El presente del rugby femenino de la ciudad está
totalmente paralizado debido a la inactividad deportiva. Los equipos continúan
entrenando de manera particular, casi sin planeamiento debido a que en el
horizonte no se avizora un retorno inmediato.
El Jockey Club mantiene la misma expectativa que otros
clubes, como es el caso del Aero Club. El conjunto hípico arrancó el
2020 con grandes expectativas para afianzar el equipo y sumar más jugadoras al
plantel, pero la pandemia afectó en gran medida sus objetivos.
La capitana del equipo, Karina Gilardi, se refirió
al momento que atraviesa el grupo, la situación personal de varias de sus
compañeras y su momento personal y deportivo.
– ¿Mantienen los entrenamientos de la misma manera que al
inicio del parate?
– Las primeras semanas de la cuarentena mantuvimos
entrenamientos pautados con el preparador físico. Durante las primeras ocho
semanas se tomó asistencia, pero después nos dimos cuenta que esto se iba a
extender más y no tenía sentido tomarla. Lo importante pasó a ser lo que
tenía que ver con los aspectos personales de cada una.
– Como capitana, ¿era una responsabilidad mantener el
ánimo del grupo?
– Sí, y sobre todo mantener el número de jugadoras. Este
año comenzamos muy bien en ese sentido. Mantener eso por sobre lo deportivo es
la clave ahora. La vuelta iba a ser bastante lejana y podíamos volver a
entrenar, pero de todas maneras la competencia quedaría alejada. En estos
momentos, la unión del grupo es muy importante.
Las esperanzas de competencia para lo que resta del año
son casi nulas según la capitana del Jockey Club: “Desde mayo la Unión Cordobesa
y varios clubes, incluidos nosotros, armaron un protocolo para regresar, pero
no hay nada en vistas de que pueda haber un retorno al club y, menos aún, a las
competencias”.
Durante la cuarentena, las jugadoras del Jockey
participaron de un torneo virtual organizado por la Unión Argentina de Rugby, en
el que cada asociación provincial se hacía cargo de su región. Esta actividad
se desarrolló para mantener los lazos deportivos que podían perderse durante el
aislamiento. “Ahora se hace un poco insostenible. Los ánimos de todos en
general están bastante bajos: árbitros, entrenadores, jugadores”, expresó
Gilardi.
– ¿En qué momento deportivo te encontró todo esto?
– Durante la pretemporada me propuse mejorar muchos
aspectos deportivos y físicos, y llegó la chance de ser capitana. Hace 3 años
que estoy en el club, desde que empezó el rugby femenino. Estaba muy
embalada en lo deportivo, y al principio mantuve los entrenamientos durante
bastante tiempo. Después se me hizo difícil con el trabajo, ya que soy
enfermera y tuve más durante la cuarentena. Ahora me doy cuenta que necesito al
club y la contención del equipo más que poder ir a correr.
– ¿Lo laboral se convirtió en prioridad, más aún teniendo
en cuenta la pandemia?
– Siempre es prioridad cuando uno come de lo que trabaja.
Por suerte en Río Cuarto nos mantuvimos bastante al margen del virus durante
las distintas fases. Ahora hay que ver cómo se va desarrollando la enfermedad en
la ciudad. Probablemente tengamos que estar mucho más al servicio de lo que
implique la pandemia que antes.
– El crecimiento del rugby femenino local, ¿se vio afectado por la pandemia? – Hubo muchas jugadoras que intentaron darse de baja porque no podían mantener el costo de la cuota o porque hacían trabajos independientes que no podían desarrollar durante la cuarentena. Eso nos genera una baja en el número. Como grupo nos estábamos consolidando bastante. No quiero hablar de lo que pasaría a futuro, pero el compromiso de muchos debido a esto se ve disminuido y, por consiguiente, el rugby también.
Foto: Rugby femenino Jockey Club
Redacción Al Toque