Fútbol

Un mundial inmenso y diverso

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Mariano Saravia

Periodista y especialista en Relaciones Internacionales.

El sorteo del mundial de fútbol despierta los mismos sentimientos que cada cuatro años: ansiedad, un poco de nervios, intriga, expectativas, un poco de todo. Pero esta vez un poco más de curiosidad que de costumbre. Es la primera vez que competirán en la copa del mundo 48 selecciones, y no necesariamente de 48 países. Esto, porque el fútbol es todo un mundo, quizá hasta distinto al mundo de la geopolítica, aunque uno pueda ayudarnos a entender el otro. La FIFA tiene 211 federaciones integrantes, mientras que la ONU tiene 193 países miembros. Esto se debe a que hay varias selecciones que no representan a países independientes, pero hay muy poquitos países independientes que no tienen selección de fútbol.

Como ejemplos de este fenómeno, hay dos selecciones, una que va a ir directamente al mundial y otra que irá al repechaje intercontinental. Curazao estará este viernes 5 en los bombos del sorteo y Nueva Caledonia deberá jugar en marzo con Jamaica para ver si puede dirimir después con República Democrática del Congo. Vamos por partes entonces, aunque sea un toque sobre los casos curiosos. Empezando por los que ya tienen asegurado un lugar en Norteamérica.

Curazao: como dijimos, no es un país independiente, con todas las letras. La mayoría solo tendrá registro futbolístico de esta selección porque fue con quien la Argentina estrenó la tercera estrella, con un 7 a 0 en marzo de 2023. Pero en estas eliminatorias de la Concacaf sorprendió en el grupo de Jamaica, Trinidad y Tobago y Bermudas. Clasificó directamente empatándole en Kingston a Jamaica y mandándola al repechaje.

Curazao es uno de los casos de pueblos que tienen selección de fútbol, pero no tienen libertad. Porque es una colonia holandesa aún hoy, al igual que sus hermanas Aruba y Bonaire, las tres en el Caribe frente a las costas venezolanas. Por aquí pasaron todos: españoles, portugueses, ingleses y holandeses. Su nombre se debe a que los portugueses veían que los marineros con escorbuto se curaban, probablemente por comer mucha fruta. Entonces le pusieron “Ilha da Curaçao”, o sea, isla de la curación.

Haití: justamente logró su clasificación en la última fecha de eliminatorias jugando en Curazao, donde hacía de local porque el país está sumergido en la anarquía y el Estadio Nacional de Puerto Príncipe es la base de operaciones de las pandillas y grupos armados. Ese 18 de noviembre, en Curazao, Haití le ganó 2 a 0 a Nicaragua y relegó a dos países con más historia y tradición futbolera, como Honduras y Costa Rica. Una hazaña, como muchas de las que ha hecho en la historia el pueblo haitiano. Se suele decir que es el país más pobre del continente, y, en realidad, Haití no es pobre, sino empobrecido, saqueado y explotado, y no de ahora. Desde 2021 vive en el caos político y social, pero todos los problemas de Haití se pueden explicar, en gran parte, por el neocolonialismo y las frecuentes ocupaciones extranjeras, muchas veces disfrazadas de humanitarias. Si alguien quiere ayudar a Haití, hay que dejar de mandar soldados y tanques y empezar a mandar médicos, maestros, ingenieros, como hace Cuba. De hecho, todos los sudamericanos tenemos una gran deuda con Haití, el primer país latinoamericano en independizarse, el 1 de enero de 1804. Cuando Simón Bolívar estaba desahuciado por el Caribe, Haití lo asistió con armas, barcos, dinero y hombres. El presidente Alexander Petion le pidió una sola cosa: “Cuando liberes Sudamérica, libera también a los esclavizados”. Porque la Revolución Haitiana es el único ejemplo en la historia de la humanidad de una revolución antiesclavista exitosa. Sin embargo, el imperialismo nunca perdonó a Haití ese ejemplo al mundo, y tanto Francia como Estados Unidos se lo hicieron pagar con distintos métodos neocolonialistas. Al punto ridículo que su participación en el mundial, bien ganada en la cancha, no está garantizada, porque Donald Trump emitió un decreto que prohíbe el ingreso a ciudadanos de Haití, entre otros 11 países. Según el decreto, “Haití carece de la autoridad central con suficiente capacidad de las fuerzas de seguridad e información necesaria para asegurar que sus nativos no comprometan la seguridad de los Estados Unidos”.

