vez que irás al Valle de las Lágrimas?

– Esta será la tercera vez, sí. La primera vez que será a caballo y volveremos caminando. Fue un amor a primera vista con la montaña y me prometí a mí mismo volver mientras el cuerpo me lo permita. Es un retiro espiritual de alguna manera y la paso muy bien.

– ¿Cómo surgió la pasión por esta historia de supervivencia y por la montaña?

– Fui deportista toda mi vida, jugué al rugby desde chiquito, me encanta el fútbol también, pero nunca algo relacionado a la montaña. A los 15 años vi la película ¡Viven! y fue un flechazo, me atrapó mucho la historia relacionada con el rugby. Quise averiguar más información, pero era difícil en esa época. Vi la película, me compré un libro, me compré otro más y otro más. Tengo todos los libros de todos los sobrevivientes. Siempre me quedó esa espina de querer viajar a la montaña. Me encontré un día con Juan Ulloa, un señor de Malargüe que organiza este tipo de travesías, nos animamos y desde aquel momento fue un sueño poder hacerlo. Fui con mis hermanos y con amigos. Allá te sumas con otros grupos, el primero fue con un grupo de amigos uruguayos y otros de Salliqueló, provincia de Buenos Aires. Ahora nos vamos con todo el staff de Caburé, así que estamos expectantes por el viaje.

Salvador Mosso, coordinador de Caburé Rugby en Uru Cure.

– Ya jugabas al rugby, ¿la historia te atrapó por ese lado en especial?

– Al ser un equipo de rugby fue lo que me abrazó a la historia. Esto del trabajo en equipo, el respeto a un líder, el capitán, donde todos van detrás de esas órdenes no solo en el campo de juego sino en momentos difíciles de la vida. El trabajo grupal logró que estos 16 sobrevivientes puedan volver a Uruguay. Lo cuentan en notas y en las películas queda reflejado. Sin ese respeto mutuo hubiese sido difícil organizarse y seguir para adelante.

– ¿Tu relación con la historia va más allá de haber ido a la montaña?

– Nunca me saqué de la cabeza la posibilidad de hacer este viaje. ¡Viven! la vi incontables veces, La Sociedad de la Nieve ya la vi tres veces. Los sobrevivientes la recomiendan porque es muy similar a lo que les pasó, tiene un buen toque uruguayo. Siempre tuve las ganas de conocer a alguno de ellos. Antes de viajar por primera vez me pasó. Estaba en la cancha de River con mi hermano, mi hijo y unos sobrinos. Me doy vuelta y estaba Roberto Canessa, de pura casualidad. Lo fui a saludar, le conté que era un apasionado de la historia y que en poco tiempo íbamos a la montaña. Él me dijo que anote su número de teléfono, que antes de viajar le mande un mensaje porque me tenía que decir algo. Cuando llegó el momento, me respondió: “Salvador, espero que disfrutes el viaje. Te vas a encontrar con la montaña donde nos sucedió el accidente, pero también te vas a encontrar con vos mismo. Contame a la vuelta”. Hice eso por supuesto, me mandó videos y quedamos con ese contacto. También nos ha grabado mensajes para Caburé y nos dejó una gran frase que se quedó como slogan del equipo: “No se cansen de ser buenos”. Lo conocí también a Gustavo Zerbino que vino a dar una charla a Adelia María hace poco, nos sacamos una foto con mi hermano y también tengo el contacto. Son guías de vida que me inspiran por lo que hicieron en la montaña.

La placa que dejó Mosso en nombre de toda la institución de Uru Cure en marzo de 2023.

– Roberto, además, fue uno de los integrantes de la última expedición para buscar rescate

– Roberto junto con Nando Parrado son los que llegan a la última excursión y lo ven a Sergio Catalán, que subía a la montaña solo dos veces al año. Cuando estás allá dimensionas lo que hicieron estos tipos. La montaña que escalan para la última excursión está al frente nuestro, es enorme y cuando vamos no hay nieve. Ellos lo hicieron con muchísima nieve. Ante todas las adversidades, te das cuenta lo que lograron. Roberto tiene una frase que dice “todos tenemos nuestra cordillera”. Cuando tengo un problema que no puedo resolver de mi vida, lo llevo ahí, y te das cuenta que realmente no es un problema.

Partes del fuselaje, recuerdos, monolitos y homenajes para las víctimas del accidente.

– ¿Cómo es el itinerario del viaje?

– El viaje está muy bueno. Haces noche en Malargüe, luego vas en una traffic al Sosneado, que es una montaña a dos horas y ahí empezás la caminata. Es un día entero, hacemos otra noche de campamento en el arroyo Barroso y al otro día son siete horas más hasta el Valle de las Lágrimas. Es una cordillera monstruosa, pero todavía no caes a dónde estás llegando. En el valle, hay un silencio especial, ahí te das cuenta lo tremendo que es esto. Llegas a la cruz, están todos los recuerdos, y se te pasan mil cosas por la cabeza. Te encontrás con gente que ha hecho promesas enormes para llegar ahí. Lloras mucho, porque se te vienen familiares que no están más. Es muy movilizante realmente.

Mosso partirá por tercera vez de viaje con destino al lugar del accidente de los Andes.

– ¿Cuándo emprenden el viaje y cómo es la preparación?

– Nos vamos el 14 de marzo. La preparación, para alguien que está mínimamente entrenado, no demanda mucho. El último día es quizás más exigente. Es mucha cabeza, cómo la vas pasando en el camino, hay momentos de risas y silencios. Hay mucha chapa, muchas ventanas, monumentos que han hecho en Malargüe, recuerdos, rosarios. El año pasado dejamos una camiseta y un cuadro de Uru Cure. Vamos a ver este año si está todavía.

– ¿Desde qué lugar te emociona realizar esta travesía?

– Es algo que me mueve por todos lados. Saco lo que pasó en el accidente, es un reencuentro conmigo mismo. Mi abuela falleció hace poco y en las dos veces que fui, fue encontrarla en ese lugar. Ahí arriba valorás lo más insignificante. La vida pasa por otro lado. Parás la pelota y volvés con otra idea, de bajar un cambio y disfrutar la vida. Es rápida y todo es pasajero, no sabemos hasta cuándo tendremos todas esas cosas. El viaje me encanta por todos lados, desde lo deportivo, lo emotivo y lo social. Es el momento para compartir cuatro días con amigos, con gente que no conoces, y haces nuevas amistades. Cierra por todos lados.

Mosso en la cruz del Valle de las Lágrimas, donde los visitantes dejan sus ofrendas.

– Los valores del rugby, ¿son similares a los de la montaña?

– Siempre me preguntan sobre los valores del rugby. A mí me formó como persona, lo jugué desde los cinco años, entrené y ahora soy dirigente. Están en todos lados, hay que ser honestos, comprometidos, trabajar pensando en el otro. En la montaña, esos valores también están. Va más allá de donde estés. Yo los llevo a donde sea, también están en otros deportes y siempre trato de compartirlos.

Fotos: Al Toque / Gentileza Salvador Mosso
Redacción Al Toque

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