Camila Maldonado es voleibolista oriunda de Río Cuarto y con residencia en España desde hace diez años. Fue jugadora y figura del “blaugrana” durante seis temporadas, en las que llevó la cinta de capitana durante la última. Ahora es una de las estrellas del Voleibol Sant Cugat, también de la ciudad catalana.
Desde Río Cuarto, pasando por Córdoba, hacia el corazón
de Catalunya. Casi sin escalas. Esa fue la experiencia de Camila Maldonado,
jugadora de vóley con actual residencia en Barcelona, oriunda del “Imperio”.
Maldonado tiene 25 años y hace poco más de diez que vive
en aquella ciudad española. Su carrera dentro del vóley femenino la llevó a
integrar el equipo del Barcelona durante seis años -en dos etapas: la
primera de cuatro, y la segunda de otros dos-. Fue referente, figura y
capitana.
Actualmente, Maldonado juega en el Voleibol Sant Cugat,
otro equipo catalán que juega en la Superliga 1, la máxima categoría del
vóley femenino nacional.
Dejar el país
Con 14 años, Maldonado tuvo una de las chances más importantes
de su vida. El vóley había sido un hobby para ella hasta el momento: “Practiqué
muchos deportes, siempre me gustaron. El vóley fue de casualidad. Con una
amiga queríamos hacer algo juntas y comenzamos a jugar en un club al frente de
mi colegio”, cuenta Camila vía telefónica desde Barcelona.
El deporte comenzó a ser un escape para Maldonado: “Siempre
tuve complejos con mi altura, era alta desde chiquita, pero ese era un lugar en
donde me podía expresar sin problemas. Mientras estuve en Argentina, de todas formas,
fue más un pasatiempo”, indica rememorando su infancia con el vóley.
Camila Maldonado defendiendo los colores “blaugranas”.
El padre de Camila Maldonado trabajaba en Barcelona, y el
jefe de la empresa donde trabajaba era presidente de un club: “Me dijo que
fuera a España a visitar a mi papá y, de paso, probarme. Jugué unos meses y me
contactó un centro de alto rendimiento. Entrené un par de veces y me volví a
Argentina”, recuerda.
Luego de algunos meses, Maldonado recibió un llamado por
parte del centro de alto rendimiento: “Querían saber si estaba interesada en
participar de un nuevo proyecto que estaban armando. Fue un poco
precipitado, pero decidimos ir a España a probar suerte y reunir a la familia
otra vez”.
Maldonado con la camiseta del Voleibol Sant Cugat, su actual equipo.
Eran épocas complicadas para la familia, que decidió
armar las valijas y emprender viaje hacia el otro lado del charco: “Nos veíamos
muy poco con mi papá, la tecnología no ayudaba tanto. Fue un año que con mi mamá
y mis hermanas estuvimos solas en Argentina. Fue una buena oportunidad para
juntarnos otra vez”.
Vivir en Barcelona
Maldonado vivió en Río Cuarto hasta los 5 años, cuando se
mudó Córdoba. De todas maneras, pasó mucho de su tiempo en el “Imperio”, ya que
la mayoría de sus familiares son de acá. El contraste del interior argentino a
la gran ciudad de Barcelona requirió de un período de adaptación.
“Al principio fue duro. La primera vez que me vine a
España fue la primera vez que me subí a un avión, fue un cambio de cero a
cien en dos días. Yo vine primera, después vino mi mamá con mis hermanas.
Ahí nomás empecé el colegio. Me fui a vivir al Centro de Alto Rendimiento, ahí
estudiaba, entrenaba y la vida era toda ahí, diferente a lo que conocía”, rememora
Camila.
El idioma fue uno de los principales inconvenientes, ya
que el catalán es muy hablado en la ciudad: “Te enseñan en catalán, tenés libros
en catalán, me costaba comunicarme con la gente. De a poco con un diccionario
fui estudiando y siempre la gente me ayudó a integrarme”.
La adaptación a una nueva vida puede ser complicada, pero
luego de diez años en Barcelona, Maldonado ve en retrospectiva: “Cuando te
acostumbras es difícil volver atrás. Hay seguridad a nivel económico, una
tranquilidad para tener tus cosas, ir por la calle sin ninguna inseguridad. En Barcelona
me encanta la vida, llevo 10 años acá y me quedan cosas por descubrir”, expresa
Maldonado.
Su carrera en el vóley
“Yo siempre digo que el vóley me encontró a mí, no lo
busqué”, anuncia Maldonado desde el otro lado del Atlántico. Su relación
con el deporte es muy fuerte, pero no particular. Quizás podría haber sido vóley,
o handball, u otra disciplina.