Cabo Verde: y si desde el Caribe cruzamos en línea recta hacia el este, nos topamos con este archipiélago, que está justo frente a Dakar, la capital de Senegal. Ex colonia portuguesa, fue de los últimos pueblos en subirse a la ola de descolonización del siglo 20. Recién después de la Revolución de los Claveles, que terminó con la larga dictadura fascista de Antonio Salazar, Portugal desmanteló su vetusto y decadente imperio en África, dándole la independencia a Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Bissau y Cabo Verde, en 1975. No fue gratis, estos pueblos lucharon muchísimo, en el caso de Cabo Verde, junto a sus hermanos guineanos, encabezados por Amílcar Cabral. Pero, además, Cabo Verde, que debutará en una copa del mundo, tiene muchísimo que ver con nosotros, tanto como algunos países europeos de los cuales descendemos. Porque a partir de fines del siglo XIX y sobre todo entre 1930 y 1950, llegaron al país miles de caboverdianos, buscando mejores horizontes, igual que los tanos o los gallegos. Los caboverdianos se afincaron en la provincia de Buenos Aires y menos, en la de Santa Fe. Principalmente en la zona de Dock Sud, Ensenada y trabajaron en la industria pesquera. Son parte de esa pata negra que tenemos como pueblo (además de las patas originaria y europea), pero a diferencia de los otros africanos que llegaron, estos no venían esclavizados, sino como inmigrantes.

Magreb: además de Cabo Verde, de África clasificaron Ghana, Costa de Marfil y Sudáfrica… y casi todos los países del norte árabe. El África está dividida por el Desierto del Sahara. De ahí para el sur, se habla de un África subsahariana, o de un África negra. De ahí para el norte, se habla de un África árabe o del Magreb, que en idioma árabe significa poniente, porque es el oeste o poniente del mundo árabe. Todos estos países están clasificados: Marruecos (hoy convertido en potencia futbolística y coorganizador del mundial 2030), Argelia (ya habitué de los mundiales), Túnez (otro tanto) y Egipto (con su estrella Salah). El único seleccionado del Magreb que falta es Libia, cuyo país hoy es un gran agujero negro, desde el derrocamiento en 2011 de Muammad Khadafi.

Jordania: siguiendo con el mundo árabe, encontramos esta otra selección debutante en la Copa del Mundo. Y con una particularidad, es un país de 12 millones de habitantes donde la mitad o más son palestinos refugiados o hijos o nietos de los refugiados de la Nakba (gran catástrofe) de 1948, cuando se creó el Estado de Israel encima de la ocupación colonial y la limpieza étnica. En estos tiempos, la selección de Palestina sufre el Apartheid en Cisjordania y por eso los jugadores no pueden reunirse ni entrenar. Por otro lado, el genocidio en Gaza dejó en los últimos dos años más de 400 jugadores de fútbol asesinados por el Estado de Israel. A pesar de todo eso, el pueblo palestino podrá sentirse un poco representado en el mundial por la selección de Jordania.

Uzbekistán: es el otro debutante en la Copa del Mundo. Es una de las cinco repúblicas de Asia Central que formaron parte de la Unión Soviética, junto a Tayikistán, Turkmenistán, Kirguistán y Kazajstán. Hasta 1991 en que cayó el socialismo real y cada país fue independizándose. Uzbekistán es un país sin salida al mar, de lengua túrquica y, de hecho, es uno de los miembros activos de la Organización de Estados Túrquicos (Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Túrquica) y la Organización Internacional de la Cultura Túrquica (TÜRKSOY). Patria de la legendaria ciudad de Samarcanda, una de las más antiguas de la humanidad, que tiene vestigios del Paleolítico y que después fue parte de la famosa Ruta de la Seda, entre la antigua China y el Mediterráneo. Su selección llega por primera vez a un mundial luego de relegar a selecciones con más tradición como Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

Repechaje

En cuanto al repechaje internacional a jugarse en marzo, dos palabras de los rivales de Bolivia y Jamaica.

