Fútbol
Unión de Viamonte inicia el camino hacia las Bodas de Brillantes
El 2 de marzo de 1947 se fundaba la entidad que supo ser campeón del torneo de Primera B de la Liga de Canals. Hoy practica fútbol Senior y femenino, mientras comienza a desandar el recorrido hacia su 75 aniversario.
Unión de Viamonte es de esos clubes grandes por el sentimiento de su gente, en sus 74 años de vida lleva más tiempo sin participar del fútbol federado que siendo uno de los animadores de la Liga de Canals. Sin embargo, la pasión de sus hinchas por el cuadro de casaca blanca y celeste no se apaga. Con la práctica de fútbol femenino y senior, comienza a transitar el camino hacia las Bodas de Brillantes.
Un título oficial de primera división y dos en infantiles lucen en las vitrinas de una entidad que no deja de despertar orgullo entre sus parciales.
La pequeña localidad de General Viamonte, ubicada al sur de Canals, fue una de las que esporádicamente aportó a sus conjuntos a la Liga Regional de Fútbol de Canals, de hecho, Recreativo y el desaparecido Unión Usinense, fueron fundadores de la misma en 1932.
Desde su aparición Unión tuvo participaciones interrumpidas y tocó el cielo con las manos en el año 1965, cuando se adjudicó el Campeonato B de la Liga, luego cayó en la Supercopa con Sarmiento de Alejo Ledesma, quien se había adjudicado el Campeonato A.
La segunda división de la liga se disputó entre 1961 y 1966, participaron, además de Unión y Recreativo de Viamonte, Newell’s Old Boys y Juventud Gouldnense de Benjamín Gould, Huracán de Aldea Santa María, Sportivo La Cesira, Sarmiento de Pueblo Italiano y San Severo FC.
Los otros títulos quedaron en manos de: Recreativo (1961, 62 y 64) y Sportivo La Cesira (1962,63 y 66).
Por aquellas épocas vestía la camiseta blanca con la V azulada (similar a la de Vélez Sarsfield), Horacio Marcelino “Malo” Saúco, “el distinto», quien hace poco tiempo cumplió 80 años y es reconocido como uno de los mejores jugadores de la historia del club. Tal es así que el estadio lleva su nombre.
Los recuerdos de Lindolfo Pelic
Lindolfo Pelic era uno de los integrantes del plantel campeón de 1965, hoy con 87 años recuerda, junto a Al Toque Deportes, aquellas épocas. Tras excusarse por no recordar con exactitud la tarde de la consagración, cuenta: “Debuté en la primera de Unión a los 15 años, me fui por cuatro años a Buenos Aires (estuvo en Chacarita), y cuando volví jugué hasta los 34. Es una gran institución que se hizo con gente que trabajaba para levantarla, lo mismo pasaba en Recreativo”.
Lindolfo comenzó desde muy joven manejando el camión de su padre y en él viajaba el plantel, “el camión nuestro era como del club, una vez fuimos hasta La Cecira, 11 jugadores en la cabina; ese día ganábamos 3 a 1 y faltando 7 minutos se nos lesionó un jugador y perdimos 4 a 3”.
“En el camión poníamos unos bancos que nos prestaban y para la vuelta nos tapábamos con una lona”, agrega.
“’Cholo’ Amorín; ‘Pibe’ Amorín y ‘Negro’ Barretto; Ricardo Balbo, ‘Hormiga’ Farías y Abiatti; Piro Fernández, ‘Tata’ Barrera, yo, ‘Goyo’ Hidalgo y ‘Salvito’ Hidalgo”, recita de memoria el equipo en el que debutó a los 15 años, “tiempo después tuvimos un equipo formado por dos familias y yo, los otros eran 5 Saúco y 5 Amorín”.
“En mi época se jugaba por la camiseta, incluso algunos rechazamos propuestas de trabajo por no dejar de jugar en Unión, y hace poco tiempo mis nietos (los hermanos Villarruel) jugaron 4 años cuando Unión participó en la liga”.
