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Agustín Vernice, el canoísta que usaba la plata de la merienda para alquilar un kayak y hoy busca la final olímpica

Nacido en Bahía Blanca pero con una vida en Olavarría, el especialista en canotaje esprint clasificó a semifinales en Tokio 2020 y sueña con una final. Desde pequeño añoraba el agua, venció los miedos de su madre y fue superando obstáculos para ser atleta olímpico.

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Agustín Vernice en plena acción en Tokio.

Esta noche, desde las 22:08, Agustín Vernice competirá en las semifinales de kayak individual 1.000 metros en canotaje esprint. El argentino fue segundo en su serie de clasificación, evitó la etapa de cuartos de final y se metió en la seria búsqueda de una final olímpica.

Hace 15 años, cuando el pequeño Agustín contaba con solo 10 de edad, soñaba con vivir en el agua. El dinero que su madre, Claudia, le daba para que se comprara algo para merendar, lo utilizaba para alquilar un kayak y remar en el arroyo Tapalqué, de la ciudad de Olavarría.

Vernice nació el 3 de julio de 1995 en Bahía Blanca, pero ya de pequeño su familia se mudó a Olavarría. 12 años de su vida tardó en mojar los pies en el agua en el club Estudiantes de Olavarría, donde nació su amor por el canotaje.

«Todo a espaldas de mi mamá y mi papá, porque cuando se los había comentado no les había gustado, por desconocer el deporte pensaban que era peligroso, así que con el dinero de cada merienda que me daban para comprar algo, en la tarde me alquilaba un kayak, así que volvía con hambre», contaba hace unos meses Vernice en una entrevista con el sitio France 24 en español. Las pasiones son innegociables, aunque cueste un sándwich o alfajor diario.

Lo que comenzó como un juego de verano se convirtió prontamente en algo serio en la cabeza de Agustín. Con una familia dedicada al automovilismo, él se volcó por el agua. Claudia, al enterarse finalmente de lo que hacía su hijo con la plata de la merienda -y quizás notar un hambre voraz en la cena-, decidió apoyarlo al cien por ciento. Los miedos quedaron de lado, porque más fuerte era la convicción del canoísta (también llamado “palista”, “remero” o “piragüista”).

Carrera con éxitos tempranos

Desde esos 12 años, Agustín nunca más dejó las palas para remar. Ya dedicado al alto rendimiento, su rutina se convirtió específicamente para sacar sus mejores resultados: entrenamiento de tres horas por la mañana, almuerzo, siesta, otras tres horas por la tarde hasta que el sol caiga y descanso. Así, seis de siete días a la semana (domingos excluidos). Solo el clima puede afectar para que no se entrene, en caso de tomentas eléctricas, pero aun con lluvia el kayak sale a la pista.

En 2016, mientras transcurría la apertura de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, Vernice añoraba con ser atleta olímpico. La carrera a Tokio no iba a ser sencilla -en realidad, mucho menos de lo que podría haber pensado-. Sin embargo, al año siguiente se coronó campeón mundial Sub-23 en la ciudad de Pitesti, Rumania. Allí ganó el oro en la misma modalidad que compite hoy en Tokio, los 1.000 metros en kayak individual. Además, ganó el bronce en la competencia de 500 metros.

Vernice en plena acción en Tokio 2020.

Camino de fortuna para el olavarriense por adopción, que no detuvo su marcha en las competencias preolímpicas de estos años. En los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Vernice se colgó dos doradas: kayak 1.000 metros individual, y kayak 2.000 metros en pareja junto a Manuel Lascano.

Pero otro de los éxitos de Vernice es su costado ecológico: cada vez que sale a remar por el arroyo Tapalqué (actualmente vive en el Tigre, pero cada tanto vuelve a su Olavarría querida), lleva consigo una bolsa de plástico para sacar la basura arrojada al río. En una entrevista brindada a La Nación, Vernice destacaba: “La cantidad de basura que se ve hoy es muchísimo mayor a cuando era chico. Se nota lo que la gente tira en la calle y termina en el arroyo”.

La pandemia y la preparación

Fue difícil afrontar el último año y medio para Vernice, desde que la pandemia recaló en nuestras tierras. Entrenamientos entrecortados, poca constancia y un testeo que no le sacó mucha ventaja.

En julio del año pasado, para una concentración del equipo nacional de canotaje en Tucumán, Vernice dio positivo de Covid-19 pero pasó la enfermedad de manera asintomática. Él mismo describió que “perdí más con las semanas que estuve parado que por la misma enfermedad, nunca sentí nada”.

Después de largos meses sin competir, viajó en mayo de este año al Campeonato Mundial de Canotaje organizado en la ciudad de Szeged, Hungría. Vernice destacaba en aquella entrevista dada a France 24 en español que “la motivación cambia completamente cuando hay un objetivo por delante”.

Esta noche será la prueba de fuego para un habitué del agua. Sus remos y los mil metros que separan la largada de la meta definirán la actuación olímpica de Agustín Vernice, quien tiene muchísimo para darle al deporte argentino.

Redacción Al Toque

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