Batacazo inaugural

Perú-Escocia fue el “Match 7” del Mundial de Argentina ’78, el partido numero 245 en la historia de la Copa de la FIFA y el primer duelo por los puntos que se disputó en el actual Estadio Mario Kempes. Y más que eso.

También fue la puesta en escena que mostró en el palco de autoridades a la nefasta Junta Militar que había usurpado el poder veintiséis meses atrás, acompañada por otros genocidas locales, interventores varios, autoridades eclesiásticas y el brasileño Jean-Marie Faustin Goedefroid de Havelange, más conocido como ‘Joao’, el por entonces intocable presidente de la FIFA. Ausente con aviso -llegaría unos días más tarde para sumarse como invitado de honor- el exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, ferviente impulsor del Plan Cóndor en aquellos tiempos dictatoriales y celebrity centenaria desde hace algunos días atrás.

Con la salvedad de aquellas estampas, hubo buena gente en las tribunas del flamante ‘Estadio Polideportivo Ciudad de Córdoba’ aquel sábado 3 de junio de 1978. Entre ellos, el cantante escocés Rod Stewart, quien se plegó a un desafinado coro de compatriotas que alentaba al elenco europeo al ritmo de las gaitas, tras una larguísima previa en los bares del centro. Según los registros de la FIFA, hubo 37.927 espectadores en aquel juego correspondiente a la jornada inaugural del Grupo 4, que tuvo lugar en simultáneo con Holanda-Irán, encuentro que se disputó en el ‘Ciudad de Mendoza’, cuatro años más tarde rebautizado como ‘Malvinas Argentinas’.

Perú 3-Escocia 1 fue el primer golpe de escena del Mundial ’78. Los europeos habían llegado al torneo con la ‘chapa’ de haber eliminado a Checoslovaquia, el campeón vigente de la Eurocopa. Entre sus 22 representantes mundialistas, el combinado nacional más antiguo del mundo trajo a la Argentina a quince futbolistas que jugaban en la Premier League.

Los incaicos, por su parte, habían transitado una clasificación sin sobresaltos, ganando el grupo que compartieron con Chile y Ecuador, y quedando segundo en el triangular final que jugaron con Brasil y Bolivia en la ciudad colombiana de Bogotá. No obstante, aquel plantel arrastraba un enfrentamiento interno -Alianza Lima vs. Sporting Cristal- que acabaría explotando en plena Copa del Mundo.

“La sugerencia de que quizá no ganemos es impensable y puede descartarse de plano”, pudo leerse en ‘la previa’ del diario The Glasgow Herald.

Un tempranero gol de Joe Jordan, el artillero del Manchester United, pareció confirmar el presagio periodístico, pero César Cueto reestableció la igualdad a minutos del descanso. En el inicio del complemento, el equipo azul marino desperdició una chance inmejorable para ponerse otra vez en ventaja: penal ejecutado por Don Masson y atajado por Ramón Quiroga, arquero ‘con cosas de Fillol y modales de Gatti; pelito con glostora, medias sin canilleras y movimientos de líbero’, según reseñó años atrás el periodista peruano Miguel Villegas, en una nota del diario ‘El Comercio’.

Luego llegarían dos decisivas intervenciones de Teófilo Cubillas, el jugador que Pelé había señalado como su sucesor en pleno desarrollo del Mundial de México ’70. Dos golazos, incluido uno de tiro libre que la FIFA eligió como uno de los mejores de los 2.720 que se convirtieron en la historia de la Copa del Mundo, sellaron el triunfo peruano.

Testimonios de época

“Yo no me vendí”. Ramón Quiroga –“Chupete” para los argentinos; “el Loco” para los peruanos- repite la frase como una letanía. La entrevista que le realicé con motivo del 25° aniversario de la XI Copa del Mundo de la FIFA, en el año 2003, no fue la excepción. “Argentina tuvo una noche brillante y nosotros fuimos un desastre; esa es la única explicación”, sostuvo acerca del 6-0 del 21 de junio de 1978, que despidió a Perú del certamen con un registro de dos victorias, un empate y tres derrotas, y que le permitió al equipo anfitrión acceder al partido final contra Holanda.

“Muchos dijeron que nosotros lo hicimos campeón a Argentina, pero creo que era lógico que se diera una diferencia tan amplia entre los dos seleccionados”, dijo Quiroga sobre el partido que se jugó en la cancha de Rosario Central, donde había debutado como profesional ocho años atrás, defendiendo el arco ‘canalla’. “Fue uno de esos partidos negros que uno tiene en su carrera, y lo digo en general, porque creo que esa noche jugué relativamente bien. Fue una lástima haber terminado así aquel torneo, ya que en la primera parte anduvimos ‘un balazo’, y eso que éramos los conejillos de indias de nuestro grupo”, recordó el rosarino, quien está radicado en Lima desde hace más de medio siglo y es comentarista de TV.

