Básquet
Valentín Ontivero: Su experiencia en Bolivia y las ganas de mejorar el básquet local
El ex entrenador de Central Argentino, que fue apartado de su cargo la última semana, se extendió en un mano a mano sobre su nuevo presente sin dirigir, recordó su gran vivencia en el básquet profesional boliviano y dejó conceptos para ayudar en la Asociación Riocuartense.

Valentín Ontivero dirigió y entrenó básquet durante 15 años casi ininterrumpidos. Solo lo frenó la pandemia, pero nunca las ganas de dirigir a un equipo. Tuvo varios pasos por clubes argentinos y en el exterior, y ahora piensa en el futuro del básquet local.
Luego de que fuera alejado de su cargo en Central Argentino durante la última semana, el entrenador se explayó en un mano a mano en El Centro que Necesitás, programa de Al Toque Radio, sobre sus días fuera de la actividad.

Además, Ontivero recordó su exitoso paso por el club Pichincha de Potosí en Bolivia, donde fue asistente de Fabricio Salas -entrenador villamercedino, a quien conoció en Central Argentino-, fue campeón nacional y jugó la Liga Sudamericana de Básquet. También hizo hincapié sobre cómo se puede mejorar el básquet de la Asociación Riocuartense.
– ¿Cómo son estos primeros días sin entrenar?
– Estoy acostumbrándome a otros tiempos, acostarme temprano (risas). De 15 años que soy entrenador, estoy acostumbrado a llegar a casa a las 23:00, comer a las 00:00, acostarme a la 1:00. Ahora estoy repasando mentalmente las cosas que van sucediendo, con otro trabajo que también me gusta hacer, entonces por ahí la cabeza está repartida en esas cosas.

– ¿Qué significa esto para tu familia? ¿Tenés tiempo de ocuparte de otras cosas?
– Estos días jodo mucho en mi familia, o en los grupos de Whatsapp, de que van a conocer a un nuevo Valentín. Pude dirigir en San Justo, Santa Fe, también en Bolivia. Eso hace que te pierdas de algunas cosas. Tengo una hermana que se va de viaje dentro de pocos días, entonces estoy intentando compartir con ella estos últimos días que nos quedan.
– ¿Se vive con pasión el básquet en tu casa?
– En casa somos tres hermanos varones, y hasta mi mamá con los años entendió cuándo se defiende en zona o individual. Hace 15 o 20 años que somos todo básquet en casa. Mi hermano juega un Pre Federal en La Pampa, intentando ser profesional, y mi otro hermano Santi también juega. Si no estamos viendo NBA, es uno de Liga Argentina, o alguno viejo nuestro.

– Hoy, con un poco más de distancia, ¿cómo ves al básquet riocuartense?
– Se ve buen nivel de básquet, de los jugadores, de entrenadores, eso hay que reconocerlo. Estaría bueno crear una base más grande, y no me refiero solo a los chicos de cada club. Habría que ver la forma de que haya más clubes, escuelas que participen, pero que haya más equipos. Lo hablo con la experiencia de Santa Fe, que en su Asociación tiene alrededor de 20 clubes con los pueblos aledaños. Entonces uno va a jugar un fin de semana y no sabe cómo va a salir, acá cuando empieza un torneo ya sabemos quién puede ganar. Acá puede haber un partido que en el peor de tus días no lo vas a perder, entonces falla la competencia. Debemos crecer en clubes, porque en jugadores hay calidad de sobra.
– Tu experiencia en Bolivia debe haber sido única para tu carrera. ¿Cómo fue la llegada y la adaptación al básquet profesional de aquel país?
– Desde el día 1, supe que no la iba a volver a vivir, y sigo con eso. Fabricio Salas, que hoy entrena en Ecuador, me invitó a participar de la Liga Nacional de Bolivia que es de dos o tres meses, en el tiempo de receso de la Liga Argentina. Son 12 equipos, y el campeón clasifica a la Liga Sudamericana, y el objetivo era eso. Estábamos en Pichincha, club de Potosí que está a 4.600 metros de altura. Caminas dos cuadras y te ahogas. El primer entrenamiento fue en La Paz y le dije a Fabri que me dejara mover un poco. Te puedo asegurar que di tres pases y no tenía más aire, pero después te vas acostumbrando.

– ¿Cómo se vive el básquet en Bolivia?
– La experiencia fue fantástica, el club es muy lindo. El club es una escuela de 200 años de existencia, y el clásico uno de 160. Los ex alumnos son hinchas, que están por todo el país. En el clásico, vi que el estadio era enorme y “Fabri” me dijo que iba a ir mucha gente. Había 9.000 personas, bengalas de humo, color, cargadas. De golpe te sentís un rockstar, porque vas por la calle y te piden fotos, autógrafos. Es una experiencia que sabíamos que no íbamos a volver a vivir, fue mi primera en el básquet profesional. Fuimos campeones, jugamos la Sudamericana en Ecuador e hicimos la mejor campaña de un equipo boliviano de visitante. Conocí a los estadounidenses que teníamos en el plantel, dirigentes, ciudades, comidas, un montón de cosas que te llevan a disfrutarlo mucho. Fue súper gratificante, hasta el día de hoy me escribo con jugadores y fue súper positivo.
– ¿Qué proyectas a partir de ahora para tu carrera?
– Con el básquet estaré ligado siempre. Por el momento no tengo nada en vista, después de 15 años casi ininterrumpidos uno necesita un descanso y conozco otras facetas de mi mismo. He tenido conversaciones con ex dirigentes que tuve en su momento que me dicen que vuelva a ciertos clubes, pero por ahora estoy pasando por una etapa de reconocimiento y duelo. También me gustaría mejorar el básquet de Río Cuarto, ayudar desde otro punto distinto, como dirigente o manager. Pero siempre ligado al básquet, es algo inevitable.
Fotos: Al Toque / Gentileza Valentín Ontivero
Redacción Al Toque
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