Fútbol
Adriano y Spreen, el arte de naturalizar lo artificial
Una de las ramas de la filosofía distingue dos Júpiter (mundos, mandos, dioses) uno natural, el otro artificial. Sería bueno que nosotros, como actores sociales (futboleros como casi todos los actores sociales) determinemos a qué Júpiter, mundo o mando pertenece el fútbol.
La naturaleza de lo artificial, que ronronea en el socio mundo actual, nos agobia y encierra en este simbiótico caminar de mediciones y productividad, visualizaciones y presencias. Esto genera la discusión de si lo artificial es una transgresión del orden natural o no. El debate por si solo deberá determinar si lo bueno es natural o lo nuevo es artificial. ¿A ciencia cierta? Nunca lo sabremos.
En el fútbol existe la misma dicotomía que se ofrece en enésima cantidad de envases. Iván Buhajeruk -Spreen- y Adriano Leite Ribeiro – Adriano – son partes antagónicas pero la misma sustancia que arroja la coctelera de la pelota y sus mercadotecnias.
Adriano nació en 1982 en la favela Vila Cruzeiro de Río de Janeiro, un entorno plagado de crimen, violencia y corrupción. A los 7 años comenzó en las infantiles del Flamengo, a los 17 debutó en primera, a los 18 en la Selección y a los 19 llegó al Inter de Milan. Lo apodaron el Emperador. Su historia es muy larga. Siempre vivió atrapado por las penumbras y vicios de su favela. Dejó de jugar muy joven. En esta historia es el Natural del Fútbol.
Spreen nació en Santa Fe en 2002. Con solo 22 años – según un nuevo informe de Streams Charts, un sitio especializado en recopilar las visitas y horas de transmisión de los creadores de contenidos en las diferentes plataformas de difusión, como Twitch y YouTube – es el tercer youtuber más popular de habla hispana luego de Ibai y Auron Play.
Es un pibe normal que ganó fama jugando videojuegos como Minecraft y Call of Duty. Acumula millones de seguidores, eso lo hizo ser una de las caras de Speed la bebida energizante que auspicia a Deportivo Riestra y, por cuestiones de marketing, debutar en La Liga Profesional Argentina, frente al puntero Vélez Sarsfield. Fue titular, lo reemplazaron a los 70 segundos, no tocó la pelota. Según el DT de su club solo fue eso, no jugará más. Será el Artificial.
Adriano, El Natural, decidió abrir su alma y mostrar su intimidad, testificar sus sombras y decisiones. “¿Sabes lo que es ser una promesa? Yo lo sé. Incluso una promesa incumplida. El mayor desperdicio en el fútbol: Yo”. Así comienza su verdadero acto de contrición. Lo hizo a través de una carta en el portal The Players’ Tribune, en un texto que se basó en “Adriano, meu medo maior”, el libro de sus memorias escrito por Ulises Netto.
Habló con el corazón en la mano. Naturalidad completa. Un talento natural que lo llevó donde la naturaleza lo llamaba, brilló naturalmente hasta que el oscuro llamado interior lo depositó donde naturalmente pertenece. “Hace muchos años que vivo en Barra da Tijuca. Pero mi ombligo está enterrado en la favela”. Hizo todo por renunciar y adaptarse a su original naturaleza.
El sitio web The Players Tribune visitó a Adriano en la favela Vila Cruzeiro, donde pasa la mayoría del tiempo. Allí capturó esta tremenda fotografía. Y Adriano escribió una carta que se publicó en la web. Va la traducción. Una vez más, el Emperador explica su caída. Pero… pic.twitter.com/ZRhwdrNkhd
— Juez Central (@Juezcentral) November 13, 2024
Spreen es parte en eso de que lo artificial también se naturaliza. Lo hace el sector donde él se mueve y evoluciona cada segundo. Desde hace un tiempo hay una inesperada nueva estrella en Twitch: la streamer Neuro-sama, una Inteligencia artificial, creada por el programador Vedal987 y que está sorprendiendo por su capacidad de jugar al Minecraft y reaccionar al chat. Exceso de artificial pero muy natural en su ámbito.
¿Es lo artificial del mundo una transgresión del orden natural? ¿Es la transformación artificial del mundo a través de la técnica un alejamiento de las raíces de la existencia humana? ¿Nos deshumanizamos cuando adaptamos al mundo a nuestra voluntad a partir de la acción humana sobre nuestras cosas? Esto también es imposible saberlo.
Por eso aterra ver la naturalidad como un flaco desgarbado, con cero traza de futbolista juega de entrada en la liga de los campeones del mundo y desenfoca la naturalidad con la que el entrenador justifica el grotesco “hace vender muchas latitas, esas latitas nos pagan el sueldo”. Esta anécdota permite reflexionar hasta dónde estamos convirtiéndonos en idiotas naturales que dejamos nuestro poder en procesos artificiales.
La contraposición de sentidos que ubica al fútbol en esta fortuita manera de comparar las dicotomías: Adriano, el natural crack del fútbol que abandona el juego y su confort para recostarse en su ombligo de penumbras. Spreen el genio de Twich que vivió camuflado entre los millones de su ciberespacio y utiliza al futbol, para exponer, visualizar y vender. Tal vez sea natural, lo que aterra es la naturalidad con que se asumen y presentan. Hace mucho tiempo desconectamos de los ritmos naturales de la vida para medirla en función de la producción.
La actualidad nos regala eso del interrogante. ¿Será esto lo que viene? No hay respuestas, al menos yo no las tengo. Adriano y su genialidad, informalidades y renuncias y Spreen el nexo artificial del negocio con tanta interconexión, son una mera anécdota actual de un debate profundo.
Lo que si tengo claro que no es el origen de los valores sino el valor del origen, la tensión o batalla que se despliega con la moral. Tal vez sea natural. Foucault dice que el cinismo nos muestra que para vivir con autenticidad no hace falta mucha verdad y que cuando nos preocupamos verdaderamente por la verdad, pocas lecciones de vida son necesarias.
Gráfico: Al Toque
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