Fútbol
Andar de Liga
River se adjudicó el primer torneo del año con entrenador y goleador cordobeses. Talleres logró un histórico subcampeonato y tuvo al mejor jugador del certamen. El Albiazul y Belgrano pusieron a sus número ‘9’ en la cima de la tabla de artilleros. Instituto cambió de entrenador y resultó beneficiario directo de una polémica resolución de la AFA. Entre los tres clubes cordobeses metieron un millón y medio de personas en las tribunas. El éxodo de figuras y los desafíos que trae el segundo semestre del año.
Hugo Caric
Periodista.
Le sobró nafta al River de Martín Demichelis. Faltando dos vueltas para el final de la carrera, le bajaron la bandera a cuadros en el Torneo de la Liga Profesional. No hubo contratiempos -salvo un par de ‘toques’, por caso ante Belgrano y Talleres en el Estadio Kempes- en el arranque de la era post-Marcelo Gallardo (ocho años; 14 títulos) y ‘el Tincho’ de Justiniano Posse se convirtió en el 17° entrenador que da la vuelta olímpica con el Millonario. También en el cuarto DT cordobés en ganar un certamen de Primera División de la AFA, entre 72 elegidos. Manuel Giúdice, Carlos Griguol y Américo Gallego completan el selecto grupo mediterráneo.
Sin el afán de restarle méritos, también hay que decirlo: al novel conductor, forjado en la cantera alemana del Bayer Múnich, le tocó hacer su residencia al frente del plantel con más nombres y recambio de los 28 que compiten en la élite del fútbol argentino. Apenas un botón de muestra: el juvenil ex Instituto Lucas Beltrán se convirtió en titular indiscutido y goleador implacable, y dejó a los ‘carteludos’ Rondón y Borja, el ex Belgrano Suárez y el ex Talleres Solari esperando turno atrás de él.
A la hora del brindis por el título número 70 de su historia, al equipo de Núñez le sirvieron la copa rota. El trofeo que llevó el nombre de Binance, el otrora main sponsor del principal campeonato del fútbol argentino, que acababa de pegar el portazo sin más explicaciones que un escueto comunicado en Twitter, marchándose con las criptomonedas a otra parte. Sobreviven las incontrolables casas de apuestas online, cada vez más presentes en las camisetas y en el financiamiento de nuestros clubes.
No fue la única desprolijidad de la pomposamente llamada ‘Liga de los Campeones del Mundo’, cuyos protagonistas deambulan con la pelota al pie, y el pasaporte en la mano, entre el imponente Estadio Más Monumental y la diminuta cancha de Barracas Central, impropia para la alta competencia, si no fuera por el detalle del cartelito con la denominación oficial que adorna su fachada: ‘Claudio Tapia’.
Todo pasa 2.0
Blindado por la tercera estrella mundialista, ‘el Chiqui’ hace lo que quiere con la pelota, cual Messi de escritorio. Con la venia de la totalidad menos uno -Talleres, ausente con causa y sin aviso (“no le íbamos a regalar la foto de nuestro voto en disidencia”)- la Asamblea Extraordinaria del pasado 22 de junio borró con el codo lo que se había escrito con la mano, y eliminó en plena competencia uno de los descensos de la tabla de los promedios.
La jugada, preparada justo para el Día del Futbolista Argentino (¡Perdón, Diego!), fue seguida con mucha atención desde Córdoba, ya que Instituto -cuyo presidente, Juan Manuel Cavagliatto, es contacto estrecho del actual ocupante del codiciado sillón de ‘Don Julio’ Grondona- acababa de caer a ‘la zona roja’ por un par de malos resultados que le costaron el puesto a Lucas Bovaglio, el DT que ascendió a la Gloria luego de 17 años.
El rafaelino no fue la única víctima de la ola de terror que genera el hecho de que no cierren las cuentas de los últimos tres balances, potenciada ahora por el destino de Primera Nacional al que conduce el último escalón de la Tabla Anual. El cómputo de la temporada le añadirá los 14 partidos de la Primera Fase de la Copa de la Liga a los 27 encuentros que formaron parte del primer semestre futbolístico de 2023, lo que, en principio, prolongará el suspenso por los descensos y las copas hasta el miércoles 29 de noviembre.
En apenas seis meses de competencia, Unión, Huracán y Vélez, tres de los elencos más comprometidos por sus cosechas inmediatas, han visto transitar a cuatro entrenadores diferentes. ¡Cuatro! Entre ellos hay un nombre en común, Sebastián Méndez, quien de la noche a la mañana huyó del Tatengue y se refugió en el Fortín. Algo así como ‘el pase del año’. Méndez, quien también supo pegar el portazo en Belgrano un par de años atrás, es el mismo que ‘incendió’ a sus dirigidos en la conferencia de prensa posterior al Huracán 1-Vélez 0 de la última fecha del campeonato, un partido que tuvo su ‘alargue’ con la cobarde agresión de los barrabravas de la entidad de Liniers en perjuicio de varios juveniles del plantel.
Por los 28 equipos de la máxima categoría pasaron 53 técnicos y sólo 13 clubes sostuvieron al estratega por el que apostaron al inicio de la temporada. En este último lote se encuentran Talleres y Belgrano.
Por si acaso, apenas concluyó el primer torneo del año, arrancó el lobby de varias instituciones para que ahuyentar al fantasma más temido. “El Torneo de la Liga Profesional es de 28 clubes y con dos descensos ¡Aflojen con las operetas, muchachos!”, tuiteó Pablo Toviggino, tesorero de la AFA y exégeta de la gestión Tapia en las redes sociales. En la cancha virtual, el armador político de la actual conducción afista no pierde ocasión para alardear impunidad. En el transcurso del último certamen, Toviggino cruzó con dureza a Talleres, Atlético Tucumán y Godoy Cruz por sus quejas contra las recurrentes pifias arbitrales y las polémicas del VAR.