Entre los jugadores históricos de Unión se enumeran, además de los nombrados por Pelic, a: “Matosa” Amorín, “Negro” Lucero, “Mochi” Moreyra, “Fito” Arregui, Walter Weilenmann, “Tachuela” Vissio, “Torta” Ibarborde, Carlos Monge, “Toro” Saúco, Oscar Leis, “Gringo” Milatich, “Chaldu” Barreto, Leandro Zawadski, Torreyro, “Vasco” Ruiz, “Piturro” Matías, “Vasco” Etchevers, “Negocho” Amorín, y la lista sigue. Es cierto, cada uno de ellos tiene un nombre de pila, el que figuró o figura en su documento, pero esos sobrenombres son los que permiten reconocerlos en el pueblo y los que quedaron sembrados en distintos sectores del campo de juego.
Una historia de vida nacida en las canteras del club
Sin llegar a jugar en primera división, porque a los 18 años, con Unión sin practicar fútbol oficial se mudó a Córdoba para estudiar abogacía, y la vuelta del club a la liga lo encontró ya radicado en la “Docta”, Pablo Giesenow, el reconocido atleta y escalador amputado es recordado por su paso en las inferiores y porque cada vez que tiene la oportunidad saca a relucir el nombre de su club.
Giesenow sufrió la pérdida de sus pies en un accidente automovilístico en 2015, ahora sigue ligado al deporte corriendo maratones y hasta se dio el gusto de escalar el Aconcagua, además de abogado es Director de Protección de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ciudad de Córdoba, y no olvida sus inicios en General Viamonte.
“Es muy lindo recordar aquella época en Unión, las vivencias de chicos de pueblo, que viajábamos a otras localidades en camiones, algo muy diferente a lo que es hoy”, recuerda.
El padre de Pablo, Juan José, era médico e intendente de la localidad, mientras su hijo brillaba en la categoría 77 con la casaca número 10. Ese plantel se consagró campeón invicto de inferiores en la Liga de Canals en 1990, venciendo en la final a Recreativo, su clásico rival, y que también llegaba invicto.
“Hace poco tiempo me trajeron una bandera gigante de Unión y tengo la camiseta con la que me he sacado fotos en cada lugar a los que viajo, como por ejemplo en Estados Unidos”, se enorgullece Pablo, vía telefónica desde Córdoba.
Giesenow cuenta que tras el accidente, en el que además de las dos piernas perdió unos 4 litros de sangre, los médicos (entre ellos su padre) le manifestaron que de no haber sido deportista, probablemente no hubiese salvado su vida, “y en parte eso se lo debo a Unión, que es donde empecé a jugar, y luego seguí en cada campeonato que pude inscribirme”, asegura.
El 2 de ese conjunto que se consagrara de manera invicta fue Carlos Balossino, hoy, Licenciado en Ciencias Políticas y radicado en Río Cuarto, quien acerca más recuerdos de aquel equipo dirigido por don Bordón: “La final la jugamos con Recreativo de Viamonte en la cancha grande nuestra, ellos también venían invictos igual que nosotros. Así que imaginate el partido que fue, y le ganamos 1 a 0”.
“Antes habíamos jugado en la cancha de ellos y luchamos a morir un 1 a 1. El que hizo el gol del empate para nosotros fue el 9, Claudio Amorín y la revancha fue en la cancha nuestra, el gol lo convirtió Rodolfito Orozco, un jugador al que íbamos a buscar a Pueblo Italiano, más precisamente a Colonia San Miguel (un pequeño caserío ubicado en la zona rural de aquella localidad vecina a General Viamonte)”, precisa Balossino.
“Esos dos partidos finales, que disputamos el clásico con Recreativo, para mí fue como jugar la final del mundo y creo que así lo sentimos todos”, asegura.
Balossino, muchos años después, viviendo en Río Cuarto, se enteró que Unión volvería a hacer fútbol, el debut fue en La Carlota, “bajé por internet la radio de La Carlota, era un partido nocturno, y mientras escuchaba los relatos se me caían las lágrimas de la emoción”, dice.
El último título, también en inferiores, fue aportado por la categoría 2003 en la temporada 2011.
Eso es Unión, principalmente emoción de quienes pasaron por su cancha, tanto para los que la frecuentan dentro del rectángulo de juego como para los que lo hacen desde atrás del tejido.
Redacción Al Toque
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