“¡Caramba, cómo no me voy a acordar de Córdoba!”. La inminencia de otro Perú-Argentina, el de las eliminatorias del Mundial de Brasil 2014, fue la excusa perfecta para hablar con ‘El Nene’ Cubillas, uno de los mejores jugadores de la historia de su país. “Tengo el mejor recuerdo de Córdoba. Mi aprecio, mi estimación y mi cariño hacia su gente estarán siempre, por el apoyo que tuvimos en aquel Mundial”, dijo el ‘10’ de Perú en Argentina ’78. Los goles de Cubillas -los dos que convirtió en el 3-1 ante Escocia y los tres que anotó en el 4-1 a Irán, también en el Chateau- fueron clave para que el seleccionado incaico ganara su grupo y le permitieron al futbolista quedarse con el Botín de Bronce, como tercer mejor goleador del torneo.

La goleada ante Argentina también fue motivo de conversación: “Se han dicho muchísimas cosas, pero fue simplemente un resultado. Cuando estábamos 0-0 tuvimos un pelotazo en el poste y otro que se fue cerca, y quizá todo hubiera sido diferente si nos poníamos en ventaja. Son cosas que pasan. El triunfo rival fue meritorio. No cuestiono nada, no hay nada”. Desde aquel invierno del ’78, Cubillas nunca volvió a pisar suelo cordobés.

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“Sabía lo que estaba pasando”. Roberto Mosquera también participó del primer partido oficial en el Estadio Córdoba, aunque su lugar en el banco de suplentes lo relegó al rol de testigo privilegiado del batacazo inaugural. Fue el integrante más joven del equipo peruano que jugó el Mundial ’78, al que define como “un capítulo de mi vida que cerré hace mucho tiempo”.

Mosquera volvería a Córdoba tres años después del 3-1 ante Escocia y del 4-1 frente a Irán, para jugar 21 partidos con la camiseta de Talleres. El reencuentro con algunos de sus compañeros de entonces -entre ellos, el campeón del mundo Daniel Valencia- se produjo el año pasado, cuando Sporting Cristal, equipo que dirigía, visitó a la ‘T’ por la Copa Libertadores de América. Aquella vez, un previo intercambio de mensajes propició un encuentro de más de una hora entre este periodista y el DT, sin grabador de por medio, en el hotel que le sirvió de concentración al conjunto peruano. “La charla mágica”, bautizó Mosquera a aquel café, que le permitió ponerse al día con las cosas de la ciudad que lo cobijó cuatro décadas atrás.

En aquel contacto previo, Mosquera también recordó el 21 de junio de 1978, el día de su cumpleaños número 22 y del 6-0 ante Argentina, con esta anécdota: “Cuando Videla entró al vestuario, me metí al baño para no darle la mano. El delegado de la Federación Peruana de Fútbol me multó con 100 dólares por eso, pero no me importó. ¡No saludo genocidas! Yo tenía y tengo familia en Buenos Aires, así que sabía muy bien todo lo que estaba pasando”.      

El campeón que no fue

Los escoceses llegaron al Mundial ’78 en medio de un clima de euforia que terminaría embriagando a propios y extraños. Antes de emprender el viaje hacia Argentina, los 22 seleccionados ensayaron la vuelta olímpica en el estadio Hampden Park, subidos a un colectivo descapotable. Desde allí se armó la caravana que despidió al equipo en el Aeropuerto de Prestwick. “Pueden agendar el 25 de junio como el día en que el fútbol escocés conquistara el mundo”, había declarado el DT Alistair ‘Ally’ MacLeod.

La inesperada derrota ante Perú (1-3), un humillante empate frente a Irán (1-1) y un insuficiente triunfo contra Holanda (3-2) armaron el ‘combo’ que eyectó a los británicos de aquella Copa del Mundo apenas ocho días después del debut. El delantero Willie Johnston se había adelantado a sus compañeros, expulsado del torneo y echado del país tras dar positivo en el control antidoping posterior al primer encuentro.

Aquella Escocia quedaría en la memoria colectiva como ‘La selección de los excesos’. De que la mala fama fue bien ganada, dan cuenta numerosos testimonios en Alta Gracia, la ciudad que ofició como base de operaciones del campeón que no fue. En ‘The Ally MacLeod Story’, su libro autobiográfico, el DT escocés, fallecido en 2004, escribió: “Soy un muy bien entrenador, que alguna vez tuvo unos días desastrosos en Argentina”.

La síntesis

Perú 3 – Escocia 1

Perú: Ramón Quiroga; Jaime Duarte, Rodolfo Manzo, Héctor Chumpitaz, Rubén Díaz; César Cueto, José Velásquez, Teófilo Cubillas; Juan José Muñante, Guillermo La Rosa, Juan Carlos Oblitas. DT: Marcos Calderón.

Escocia: Alan Rough; Stuart Kennedy, Martin Buchan, Tom Forsyth, Kenny Burns; Bruce Rioch, Don Masson, Asa Hartford; Kenny Dalglish, Joe Jordan, Willie Johnston. DT: Alistair MacLeod.

Incidencias: Primer tiempo: 14′ gol de Jordan (E); 43′ gol de Cueto (P). Segundo tiempo: 17′ Hugo Sotil por La Rosa (P); 18m Quiroga (P) le atajó un penal a Masson; 25m Archie Gemmill por Rioch (E); 25m Lou Macari por Mason (E); 27m gol de Cubillas (P); 32m gol de Cubillas (P); 37m Percy Rojas por Cueto (P).

Estadio: Córdoba (Córdoba). Árbitro: Ulf Eriksson, de Suecia. Fecha: 3 de junio de 1978.