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Un primer cuatrimestre con materias pendientes

Belgrano, Talleres e Instituto desaprobaron con malas notas la primera etapa de la temporada. La primera estrella nacional de la ‘T’ fue un oasis en el desierto para el fútbol cordobés.

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Belgrano, Talleres e Instituto desaprobaron con malas notas la primera etapa de la temporada.

Hugo Caric

Periodista.

Aquella tarde, el humo blanco no tardó en asomar. El cónclave del 17 de octubre de 2024, en el Predio ‘Lionel Andrés Messi’ de Ezeiza, resultó un mero trámite para confirmar a Claudio Fabián Tapia como líder espiritual de la feligresía dirigencial del fútbol argentino.

Además de la segunda reelección de ‘Chiqui’, cuarenta y cuatro representantes de clubes aprobaron por aclamación el combo completo de la orden del día: cambio de domicilio de la AFA a la provincia de Buenos Aires, habilitación de cinco mandatos consecutivos en el trono de ‘Don Julio’, la anulación de los descensos y un nuevo formato de torneo para acomodarse a la coexistencia de 30 equipos en la Liga Profesional.

Lo mejor está por venir y lo vamos a hacer entre todos”, se envalentonó Tapia ante los aplausos y los cánticos de cancha que le dedicaba la mayoría bulliciosa. También hubo una minoría silenciosa. Silbando bajito, y en medio de los abucheos que le dedicaban algunos de sus pares, Rodrigo Florencio Escribano, el vicepresidente 3° de Talleres, se había marchado hacía un buen rato, luego de expresar las objeciones del club albiazul.

“Fortalecer el desarrollo de jugadores y hacer más atractivo el producto para los derechos de televisión”, fueron algunos argumentos que, en aras de justificar el cambio de esquema de los torneos, enunció la cúpula afista en un dossier que los asambleístas recibieron momentos antes de la votación.

“El proyecto también apunta a una mayor federalización del fútbol de élite, permitiendo que regiones del país que actualmente no tienen equipos en Primera División puedan disfrutar de esta experiencia”, añadió el paper. Por entonces, la idea era que toda la fase final -octavos, cuartos, semis y el encuentro por el título- se direccionara hacia la sede del mejor postor.

MANOS ARRIBA. El 17 de octubre pasado, la dirigencia del fútbol argentino ratificó su lealtad a Tapia y avaló un torneo mal armado.

La carátula remitió al noventoso modelo grondoniano de Apertura y Clausura, pero la letra chica -dos zonas de 15 equipos, clásicos, interzonales, playoffs y final única en territorio neutral- dejó en evidencia al mamotreto. La reconfiguración de la competencia más expectante, en el país de los campeones del mundo, redujo significativamente la cantidad de partidos de local que los clubes ofrecen a sus abonados e impuso un largo receso para los cuadros eliminados en primera fase, que son casi la mitad.

Ninguno de los directivos cordobeses pareció prestar demasiada atención a esos detalles. El enviado de Talleres había abandonado raudamente la reunión, y Juan Manuel Cavagliatto y Luis Fabián Artime, los respectivos presidentes de Instituto y Belgrano, posaban sonrientes en la foto del nuevo Comité Ejecutivo, donde fueron ungidos como vocales suplentes.

Cavagliatto y Artime hoy tienen que explicar a los socios de sus clubes cómo pasarán el resto del otoño y una buena parte del invierno, hasta que la pelota se ponga nuevamente en movimiento y no haya que mirarla por TV, lo que recién sucederá el segundo fin de semana de julio.

Aquella actitud disidente no absuelve de culpas a los popes de la ‘T’, que también deben rendir cuentas ante abonados y simpatizantes por un primer cuatrimestre desaprobado con varios bochazos incluidos, aunque con una ´mención especial’, la obtención de la Supercopa Internacional, en el boletín.

