Fútbol
“Fita” Romero: “La vida me dio una segunda oportunidad y la disfruto al máximo”
Rafael Romero defendió los colores de Atlético Adelia María hasta abril de 2016, momento en el que su carrera fue interrumpida luego de sufrir un accidente contra uno de los paredones que delimitan el campo de juego de la cancha de San Martín de Vicuña Mackenna. Una semana en terapia, cadenas de oración y un grupo de profesionales supieron sacar la situación adelante. Hoy, a cinco años del episodio, el ex defensor recuerda y reflexiona.
17 de abril de 2016. Se enfrentaban en el Parque Centenario de Vicuña Mackenna dos equipos con realidad distintas: el local venía encumbrado en lo que significaba el inicio del primer torneo de la temporada, la visita llegaba al duelo urgido de su primera victoria y con intenciones de tomar un respiro en la tabla de los promedios.
Se jugaban cinco minutos del segundo tiempo del duelo entre San Martín de Vicuña Mackenna y Atlético Adelia María válido a la quinta fecha del Torneo Apertura de Primera A de Liga Regional de Río Cuarto. Los visitantes ganaban por 2 a 0 y así conseguían sumar de a tres por primera vez en el año. Rafael “Fita” Romero (29 años), con los colores adeliamarienses, y Juan Saharrea, delantero “patriota”, van a disputar el balón sobre uno de los costados del estadio “Parque Centenario”.
Lo que pareció un forcejeo más, típico de un deporte de contacto, terminó en semanas de angustia para todo el mundo futbolero de la región. La infraestructura del estadio, y la distancia entre la línea lateral y el límite para los simpatizantes jugaron una mala pasada.“Fita” perdió el equilibrio y sufrió un duro golpe en la cabeza al chocar con el paredón perimetral, que combina con el alambrado. El árbitro Franco Bergese decide terminantemente suspender el encuentro. Romero corrió con la desgracia de una fractura de cráneo e internación de urgencia a Río Cuarto.
Con “Fita” en terapia e inconsciente, la vida tendía de un hilo. Los doctores del Hospital San Antonio de Padua intervenían al defensor y esperaban una favorable evolución. Mientras tanto, en toda Adelia María realizaban cadenas de oración, futbolistas de primer nivel mandaban videos deseando una pronta recuperación y Atlético, por razones obvias, postergaba el próximo cotejo. Una familia entera sufría.
Casi quince días después, Atlético volvió a saltar a la cancha en uno de los adelantados de la fecha 7 y superó a Deportivo Municipal de Reducción de visitante por 2 a 0 con goles de Maximiliano Álvarez, por duplicado. “En las buenas todos juntos, en las malas mucho más. Fuerza Fita. C.A.A.M.”, decía la bandera que desplegó el plantel “canalla” al momento de saltar al campo de juego. El partido fue especial. El triunfo también. Todo para “Fita”.
La parte más intensa de esa angustia se extendió por una semana, “Fita” despertó a los siete días. Estaba acostado en una sala común del hospital y sin saber qué había pasado. Mientras corrieron los días, de a poco se fue anoticiando del hecho y recibió el duro comunicado que no podía seguir jugando al fútbol. Lo fundamental y más importante: continuaba con vida.
A partir del alta, unas semanas después, Romero debió someterse a tareas de rehabilitación. Su cabeza comenzaba de nuevo y su motricidad debía reacomodarse.
Por fortuna todo terminó en final feliz. Si bien “Fita” Romero nunca más volvió a calzarse la camiseta de Atlético Adelia María, retornó a su casa y ocupó el puesto de preparador físico desde 2017 a 2019. En su nueva función fue homenajeado el 27 de noviembre de 2017, en una noche puramente «canalla», que marcó los retiros de la actividad de Marcelo «Bocha» Siliano, Pablo Pezzini y Luciano Vogliotti.
Además de profe, Romero entrena para carreras de montaña con un grupo de atletas de la región. Y con el tiempo, también recibió la gran noticia del alta definitivo.
A cinco años de aquel trágico desenlace, Rafael Romero vuelve a abrir esa página. Recuerda, describe y reflexiona. Hoy tiene 34 años, es profe dentro de Atlético en el área de natación y se ilusiona con volver a ser parte del plantel de fútbol.
– ¿Cómo es tu actualidad?
– Estoy trabando como profe en el club (Atlético Adelia María), pero no en el fútbol sino en la parte de natación. Desde hace unos seis años estoy en esta área, trabajando con adultos y que hace poco agregó clases en esta parte del año por tener pileta climatizada. Hace dos años que no estoy en el plantel de fútbol, me tomé un tiempo porque lo necesita, sentía que me consumía demasiado tiempo, aunque aún me apasiona. Sé que en algún momento voy a volver. Además soy preceptor y coordinador de cursos en un colegio secundario.
– Además de profe hay una versión de atleta…
– Cuando me empecé a recuperar del accidente no podía hacer deportes de contacto, entonces empecé a correr, porque me gustaba, me mantenía activo y en forma. Un amigo me invitó a sumarme a un grupo que entrena con una profe de Carlos Paz y ahí sigo. Participé en una carrera de montaña, no me enfoco en la competencia, sino que lo hago por gusto.
