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Fútbol y narcotráfico, un trampolín casi perfecto

El caso Pablo Esser revolucionó a la familia de Sportivo Belgrano de San Francisco. O quizá no tanto. El presidente de la institución fue detenido hace una semana porque se sospecha que es el líder de una banda dedicada al narcotráfico y al lavado de dinero. Una añeja relación que salpica al balompié.

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El presidente de Sportivo Belgrano, Pablo Esser, está detenido acusado de narcotráfico y lavado de dinero.

Exactamente pasó un año y cinco meses de distancia entre el caso de Jhon Viáfara, ex jugador de la Selección de Colombia y campeón de la Copa Libertadores 2004 con Once Caldas, y Pablo Esser, presidente del Club Sportivo Belgrano de San Francisco, donde la droga metió la nariz. Vaya paradoja.

El caso de Viáfara fue el último hecho público que se conoció (hasta el de Esser) de la relación añeja que mantienen el fútbol y el narcotráfico: un cóctel peligroso.

El colombiano fue detenido el 23 de marzo  de 2019 en la ciudad de Cali sospechado de ser parte de una banda dedicada al narcotráfico, delito por el que la justicia lo extraditó a Estados Unidos. A sus 41 años, el héroe de Once Caldas en la Copa Libertadores 2004, ni siquiera presentó defensa ferviente ante los cargos en su contra y hoy cumple su condena en prisión.

Pablo Esser le quitó el protagonismo al mediocampista colombiano (al menos en toda Argentina), cuando el pasado 23 de septiembre fue detenido acusado de ser parte de una banda dedicada al narcotráfico y lavado de dinero vinculada con Los Monos (organización delictiva oriunda de Rosario – Santa Fe).

El presidente de Sportivo Belgrano de San Francisco cayó luego de que el fiscal federal de la ciudad del oeste cordobés, Luis María Viaut, lleve varios meses de investigación a partir de una denuncia anónima que apuntó a la banda que se dedicaba a la venta de estupefacientes y al lavado de activos, utilizando la emisión de facturas apócrifas.

Esser, ex futbolista que pasó por Estudiantes, está detenido acusado de narcotráfico y lavado de dinero.

Esser, dueño de una financiera (que fue allanada junto a otras oficinas), utilizaba su negocio paralelo a la institución para llevar adelante sus hechos delictivos que incluían emisión de cheques y circulación de droga. Además del dirigente del “verde”, cayeron Juan Carlos «Cuchu» Bosio, mano derecha del titular del club, y otras 12 personas. Estuvo prófugo Braian Requena, uno de los jefes del sector de la barra «Los Mismos de Siempre», quien se entregó este martes.

Ante la detención del máximo dirigente de Sportivo Belgrano, el ex goleador Juan Manuel Aróstegui – hasta hace poco era vicepresidente primero – tomó el cargo. «No vengo con ninguna fórmula nueva, vengo a poner la cara y a desvincular al club de algo que no tiene nada que ver», sostuvo el ex jugador en una conferencia de prensa donde el clima estaba más tenso que nunca.

Aróstegui tomó el cargo y será presidente al menos hasta abril 2021. Su función será poner en funcionamiento a Sportivo Belgrano en condiciones normales. El ex goleador sólo deberá preocuparse, por el momento, por la parte institucional y administrativa, ya que el Torneo Federal A no tiene una potencial reanudación. “Sé que es una persona inteligente (Pablo Esser), y lo más lógico sería que dé un paso al costado por el bien de la institución», sentenció el nuevo presidente.

Aróstegui, ídolo eterno en Sportivo Belgrano, busca reorganizar la institución tras la detención de Esser.

Los casos Viáfara y Esser demuestran una vez más los nexos que existen entre el deporte “más bonito” y los hechos delictivos vinculados al narcotráfico y lavado de dinero.

Colombia y México pican en punta en estos asuntos, con procesos, sumarios, detenciones y hasta muertes. Aunque Argentina no se queda atrás y los barras bravas con base en Rosario y el Gran Buenos Aires toman cada vez más protagonismo.

