Fútbol
Únicos e incomparables
Después que Estudiantes de La Plata se adjudicara el Trofeo de Campeones 2025, los
“pseudos” periodistas y/o analistas futboleros/tribuneros, empezaron a comparar el
actual entrenador Eduardo Domínguez con Osvaldo Juan Zubeldía. Tras derrotar -en
San Nicolás de los Arroyos- a Platense por 2 a 1, no tardaron en comparar –poniendo
en un mismo nivel- a estos dos directores técnicos, la cantidad de “estrellas” que
cosechó el exitoso Zubeldía a fines de los ’70, con la ráfaga de títulos y/o trofeos,
obtenidos por “El Barba”.
El recordado hombre de Junín, fue pionero en materia de consagraciones con el
equipo “pincharrata”, nutriéndose de un plantel promovido desde -la recordada-
“tercera que mata” y que dirigió don Miguel Ignominiello. Fue el conductor que hizo
posible que la escuadra de Uno renaciera de sus cenizas y escribiera las primeras
páginas doradas en la historia del club de 1 y 57.
En primer lugar, aquel Estudiantes fue el primer equipo “chico” -los considerados
“grandes” eran Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo de Almagro- que
terminó con la hegemonía de los más poderosos en materia de conquistas de títulos
en el fútbol argentino.
El Metropolitano de 1967, fue el primer mojón de una cadena de cosecha de títulos
internacionales que aún se recuerdan con respeto. Entre 1968 y 1970 condujo al
equipo platense a la conquista de las Copas Libertadores de América en tres
ocasiones consecutivas: 1968, 1969 y 1970; sólo en la segunda se consagró ante su
público y en la “Ciudad de las Diagonales”; en las restantes, el mítico Estadio
Centenario de Montevideo fue mudo testigo de sus proezas.
También fuera de la Argentina sumó la única Interamericana y en la ciudad inglesa de
Manchester y su legendario estadio “Old Trafford” -también conocido como el “Teatro
de los sueños”-, se consagró campeón intercontinental frente al United, que era
poderoso en el Viejo Continente a fines de los ’60.

Hoy por hoy; Domínguez conquistó 5 estrellas -una menos que Zubeldía-, todas en las
competencias domésticas argentinas; en rigor, sólo tres de ellas se corresponden al
clásico formato de torneo; las dos restantes, obtenidas en un partido definitorio. En el
horizonte aparece -con certeza- una próxima final a un solo partido a nivel nacional; si
triunfa habrá alcanzado -en cantidad- el número de estrellas de don “Osvaldo”.

¿Qué afirman los que sólo “hablan” -y que no significa que sepan o sean idóneos
periodistas- que “El Barba” está a un título de cosechar la sexta estrella? Nada menos
que estará en un plano de igualdad con Zubeldía. Lo que este universo de ignorantes
no dice -o desconoce- es que no es lo mismo haber conquistado -entre tantos títulos-,
cetros internacionales, compitiendo con los mejores exponentes del continente -Copa
Libertadores- o enfrentarse en una final -partido y revancha y eventual desempate o a
un único partido- con el campeón de Europa que se consagró compitiendo con los
mejores de los países de aquel continente -Intercontinental-.
Pretender ubicar en la misma balanza dos éxitos -indiscutidos-.pero diferentes en su
naturaleza es, cuanto menos, una infinita torpeza.
El Estudiantes de Zubeldía compartió una época de grandes equipos como Peñarol de
Uruguay o Santos o Palmeiras de Brasil; hasta el mismo Independiente de Avellaneda. El pincha que condujo el entrenador juninense fue el primero -en el continente- en
obtener la Libertadores en tres ocasiones consecutivas; ni el poderoso y tan temido
Santos de Pelé pudo hacer lo mismo.
Sin dudas que Domínguez se ganó un lugar en la galería de los grandes -e ídolos, si
los simpatizantes también lo quieren- “prohombres”, como “los Maestros” del
amateurismo y primeros años del profesionalismo, el propio Zubeldía, Carlos Salvador
Bilardo o Alejandro Sabella, entre tantos.
Ellos -y muchos otros- escribieron las mejores páginas de la historia “albirroja”. Cada
uno -en su época- fue construyendo la grandeza que enorgullece al mundo “pincha”.
Un par de cosas más para poner “negro sobre blanco”. Despectivamente se calificó el
ingreso del “León” a los play-offs del Clausura 2025, cuando se insinuó que ingresó
por “la ventana”, Es cierto que no le sobró nada y que padeció para entrar entre los
ocho mejores de su grupo. Pero quienes podían superarlo, no lo hicieron. El “pincha”
no les puso ningún obstáculo.

Por la ventana la AFA hizo entrar a Rosario Central, consagrándolo en el escritorio
como campeón de algo que no se disputó. Peor aún, ahora, en el 2026 disputará el
grotesco trofeo “Super Copa Internacional”. Una absoluta vergüenza. También la “pseudo” prensa deportiva descalificó los dichos y hacia quien -o quienes- iban dirigidos, por parte de Juan Sebastián Verón. Voceros del poder afista -que se “perciben” periodistas- llegaron a sostener que no se entendía la frase “los buenos al final triunfan sobre los malos”. Luego se preguntaron: ¿los jugadpres de Racing son los malos..?
La respuesta correcta -y, por supuesto, que ellos lo saben, pero lo ocultan- es: “son los
dirigentes afistas, estúpidos”. Agrego: los Claudio Tapia, Pablo Toviggino, Gonzalo
Belloso (presidente de Rosario Central) y los clubes que explícita o en silencio, avalan
las conductas corruptas que enfermaron al fútbol argentino.
Ángel César Ludueña
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