Lo mejor está por venir y lo vamos a hacer entre todos”, se envalentonó Tapia ante los aplausos y los cánticos de cancha que le dedicaba la mayoría bulliciosa en la última Asamblea en AFA.

Cambia, todo cambia

“Te confiamos el futuro de nuestro equipo y seguramente lo sabrás hacer muy bien. Te tenemos mucha fe”. El toque corto de Luis Fabián Artime ofició como puntapié inicial de la conferencia de prensa en la que Belgrano presentó a su nuevo entrenador, el pasado 30 de diciembre. Acto seguido, ‘el Luifa’ se metió entre bambalinas y le cedió el protagonismo a Walter Erviti, el elegido para conducir los destinos del conjunto de barrio Alberdi.

“Los objetivos son grandes, a nosotros nos contrataron para ganar”, afirmó el ex mediocampista de San Lorenzo, Banfield, Boca e Independiente, cuyos escasos pergaminos como DT le valieron la reticencia de los hinchas desde el mismo momento en que su abordaje al barco pirata empezó a sonar como un rumor. “Me han criticado toda mi carrera, así que estoy acostumbrado. No pasa nada”, añadió en su primer encuentro formal con el periodismo, mientras hacía el esfuerzo de despegarse de la figura de Christian Bragarnik, el representante fetiche del fútbol argentino.

PASO EN FALSO. El presidente Artime, el técnico Erviti y el manager Rojas, la postal con la que arrancó la temporada 2025 en Belgrano.

“Un orgullo volverte a ver y tenerte de nuevo en casa. Todos los hinchas, socios y dirigentes estamos detrás tuyo, para que sigas haciendo historia en el club. Te agradecemos que estés con nosotros, y vamos por más”. Cuarenta y cuatro días más tarde, el 12 de febrero de 2025, el presidente de Belgrano se presentó en el mismo hotel, por el mismo motivo y ante el mismo auditorio. En este caso, para darle la bienvenida al entrenador Ricardo Zielinski. Erviti ya era historia, luego de arañar dos empates y padecer dos goleadas en su breve gestión de cuatro fechas, y recibir una categórica reprobación del público celeste en su último partido como local.

El retorno del entrenador del histórico ascenso de 2011 sirvió para ordenar el vestuario y el equipo, aunque más temprano que tarde -derrota 0-4 en su debut frente a Central Córdoba de Santiago del Estero- el propio ‘Ruso’ se chocaría con la evidencia de un plantel sin equilibrio, donde una llamativa fragilidad defensiva convive con el potencial ofensivo que representan las presencias de Lucas Zelarayan, Franco Jara y Nicolás ‘Uvita’ Fernández.

“Seguimos trabajando y sumando conceptos, y está claro que Belgrano se ha vuelto un equipo duro y competitivo. Tuvimos la chance de arrimarnos en algunos partidos, pero la verdad es que siempre estuvo lejos el tema de la clasificación”, dijo Zielinski a modo de balance, luego de 11 partidos.

“Me equivoqué en algunas cosas, por ejemplo en traer a (Walter) Erviti. Nos hemos equivocado y lo asumí desde el primer día. El principal responsable soy yo”, sostuvo Artime en alusión a la floja campaña.

El barajar y dar de nuevo del Pirata seguramente incluirá la llegada de nuevos futbolistas para compensar al plantel. La inminencia de un nuevo mercado de pases vuelve a poner en el tapete a la figura de Ariel Rojas, el cuestionado coordinador general del área deportiva.

Mal de muchos

Talleres e Instituto coincidieron en la última fecha con realidades diferentes. El Albiazul, ya eliminado y pensando en remontar la cuesta en el ámbito de la Conmebol, donde tres derrotas en serie complicaron su chance de sostenerse en la Copa Libertadores, e inclusive condicionaron la alternativa de sumarse como ‘equipo transferido’ a la Copa Sudamericana.