– ¿Y al fútbol nunca más?
– Volví a jugar cuando me dieron el alta definitiva. Lo hice con amigos a pesar de que me habilitaban para volver a jugar normalmente en un equipo, pero por decisión propia, junto con mi familia, decidí no hacerlo más. Tampoco me llama la atención, no me desespera jugar.
– No fue difícil entonces la decisión…
– Al principio iba a la cancha y me preguntaba por qué me había pasado a mí ese accidente. Hasta el día de hoy me lo pregunto, porque era muy joven y tenía muchos años por delante en el equipo. Hubiera querido terminar de la mejor forma, o de la forma que yo quería. Hoy en día estoy re bien, pero hubiera preferido otro cierre. No pasa nada…lo importante es que hoy estoy acá.
– ¿Llegaste a disfrutarlo del todo? ¿Quedó algo pendiente?
– Al fútbol lo disfruté siempre, desde chiquito hasta la Primera. Como pendiente me quedó salir campeón estando en cancha. Estuve en los dos planteles que se consagraron en Atlético, pero en 2004 era muy chico y no tuve tanto lugar, y en el 2007 era titular, jugué todo el primer torneo en el que salió campeón Toro, aunque por una lesión de ligamentos me perdí ese segundo campeonato que dimos la vuelta. Fui campeón, pero no de forma activa. Me quedó esa deuda.
– ¿Cómo fueron esos días tras el accidente?
– Estuve una semana en terapia, después de eso me desperté sin saber qué me había pasado. Un día entró mi mamá y me contó todo, desde el golpe hasta todo lo posterior. Llevó un tiempo para que me contaran todos los detalles, porque no sabían cómo iba a reaccionar. Lo que sé es que circularon varios videos, aunque preferí no verlos. También hubo un montón de mensajes y acciones de apoyo, de eso sí me hicieron saber.
– ¿El Club Atlético Adelia María cómo actuó?
– Del club no tengo nada para decir, hasta el día de hoy sigo vinculado y siempre estuvieron muy atentos conmigo. No sólo por el accidente, antes de eso ya era así el trato. El cariño que he recibido a lo largo de los años fue impresionante, tanto Diego Cucurello, como ‘Pepe’ Bohorquez, Pablo Borgogno, mis ex compañeros, un amigo como Martín Dopazo, Pablo Bosco, Mario Menardi, Vogliotti, y mucha gente ligada al fútbol la he sentido muy cercana. Hubo muchos abrazos, lágrimas de por medio y sentimientos que quedan para siempre.
– En el episodio también estuvo Saharrea…
– Lo de Juan fue excelente, como lo de todo San Martín. El chico siempre se preocupó y estuvo en contacto. Fue una desgracia, un forcejeo en el que él también fue parte. No hubo mala intención, una jugada de partido donde pasó lo que tuvo que pasar. Con el tiempo viví algo muy lindo en cancha de San Martín: en un partido contra Atlético, yo ya trabajando como profe, se arma un tumulto entre jugadores, voy a separar a un sector de la cancha donde estaba la gente de ellos. Al momento que me acerco todo el mundo se quedó en silencio, no discutió más y me empezó a preguntar cómo estaba, como si fuera un familiar. Se me bajaron las revoluciones y viví un momento emocionante.
– ¿Te costó volver a estar bien?
– La rehabilitación me llevó mucho tiempo, es lo que me tuvo un poco mal. Al principio no podía mantener el equilibrio, no caminaba solo. Después de salir del hospital me quedé en Río Cuarto, cerca de los médicos porque aún no me podía manejar solo. Me llevó un año más estar bien, obviamente siempre con controles y con secuelas que aparecían en ese primer tiempo.
– ¿Cuesta hablar de ese episodio?
– Estoy tratándome en terapia, tengo varias cuestiones personales y entre ellas las del accidente. La fecha es imborrable, siempre la tengo presente. Fueron días muy intensos y los recuerdos llegan, ya sea por fotos o en diferentes comentarios. Los días tristes fueron para los que me rodean, porque yo estaba inconsciente, me golpeé y no me enteré de nada. Eso aún me mueve bastante, por eso lo estoy tratando. No creo que me olvide, pero sí quiero sobrellevarlo de una mejor manera, tomarlo distinto.
– ¿Y qué reflexión se hace?
– La vida me dio una segunda oportunidad. A partir de ahí empecé a pensar mucho en cómo disfrutarla. Trato de que la rutina no pese mucho y que cada momento sea aprovechado al máximo. A la gente que me rodea le transmito lo mismo, les digo que se tomen su tiempo en algo que realmente les guste. Obviamente todos tenemos nuestros problemas, pero de cada cosa hay que sacarle lo positivo. Lo mío fue un problemón en ese momento, es por eso que ahora disfruto al máximo la segunda oportunidad.
Redacción Al Toque
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