El ex capitán de la Selección de México y con pasado en el Barcelona, Rafael Márquez, fue señalado por autoridades de Estados Unidos como “prestanombres” del crimen organizado. Sus empresas, entre ellas una escuela de fútbol, un club deportivo y una fundación sin fines de lucro, entraron en agosto del 2017 a la lista negra del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por supuestos nexos con el narcotraficante Raúl Flóres Hernández.

Rafa Márquez, uno de los ex futbolitas que se vinculó con los narcos mexicanos.

De la defensa mexicana pasamos a la delantera. El máximo goleador en la historia de la Selección Mexicana de Futbol, Jared Borgetti, estuvo como invitado al cumpleaños 63 del capo Francisco Rafael Arellano Félix, líder del cartel de Tijuana, en México, quien fue asesinado el 18 de octubre de 2013. En este caso la vinculación habría sido de amistad, aunque así mismo ESPN (cadena deportiva donde Borgetti hacía las veces de panelista) decidió suspenderlo.

Y desde México viajamos a Colombia, tierra predilecta por los narcos y castigada durante décadas por los prejuicios de ajenos. El colombiano Viáfara se sumó a una larga lista que se inició a comienzos de los ’80, cuando Pablo Emilio Escobar Gaviria, su Cartel de Medellín y el Cartel de Calí, propiedad los hermanos Rodríguez Orejuela, entraron con preponderancia, dinero y droga al fútbol cafetero.

Los equipos colombianos Medellín, América de Cali y Atlético Nacional fueron señalados por distintas fuentes como beneficiarios de Pablo Escobar. Amaño de partidos e incluso el asesinatos, de un árbitro (Álvaro Ortega) y un defensor de la Selección (Andrés Escobar), fueron algunos hechos que hicieron evidente cómo las batallas del narco habían pasado de las calles a las canchas.

Hace más de 30 años, René Higuita, uno de los más emblemáticos arqueros de Colombia sorprendió al mundo, no por una espectacular intervención entre los palos con ‘el Escorpión’, sino por mantener una relación cercana con Escobar e incluso de ser principal interventor en el secuestro de una menor. Estuvo preso durante seis meses y se le descubrieron un sinfín de propiedades que no supo argumentar su procedencia. Y, como si fuera poco, en septiembre de 2016 visitó a un jefe de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Omar Ortíz, Freddy Rincón, Wilson Pérez y Diego León Osorio son algunos de los otros casos que salieron a la luz en Colombia.

Brasil también tuvo lo suyo. El romperredes Adriano, con pasado en Inter de Milán, se asoció en 2014 a los traficantes en actividad en Vila Cruzeiro, con la finalidad de facilitar el tráfico ilícito de drogas y las actividades afines. Otro fue Vágner Love, quien tuvo que asistir al tribunal de su país para dar explicaciones sobre un video en el cual se lo vio llegar a una fiesta en una favela de Río de Janeiro, donde era escoltado por narcotraficantes con armas de alto calibre.

Pero el más emblemático en tierras cariocas es el hijo de Pelé. Edson Cholbi do Nascimiento, conocido como Edinho, quien ha sido arrestado varias veces en cumplimiento de procesos que afronta desde 2005 por lavado de dinero y tráfico de drogas. En 2014 fue detenido por blanqueo de fondos procedentes del narcotráfico y en 2017 fue sentenciado a cumplir 12 años, 10 meses y 15 días de prisión.

Edinho, uno de los hijos de Pelé, está en prisión acusado de narcotráfico.

De Pablo Escobar a Rafa Márquez, pasando por Adriano y Viáfara, hasta llegar a Esser. El fútbol es uno de los destinos favoritos de los delincuentes vinculados al narcotráfico y lavado de dinero. La gran mayoría lo ve como el trampolín perfecto para escalar niveles, construir poder y ganarse un nombre camuflándolo con logros deportivos.

Fuentes: Diario Marca / Doble Amarilla
Redacción Al Toque

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