Un homenaje desde Al Toque a Osvaldo Wehbe. Al escritor, periodista, relator, ser humano. Algunas sensaciones desde el dolor ante la ausencia, recopilaciones, trazos incompletos pero necesarios.
Dice el país
Víctor Hugo Morales
San Lorenzo de Almagro
💙❤️🎙️ Gigante del micrófono, Cuervo de ley y amigo de todos, el fallecimiento de Osvaldo Wehbe, a los 63 años, nos duele en el alma.
Lo queremos recordar así, con el maravilloso relato que nos regaló hace seis años y nos emocionará siempre.
Siempre te miré con los ojos llenos de admiración. Dejaste una marca indeleble en todos los que estuvimos cerca tuyo. Tu generosidad conmovía. Fuiste compañero, amigo y hasta padre cuando la situación lo ameritaba. Gracias por todo, Te voy a extrañar mucho Turco. pic.twitter.com/aouwflMXDw
Murió el Turco y con él se fue la mitad de mi amor por la radio
Lo escuché en LV 16, Rivadavia, Continental, Cadena Tres y en todas las FM de Río Cuarto que estuvo. Inventaba cualquier cosa para agarrar señal en la máquina, depende en que radio estaba él y dónde estaba trabajando yo. El «Bar imperio» en radio y en Canal 13. La alegría que tuve cuando en la tele le fueron a hacer una nota al doctor Luvequi y estaba atendiendo justo a la Juli -mi hija mayor- que era chiquita y salió en la tele, en el programa del Turco. O cuando una de las miles de veces que lo estaba escuchando lo nombró a mi hermano Walter como uno de los mejores delanteros que tuvo el Arsenal del Pachacho Mariscotti. Ni hablar cuando presentaron el libro de Al Toque, Centro Atrás, y estaba al lado de la Delfi -mi hija del medio e integrante de la Cooperativa Al Toque-. No lo podía creer. Cuando al aire le dijiste que eras hincha de Herlitzka y te dijo “ascendimos los dos este año” por su Municipal. Sentí orgullo de compartir con él la misma alegría con distintos colores.
Con él tuve la gran suerte de ver un Argentina – Brasil acá en Las Vertientes porque en Río Cuarto no lo podían ver y el Orfaldo, vecino del pueblo, tenía la antena satelital, lo invitó y me invitó a mi porque sabía que era fanático del Turco.
Delfi, tuviste la suerte de compartir micrófono con él, de que te hiciera una nota. Lástima que fue poco pero guarda cada recuerdo que tengas de él porque realmente fue un Grande.
Por eso cuando recién la Mile -mi hija menor- me dijo, me di cuenta de una cosa. Yo siempre escucho radio, en cualquier lado. Hoy a la tarde no escuché. Algo me decía que no tenía que escucharla. Pero bueno, ahora me desconozco escribiendo, creo que me estoy desahogando. Gracias Turco. Espero haber sido digno.
Leo Gasseuy
El arquitecto de infancias
Crecí con la radio debajo del brazo, la pelota en el pie y una vocecita infantil que se tornaba segura solo cuando me preguntaban las formaciones de corrido, todo gracias a Osvaldo. Porque si José María Muñoz era la misa dominical, el Turco Wehbe fue el catecismo diario con Tribuna Deportiva por LV 16.
Más que un periodista fue un alquimista de emociones. A los del interior del interior nos hacía ver que el fútbol grande no estaba tan lejos, porque su voz desde la radio escenificaba el Maracaná o el Azteca en la calle o el patio de tu casa. Lo conocí en 1983. Me lo presentó mi papá, que era presidente de la Liga Adrián Beccar Varela, en Corral de Bustos. Nosotros acompañando a Recreativo de Laborde, él relatando y llevando de los pelos a su Estudiantes a un Nacional.
Jugué a su lado escuchándolo en los once mundiales que cubrió y nos quedaron mil cosas por compartir, pero si algo me marcó fue el ascenso de Huracán en 1990, cuando relatando para Continental abría la transmisión del globo personificando el minuto a minuto de un señor de apellido Pérez, un obrero del Gran Buenos Aires nacido de su ingenio, que vivía ese día, por y para su club. Como Huracán terminó siendo campeón, cada sábado, Pérez tenía su cierre de transmisión feliz en el Ducó abrazado a un escribano de San Isidro o una pituca de la Recoleta. Fue tan popular ese personaje, como grande Osvaldo para nosotros.
Ayer, en medio del impacto, el Sapo Coleoni con la lucidez que lo caracteriza me dijo: cuando se arme un picado en el cielo, aun los que juegan al ajedrez, empezarán a precalentar, sabiendo que al partido lo relata el Turco. Ha muerto un arquitecto de infancias. Aquí abajo la fiesta recién comienza, que lástima que se fue tan temprano Maestro.