En la vorágine en la que se ha convertido el fútbol argentino, parece un lejano recuerdo la noche del último 5 de marzo, cuando el elenco de barrio Jardín celebró con bombos y platillos la obtención de su primera estrella a nivel nacional: la Supercopa Internacional que le ganó a River Plate en definición por penales, en ‘La Nueva Olla’ de Asunción del Paraguay.

TAN CERCA, TAN LEJOS. La obtención de la postergada Supercopa Internacional 2023, el pasado 5 de marzo. La única alegría de Talleres.

Apenas cinco partidos después, Alexander Medina, con la cucarda de primer DT campeón con Talleres en la máxima divisional de la AFA blandiendo en el pecho, se fue entre gallos y medianoche. Las derrotas ante Deportivo Armenio por Copa Argentina y Sao Paulo por Copa Libertadores agotaron la recarga del crédito que la vuelta olímpica representó para el uruguayo. Ya sin ‘El Cacique’, llegó la bendición dirigencial para que Pablo Horacio Guiñazú, manager con aura de ídolo, intentara enderezar el rumbo futbolístico y, sobre todo, calmar la ansiedad de las tribunas.

Más allá de las ganas y del optimismo del ‘Cholo’ (“cómo sigue la historia lo tendrá que decidir el presidente, él dirá lo que pasa mañana, pero hasta la última fecha tuvimos chances”), la recurrente apuesta por un entrenador de la casa parece haberse agotado nuevamente en la ‘T’. La danza de nombres es interminable por estas horas, y también las negativas que se suceden tras los primeros sondeos. Una constante en la última década albiazul.

«El responsable soy yo, no queda otra que seguir«, dijo Guiñazú tras los tropiezos de Talleres.

Las flojas últimas actuaciones del equipo en la temporada (apenas un triunfo en nueve presentaciones como local) han marcado un quiebre entre hinchas y jugadores, y también incrementaron las críticas hacia la impronta personalista y las prioridades empresariales de la gestión de Andrés Fassi.

El mandamás de Talleres ensayó una autocrítica (“No hemos podido estar a la altura ni hemos podido cumplir con las expectativas que todos teníamos”) cuando se complicó el pase a los playoffs del Torneo Apertura. Acto seguido, envalentonado por un reciente guiño del TAS que dejó en suspenso la suspensión de dos años que le aplicó el Tribunal de Disciplina de la AFA, se enfocó de lleno en el proyecto de modificación del estatuto del club, para lograr que le habiliten un cuarto mandato consecutivo.

Con la mitad del presupuesto de Belgrano, y la tercera parte de lo que gasta Talleres, Instituto ha logrado llegar más lejos, o al menos sostener más tiempo la ilusión de clasificar entre los 16 mejores equipos del campeonato. La contratación de Daniel Oldrá, a dos fechas del final de la fase inicial y con el equipo adentro de las posiciones de playoffs, fue una apuesta de riesgo de la cúpula albirroja y una exigencia máxima para el nuevo timonel.

LA APUESTA POR OLDRÁ. Tras la fallida gestión de Pedro Troglio, Instituto contrato como DT al ex manager de Godoy Cruz de Mendoza.

En un contexto austero, donde el sueño de incursionar por primera vez en el dolarizado ámbito de la Conmebol para hacerse cada vez más difuso, el buen rendimiento de Alex Luna y el forzado fogueo de los pibes sostienen el objetivo que no hay que perder de vista: consolidar al equipo en la elite del fútbol argentino, después de una larga ausencia entre 2006 y 2023.

Pedro Troglio, el DT que arrancó la temporada en La Gloria, ya consiguió su segunda oportunidad en la Liga Profesional, donde ahora transita con el objetivo de sacar a Banfield de los últimos puestos de la Tabla Anual. En esa misma grilla, Belgrano, Talleres e Instituto e ubican más cerca del puesto de descenso que de las posiciones de Copas. No es un dato menor.

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