Aunque cueste creerlo, el encargado de las finanzas afistas tiene como asiduo festejador de sus escritos a Federico Beligoy, Director Nacional de Arbitraje y Secretario General de la Triple A (Asociación Argentina de Árbitros), considerado ‘el gremio amigo’ en los pasillos del porteño edificio de Viamonte 1.366. Beligoy oficia de juez y parte. Es la cara visible del momento más mediocre y más oscuro del referato argentino.
Otra vez juntos
En medio de tanto desorden, los tres clubes cordobeses volvieron a desafiar a los anárquicos mandatos de la TV, cuyo prime time muchas veces no tiene nada que envidiarle al célebre ‘Cultura para todos’ de Les Luthiers. A contramano de las tácticas y estrategias de la pantalla chica, promotoras de la desmovilización popular y del enriquecimiento de los que lucran con un fútbol para pocos, Talleres, Belgrano e Instituto pusieron 1,5 millón de personas en las tribunas en los 41 partidos que sumaron jugando de locales.
El Albiazul se quedó con un histórico subcampeonato, lamentando las tres derrotas del inicio (contra Independiente, Vélez y Banfield) y los tres empates del final (ante Godoy Cruz, Unión y Gimnasia) que le impidieron sumar más puntos en casa y tal vez forzar un final de ‘bandera verde’.
En la columna del haber del equipo de Javier Gandolfi -el ayudante de campo que Demichelis imaginaba a su lado- quedaron registrados el inobjetable triunfo ante el campeón River (al que también eliminó en Copa Argentina), el invicto en los clásicos (3-0 ante Instituto en Alta Córdoba y 1-1 frente a Belgrano en Alberdi), la ‘chapa’ de mejor visitante (64% de eficacia), la elección de Rodrigo Garro como el jugador más valioso del torneo y el nombre de Michael Santos en la cima de la tabla de artilleros.
El delantero uruguayo compartió el peldaño más alto del podio con su colega Pablo Vegetti, el capitán de Belgrano cuyo aporte goleador (13 sobre 20 tantos) resultó determinante para la suerte del equipo que conduce Guillermo Farré. Más allá de algunas tempestades y de un final de campeonato marcado por la incertidumbre (seis partidos sin ganar y sin marcar goles), el Pirata puede jactarse de haber navegado por aguas calmas y hasta de haber transitado durante gran parte del viaje en cercanías de la zona de alta mar. Antes de tirar el ancla, despachó hacia Brasil a su tesoro más preciado, el ‘distinto’ Bruno Zapelli. La posterior deserción de Vegetti (“era el momento de salir de la zona de confort”, dijo al justificar su pase al Vasco da Gama) dejó desorientado a los timoneles del bergantín.
De los recién ascendidos, Instituto fue el que tuvo más complicaciones para hacer pie en la nueva divisional. De hecho, la dirigencia albirroja resolvió cambiar de entrenador tres meses después de haberle renovado su confianza. “Hay DT para rato”, tituló el diario ‘Olé’ en alusión a Bovaglio el 3 de marzo pasado. Once fechas más tarde, Diego Dabove se hacía cargo de La Gloria.
Los puntos altos del Albirrojo fueron el batacazo ante Boca en La Bombonera (fin del ciclo de Hugo Ibarra en el Xeneize), y los triunfos sobre Belgrano y Arsenal, rival directo en eso de andar contando milésimas. Adrián Martínez, autor de 11 goles, fue su jugador destacado. Entre ‘Maravilla’, Santos y Vegetti sumaron 37 tantos. El eficaz tridente de los clubes cordobeses superó la cosecha de 23 equipos ligueros; quedando a la par de Godoy Cruz y debajo de River (50), Talleres (42) y Lanús (38).
Los movimientos de las internas de las tribunas no estuvieron ausentes en los principales clubes del fútbol de La Docta, cuya presencia en la Liga Profesional también potencia varios universos paralelos. De un tiempo a esta parte, las peleas entre facciones de una misma divisa pasaron a ser un nuevo clásico en el fútbol argentino. Sin ir más lejos, la víctima número 348 -todavía no incluida en el meticuloso relevamiento de la ONG ‘Salvemos al Fútbol’- se produjo hace apenas algunos días, luego de un enfrentamiento entre parciales de Lanús que se produjo en las adyacencias del estadio granate, una hora antes del partido que el elenco conducido por Frank Darío Kudelka le ganó al Caballo del Comisario, Barracas Central.
A la hora de barajar y dar de nuevo, varias cartas importantes se cayeron del mazo. A Vegetti, el ‘as de espadas’ de Belgrano, se le suman Santos y Valoyes, los ‘siete bravos’ de Talleres, y algunas otras barajas como Beltrán, Véliz, Retegui, Rojas y Vombergar, también del palo de los goleadores. En Córdoba, las ausencias tratan de disimularse como se puede, con apuestas que devienen de intrincadas ingenierías y con valores promisorios que llegan desde ligas menos expectantes, de la mano de algunos recurrentes comedidos. En los ‘grandes’, como Boca y River, la fórmula también es repetida: algún ilustre conocido, como el trajinado Edinson Cavani, o un hombre de la casa, caso Lanzini o ‘Pity’ Martínez, entre bombos y platillos y fogoneos en los paneles. El show debe continuar.
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