Surinam: la selección hermana del Altiplano tendrá que jugar primero contra Surinam, país que conocimos alguna vez como Guayana Holandesa. Es el país que está en el medio de las otras dos Guayanas: la República de Guayana y la Guayana Francesa, que aún hoy sigue siendo una colonia típica del siglo 19 en pleno siglo 21. Pero la que nos concierne es la holandesa, independizada en 1975 y si bien Surinam nunca trascendió a nivel fútbol, dio a la selección de Holanda grandes figuras, nacidos o descendientes de inmigrantes de Surinam, como Ruud Gullit, Frank Rijkaard, Edgar Davids, Patrick Kluivert, Clarence Seedorf, Virgil Van Dijk y Denzel Dumfries. Su historia es increíble, porque los Países Bajos eran una potencia comercial y marítima en el siglo 17 y cambiaron con los ingleses estas tierras por una colonia que ellos tenían en América del Norte, la isla de Manhattan con un pueblo paupérrimo llamado Nueva Ámsterdam, que los ingleses rebautizaron como Nueva York.

República Democrática del Congo: el que gane del cruce entre Bolivia y Surinam, se medirá en la final con este país, ex colonia en la que Bélgica cometió aberraciones, dejando más de 8 millones de muertos y otros millones de mutilados, en un genocidio de fines del siglo 19 motivado por la avaricia en torno al caucho. Éste también es el Congo al que viajó el Che Guevara para intentar crear un foco revolucionario, y que luego con el dictador Mobutu Sese Seko, cambió el nombre al de Zaire. Es conocido el episodio del mundial ’74, cuando frente a un tiro libre de Brasil, el defensor Mwepu Ilunga corrió hacia el balón y lo pateó lejos. Todos se rieron de él y pensaron que no conocía las reglas del fútbol, pero la cosa era bastante diferente. Zaire, en ese momento primer selección del África Subsahariana en clasificar a un mundial, había perdido 9 a 0 contra Yugoslavia. El dictador Sese Seko los había amenazado, si perdían con Brasil por más de tres goles, no podrían volver a Zaire. Por eso hizo lo que hizo Ilunga, con el partido 3 a 0 abajo, para perder tiempo, y de paso, para protestar contra el dictador, presente en las tribunas.

Nueva Caledonia: es el rival de Jamaica. Otra selección que no representa a un país independiente, sino a una colonia, en este caso de Francia, en pleno Océano Pacífico. Francia es la actual potencia colonial que posee más kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva, es decir, zonas marítimas alrededor de sus colonias, que puede explotar a su antojo. Tiene más que Estados Unidos y más que el Reino Unido. Nueva Caledonia es una de sus colonias, aunque lo franceses les ponen distintos nombres: regiones, departamentos o comunidades de ultramar.

Irak: el ganador del choque entre Jamaica y Nueva Caledonia se enfrentará luego en la final con Irak, un país árabe que en los últimos tiempos sufrió la invasión y ocupación del Imperio Estadounidense, con un saldo trágico de más de un millón de muertos. Por eso, un eventual choque entre Irak y Estados Unidos estaría recubierto de morbo y pasiones. Irak no es más que la antigua Mesopotamia, ese terreno fértil entre los ríos Tigris y Éufrates. Podríamos decir también la cuna de la civilización, ya que en lo que se conoce como “La Medialuna Fértil”, surgieron las primeras ciudades y pasamos de ser nómades a ser sedentarios, con la invención de la cerámica, la escritura y el metal, que ayudó a la agricultura, la cría de animales y también la guerra.

Y esto es solo un paseíto por las selecciones más exóticas y desconocidas que jugarán el mundial. Algunas de ellas estarán en los bombos del sorteo de este viernes 5 de diciembre, otras tendrán que esperar a marzo para ver si ocupan una plaza. Pero son solo algunas de las 48 selecciones que se verán las caras e intentarán arrebatarle la Copa del Mundo a la Argentina.

Gráfico: Al Toque

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