Agua calma, fuego lento: Pedri, mediocampista de época

Roberto Parrottino

Periodista.

En las Islas Canarias, a 2.585 kilómetros de la España continental –una temperatura media anual de 24ºC– se vive a un ritmo pausado, con conexiones comunitarias enraizadas. La vida –y el fútbol– suelen enfocarse hacia el disfrute, la creatividad y la expresión individual. Si la España campeona del mundo en Sudáfrica 2010 superó a “la furia” y se sintetizó en el “tiki–taka”, en la década del 60 se cantaba el “riqui–raca” en las tribunas del Unión Deportiva Las Palmas, club más grande de las Islas Canarias. Los ingleses, según el historiador Javier Domínguez García, entonaban el “reach in rank” (“alcancemos el honor”). Y los canarios lo reversionaron, sobre todo en el tercer puesto (1967/68) y en el subcampeonato (68/69) de Las Palmas en la Liga, actuaciones aún históricas. El “riqui–raca” como sonido del juego vistoso y técnico canario. De la tierra de Juan Carlos Valerón y de David Silva –campeón del mundo en 2010–, nacidos en Arguineguín, Gran Canaria, brotó Pedro González López, Pedri (Tegueste, Tenerife).

El jueves, en su partido 200 con la camiseta del Barcelona, Pedri ganó la Liga 2024/25, su sexto título con el club catalán, al que se incorporó a mitad de 2020 después de formarse –y de 37 partidos en la Primera– en Las Palmas. Acaso hoy el mejor mediocampista del mundo, heredero de los giros de Xavi y de la conducción de Andrés Iniesta, piezas del Barcelona de Pep Guardiola (y de Lionel Messi), Pedri juega tranquilo, siempre fácil, agua calma y fuego lento deslizándose a su ritmo único sobre las derivadas del partido.

Nadie jugó como Pedri –y nadie puede jugar como Pedri– en el Barcelona del alemán Hansi Flick, campeón en la temporada de la Supercopa de España, de la Copa del Rey y de la Liga (y semifinalista de la Champions League eliminado in extremis por el Inter). “Tiene la sensibilidad y picardía del fútbol canario combinada con la inteligencia del típico mediocampista histórico español. Hay que agradecerle al Dios del fútbol que nos los trajo justo cuando se marchó Toni Kroos. Para que no se nos olvide que el balón sigue siendo lo más importante de este deporte”, sostiene Noriel Miguel, analista de fútbol y autor del libro Tipos de marcaje.

Pedri –26 goles y 21 asistencias en los 200 partidos con el Barcelona– suma 15 “pre asistencias” en lo que va de la temporada 2024/25 (restan dos fechas de la Liga), más que en las tres temporadas anteriores con el equipo. Porque en el fútbol es importante el pase gol, pero también el pase anterior al pase gol. Y, en paralelo, por la presión alta tras pérdida característica de este Barcelona de Flick, y en especial por su instinto, Pedri lidera en recuperaciones entre todos los jugadores de la Liga (377 en todas las competiciones de la temporada, amplia ventaja con las 178 de Lamine Yamal, segundo de su equipo). El canario, contó, abandonó en 2025 las pesas en procura de agilidad y de flexibilidad. Y, así, Pedri gira sobre sí mismo y, desde ahí, inteligente, marca el camino.

En una de sus columnas en el diario El País, Jorge Valdano escribió: “Los nombres propios, porque el fútbol es hombres que juegan. Es inevitable empezar por Pedri, que se adueña de los partidos moviendo los hilos como un titiritero. Deja la impresión de que imanta el cuero, pero es que los compañeros lo buscan porque darle la pelota es como depositarla en el banco, te la devolverá con intereses. No solo la cuida, sino que la gestiona con un criterio que uno, en su ignorancia, solo descubre cuando Pedri suelta la pelota”.

Las intervenciones de Pedri, en efecto, alumbran desde la mirada, clarifican el panorama y comunican a los intérpretes. Él se asocia y asocia a los demás. Suele partir desde el costado izquierdo del mediocampista central o del que lo acompañe en la base (en general, el neerlandés Frenkie de Jong). Aunque no haya pasado por La Masía, responde al ADN de la escuela catalana. “Es conocido que la primera vez que vi a Messi en directo dije que sería un fenómeno y que me encantaba –recordó Fabio Capello, el entrenador italiano que dirigía a la Juventus cuando enfrentó al Barcelona por el Trofeo Joan Gamper 2005 en el Camp Nou–. Pues bien, digamos que Pedri, como centrocampista, puede ser lo mismo que Messi”. Pedri es un mediocampista que dictará la pauta de la época. Crea y genera juego desde su visión privilegiada. Y organiza, y recibe entre líneas, y gira y sale con vértigo, y ve el claro para el último pase, o el anteúltimo. Pausa y filtración en un tiempo de músculo, aceleración y fuerza. Él hace la diferencia con la astucia. Y ante una defensa cerrada, se mueve como el cierre de la cremallera.

Kroos, ex mediocampista alemán que se retiró del fútbol en 2024 como campeón de la Champions con el Real Madrid, dijo que Pedri (22 años) es el mejor mediocampista del mundo. “Pedri generalmente es un jugador al que se echa mucho de menos cuando no está en el campo –sostuvo Kroos–. No sólo marca goles o da asistencias: aporta soluciones. Superar a los oponentes no siempre tiene que ser con un pase, pero Pedri es uno de los pocos centrocampistas que tiene el don de driblar a los oponentes en espacios reducidos. Es casi más importante que Lamine Yamal, Raphinha o Lewandowski. No parece rápido, pero en realidad lo es. Es rápido porque su movimiento es increíblemente ligero. Me encantan los jugadores que no sólo tienen un buen desempeño, sino que también lucen elegantes y hermosos, y eso es lo que realmente lo distingue”.

Pedri es consciente de que no juega desde el pensamiento. Sus corrientes en la cancha proyectan un flow íntimo que no obedece a lo académico, sino a la intuición, que es la conjunción de la teoría y la práctica sin pensarlo. “En el campo no pienso –dijo Pedri–: hago lo primero que se me pasa por la cabeza”.