“Al principio no me puse ningún objetivo. Siempre tuve
espíritu competitivo y de superación. Cada vez fui mejor en lo que estaba
haciendo. Al día de hoy el vóley es lo que me da de comer y me encanta, es
algo que me apasiona”, cuenta la voleibolista. El camino elegido fue el
indicado.
El vóley en España es un deporte minoritario y menos
difundido por los medios que en nuestro país. Sin embargo, la actividad
deportiva es muy apoyada en España: “En las primeras ligas y si sos buena
jugadora, podés vivir de esto. Igualmente, depende mucho del club en el que
estés. No sé si en Argentina se puede lograr eso. Acá la Liga no es
profesional pero las jugadoras sí. Lo que sí, las condiciones son un poco
precarias, porque nosotras cobramos los meses que estamos entrenando que son 6-7
meses y durante el resto hay que buscar otra cosa”, explica Camila.
Maldonado, en la punta derecha, con la “7” del Barcelona en su espalda.
– ¿Cómo fue tu llegada a Barcelona?
– Después de dos años en el Centro, cuando terminas el
colegio te vas a un club. Había clubes en Catalunya que se interesaron por mí,
uno de ellos era el Barcelona. Acababa de ascender justo ese año a la Superliga
1. Buscaba formar un equipo competitivo con gente joven que tomara el relevo. El
proyecto me gustó mucho, la dinámica del grupo, y también el nombre del
Barcelona resalta. Estuve cuatro años, los mismos en que cursé mi carrera
universitaria, combiné deporte y estudios. Fue muy bonito, nos clasificamos
todos los años a la Copa de la Reina -como la Copa del Rey en fútbol-, también
a los play-offs, para ser un equipo recién ascendido logramos cosas muy bonitas.
Después me fui a jugar a un equipo de La Rioja, y volví dos años más al
Barcelona en donde fui capitana y fuimos subcampeonas.
– ¿Qué recordás de esa temporada en la que fueron
subcampeonas?
– La verdad que fue una de las mejores temporadas de mi
carrera deportiva. El Barcelona fue, es y será el club de mi vida. Ahí
debuté con 17 años en Superliga 1 y me convertí en profesional del vóley. Siempre
fue mi sueño hacer algo grande en ese club. Ser capitana y tener un título, que
para mí si lo fue, fue bonito, sobre todo por el grupo que formamos.
– Conocemos al Barcelona por su fútbol, y por la gran
figura de Lionel Messi. ¿Cómo es el Barcelona como club, por dentro?
– El Barca de vóley, por ser el Barca, gana mucho. Me
abrió muchas puertas, como hacerme conocida en Argentina. Al final cuando vestís
esa camiseta te da un estatus y un reconocimiento muy bonito. Es verdad que
a nivel estructura del club, el vóley es considerada una sección fuera del
Fútbol Club Barcelona, quien es patrocinador de estas secciones amateurs: vóley,
hockey, rugby, hay varios deportes. Es como un patrocinador que te da su
marca, su ropa y los servicios médicos. A partir de ahí ya el club se tenía que
buscar un poco la vida y generarse ingresos por todo lo que es la cantera y
otras partes del club. Tiene sus pro y contras, a favor al final sos el Barca,
pudimos viajar mucho y jugar torneos internacionales por ser el Barcelona, pero
al final te limitaba porque no podías tener patrocinadores que no fueran el
mismo FC Barcelona.
– ¿Cómo se dio tu salida del Barcelona?
– Después de ese año en el que fuimos
subcampeonas, el club no estaba preparado económicamente para lo que fue esa
temporada y pasó un poco de factura. El grupo no tenía mucha viabilidad, las
jugadoras se empezaron a ir y quedó un poco a la deriva. El proyecto ya no era
tan llamativo, no estaba segura de que hubiese un equipo muy competitivo. Esperé
muchos meses, faltaba poco para empezar la pretemporada y no sabía donde iba a
jugar. Uno quiere estar en un entorno competitivo, decidí marcharme y me fui
al otro equipo catalán de Superliga 1 que es donde estoy ahora. El
Barcelona el año pasado, descendió.
Con diez años viviendo en el centro de Catalunya, el
acento de Camila ya suena como el de una chica barcelonesa, más que cordobesa. Buscando
siempre un nuevo desafío, lo cierto es que su futuro es próspero en el vóley español.
El plantel del Voleibol Sant Cugat.
Ahora, Maldonado se ocupa de su presente en el Voleibol Sant Cugat. La pandemia también complicó las competencias en Barcelona, pero los equipos se fueron reinventando: “De a poco se arreglaron las cosas. Estamos compitiendo bien. A veces queda un calendario comprimido por alguna suspensión de un partido, pero preferimos eso a no competir. Hasta ahora, estamos haciendo una de las mejores temporadas del club y esperemos que siga así”.
Fotos: Gentileza Camila Maldonado Redacción Al Toque