Decimos nosotros
Delfina Vettore
Escucho el relato de cuando San Lorenzo se consagró campeón de la Copa Libertadores por primera vez y me sacude el alma. Ni siquiera soy hincha del “ciclón”, pero igual me emociono. Tal vez Diego y Franco nos trasladan algo de esa linda pasión a los pibes de la “Coop”. Pero igual, más allá de esos dos fanáticos, estoy segura que escucharlo emociona a cualquiera por el relato del Turco. Te eriza la piel y te traslada en emociones e imaginación a la cancha.
Me acuerdo el 22 de julio cuando publicamos su columna de Bielsa. Mientras leía pensé algo así como que golazo tener a este tipo escribiendo en Al Toque Deportes. Pienso ahora cuantas historias lindas le habrán quedado por contar, escribiendo o relatando en una radio, y el mundo me vuelve a parecer bastante injusto. En esa columna, el “Turco” escribió: “Los Marcelo Bielsa no abundan, aunque son motivo de vida de muchos argentinos que no se ven. Lo que se nota, lo que “paga”, es lo otro. Y así nos va.” Me atrevo a sacarle la frase para decir que los Osvaldo Wehbe no abundan.
Compartir aunque sea unos ratos de aire en la radio con el “Turco” fue un placer enorme. El orgullo de mi viejo al escucharme al lado de uno de sus ídolos.
Nos quedan sus textos y relatos de un grande que tuvo el periodismo deportivo. Espero ser digna de esa profesión en la que Wehbe fue un maestro.
Marcelino Gasseuy
Lo primero que se me viene a la memoria es que lo sentí nombrar a mediados de la década del noventa cuando mi hermano mayor, Leonardo, me dijo que el mejor relator de la Argentina era un señor de Río Cuarto. Por ese entonces, Río Cuarto era un lugar lejano que pronto se convertiría en mi lugar en el mundo. Ese mismo lugar que pará él era el mundo.
No pasó mucho tiempo para su nombre se transforme en sinónimo de admiración.
Uno de los recuerdos más preciados que llevo conmigo es “100 veces Wehbe”, el libro que me regaló mi madre a inicios de la década del 2000. Son 100 articulos que el “turco” escribió en el periódico Semanario. Un Wehbe auténtico. El Wehbe que me cautivó por su sencillez y por su capacidad de admirar las pequeñas cosas que son inmensas.
Osvaldo no solo nos transmitió la pasión. Él era pasión. Y el mejor legado que nos deja es que siempre debemos transitar nuestra vida valorando lo que uno realiza.
Sin dudas Río Cuarto pierde a uno de los imprescindibles. Por siempre lo recordaremos con la satisfacción de haberlo disfrutado en nuestro querido Al Toque Deportes. ¡Hasta siempre, Turco!
Iván Ortega
«Te lo juro por el Lobo Fischer», «La pelota se hace luna», «Pasó el 60 lleno», «Si quiere jueguelé», «Le pegó como mi suegra». Las dijiste a todas a la perfección.
Se fue el «Patas Cortas», justo a seis años del relato soñado. En el Nuevo Gasómetro y con San Lorenzo campeón de América.
Todavía me acuerdo como me temblaban las rodillas y se me entrecortada la voz cuando tenía que dirigirle la palabra. Siempre lo traté de Osvaldo y de usted. Jamás de “turco”. Se merecía esa distancia.
Me perdía en admiración, lo escuchaba con atención y trataba de guardarme todo, absolutamente todo. Hasta me iba una hora antes a la Maradó solamente para ver «su» clima. El de la radio.
Empezar en ese ambiente con usted será el recuerdo más maravilloso que voy a tener eternamente. Fue breve, aunque riquísimo.
También la predisposición que tuvo para con nosotros. Siempre al pie del cañón.
Se va un tipo que hizo todo para hacer crecer al de al lado. Y eso es difícil de ver en un número uno.
Nos deja un gran vacío y con la mirada perdida tratando de ver para dónde miramos ahora.
Fuiste digno, Osvaldo.
Erwin Rivero González
El lujo de lo cotidiano
El problema que deja es que fue tan cotidiano que nos mal acostumbró.
Nosotros oyentes. Encender la radio a las 19:00 y encontrar al Dream Team de Competencias: VHM, Apo, Clivatti, Canillán, Iucht y él, entre otros.
Nosotros estudiantes. Asistir a charlas en las que estaba como orador. Charlas sobre lo que le apasionaba y sabía: fútbol y periodismo, periodismo y fútbol.
Nosotros transeúntes. Ver al paseador de (su) perro en la ciudad y devolver la palabra a todo quien lo saludaba.
Nosotros profesionales. Saber que Al Toque contaba con él: una palabra, un dato, un proyecto, un afecto (o varios).
Cada relato, cada chiste en las transmisiones, cada gol, cada comentario. Todo de quien sabe y todo desde el alma. Si hay pérdidas que cada uno siente en su interior, esta pérdida es sin dudas también colectiva. Objetivamente se fue un imprescindible. Desde hoy Río Cuarto es un lugar más horrible. Adiós “turco”, adiós Osvaldo Wehbe; ese lujo tan cotidiano.